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Test drive: Volvo V90 Cross Country

Manejamos este espectacular station wagon off-road, un modelo cargado de lujo y tecnología, y que además, ofrece una versatilidad que rivaliza con cualquier buen SUV.

Test drive: Volvo V90 Cross Country

Veinte años atrás se produjo el debut mundial del Volvo V70 XC, una innovadora propuesta de la marca sueca para ofrecer versatilidad off-road en el segmento premium, mucho antes de que irrumpieran los actuales SUV.

Se trataba de una variante más agresiva y preparada para la aventura del station wagon V70, que además de la tracción AWD, incorporaba una estética más aventurera, protecciones bajas y de carrocería, un mayor despeje, suspensiones más robustas y cierto equipamiento pensado para los viajes outdoors.

El V70 Cross Country de 1997 dio origen en 2003 al afamado XC70, cuando Volvo lanzó la segunda generación del modelo, y hasta ahora no se habían realizado cambios significativos en un modelo que marcó la historia en muchos mercados, incluyendo el chileno.

Ahora, con el arribo a los mercados mundiales de la nueva generación de modelos de alta gama de Volvo, signados con el número 90, la firma lanza la nueva versión Cross Country, ahora del Volvo V90.

Este modelo se lanzó en Chile poco tiempo atrás y ahora pudimos ponerle las manos encima para deleitarnos con esta propuesta tan atractiva como eficiente respecto de cualquier SUV del segmento medio/alto premium.

El Volvo V90 Cross Country se vende en Chile por ahora con el motor 2.0 Turbodiésel D5, en versiones Momentum e Inscription, pero se agregarán a la oferta dos variantes gasolineras T5 y T6 y un paquete de entrada Kinetic. Los precios van desde los US$ 58.900 (T5 Kinetic) hasta los US$ 69.900 (D5 y T6 Inscription), valores muy superiores a los que tenía el fenecido XC70. ¿Se justifican?

Una base sólida

Ya hemos hablado de manera extensa del gran desarrollo tecnológico que ha estado haciendo Volvo desde que a principios de 2010 fuera vendido por Ford al grupo chino Geely por US$1.800 millones.

Tras un período de ajuste y el desarrollo de una nueva estrategia industrial y comercial, Volvo aprobó una inversión de 14.000 millones de dólares en cuatro años para desarrollar una nueva gama de modelos construidos sobre nuevas plataformas modulares y utilizando nuevas familias de motores.

El primero de esos modelos fue el SUV XC90, lanzado en 2015, y que dio inicio a la familia grande de la marca, que se completó con el sedán S90 (lee nuestro test drive aquí), el station wagon V90 y este crossover denominado V90 Cross Country.

Todos ellos comparten la misma plataforma escalable SPA y la familia de motores Drive-E, además de contar con el sistema de conectividad Sensus, el de seguridad IntelliSafe, y un nivel de confort y calidad que le permite a Volvo posicionarse sin ambigüedad frente a los fabricantes premium alemanes, pese a que ninguno de los tres considera a la marca sueca como un rival de verdad (cosas de alemanes).

Este modelo es el más grande de la marca, gracias a las diferentes protecciones exteriores que gana respecto del V90 convencional. Mide 4.939 mm de largo (3 mm más que el V90), 2.052 mm de ancho (+33 mm), 1.543 mm de alto (+68 mm) y tiene 2.941 mm entre ejes.

Si se le compara con el viejo XC70, el nuevo V90 Cross Country es 101 mm más largo, 176 mm más ancho, 58 mm más bajo y es 126 mm mayor entre los ejes. Por tamaño, el nuevo modelo es de un segmento claramente superior, mérito de la nueva plataforma modular con la que se construyen los nuevos Volvo.

¿Qué cosas diferencian a este modelo de un S90 o un V90 convencional? Primero, tiene un despeje al piso de 210 mm, unos 6 cm adicionales que sirven para mejorar el comportamiento off-road. Esto se consigue una nueva suspensión y neumáticos de mayor perfil. Asimismo, es capaz de vadear hasta 300 mm, cotas superiores a muchos SUV del segmento. Finalmente, tiene buenos ángulos de aproximación: 18,9º frontal, 17,7º ventral y 20,7º en salida.

Con esto, sumado al sistema de tracción total y al modo de conducción off-road, se obtiene una muy buena alternativa a quienes deseen un vehículo versátil, elegante y agradable de conducir.

Tecnología de vanguardia

El estilo general del Volvo V90 Cross Country es reminiscente de sus viejos cross-country, con una clara silueta de station wagon sobre elevado, pero es consistente con el elegante diseño de los nuevos Volvo.

Los pasos de rueda son más abultados, tiene defensas plásticas por todo el contorno, protecciones metálicas en los bajos y parachoques más prominentes, entre las principales diferencias.

Se mantiene la parrilla en posición horizontal con logo central, los grupos ópticos extendidos con el diseño LED del "Martillo de Thor", el capó cincelado y largo, y las líneas sinuosas y elegantes por el costado. Otra diferencia respecto del XC70 es la suave caída del portalón, que contrasta con el abrupto final que tenía el viejo modelo.

Bajo el capó se esconde una joya: el motor 2.0 litros turbodiésel D5 Twin-Turbo, que eroga 235 caballos y 480 Nm de par entre 1.750 y 2.250 rpm, y que incorpora la tecnología Drive-E para una mayor eficiencia en los consumos. Estos motores diésel cuentan con el sistema PowerPulse, que gracias a un compresor eléctrico inyecta aire al múltiple de salida para anular el efecto de Turbo Lag.

Con este motor, asociado a la excelente caja automática Geartronic de ocho velocidades y a un sistema de tracción AWD con diferenciales Haldex, el V90 Cross Country acelera de 0 a 100 km/h en 6,3 segundos y homologa casi 13 km/litro en ciclo mixto.

Gran dinámica

Probamos el Volvo V90 Cross Country en un evento especialmente diseñado por la marca, en donde pudimos manejar en ciudad, carretera de montaña, ruta de ripio y, como corolario, ejecutar algunos ejercicios para corroborar sus capacidades off-road.

Vamos por parte. Sobre asfalto hay pocos modelos de este segmento que anden tan bien. La virtud de este modelo es que se trata de un auto (o station wagon) con un poco sobre altura, y no un SUV propiamente tal.  Esto significa que propone un centro de gravedad más bajo y un comportamiento más neutro, resultando en una dinámica muy agradable.

Cuenta con un modo de manejo dinámico que vuelve más sensible el acelerador, recoge un par de marchas y afirma los amortiguadores, consiguiendo una sensación bastante deportiva, sin ser un auto desagradable por lo duro y brusco.

Ya sobre ripio y con modo automático, todo es más amigable y funciona perfecto para amortiguar de buena manera las irregularidades del camino. Si el piso se vuelve resbaladizo, el modo off-road del que ya hablamos puede bloquear el diferencial y convierte la transmisión en una especie de reductora, que por supuesto no lo es. El resultado es mucho par puesto en las ruedas adecuadas, consiguiendo una motricidad muy efectiva. Diría que funciona tan bien como el XC90, que es un SUV hecho y derecho.

 

La posición de manejo es agradable, ajustable y apta para quienes gustan de ir sentado más bajo o más alto. Dispone de muchas ayudas a la conducción, incluyendo una cámara en 360º, sensores perimetrales, aviso de cambio de carril y sensor de punto ciego, y aviso de colisión frontal con freno de emergencia, un elemento hoy más popular pero que fue inventado por Volvo. Y por cierto, un sistema de conducción semiautónomo, único en el segmento.

Por dentro ofrece un nivel de lujo sobresaliente, y un diseño minimalista como tanto gusta a los escandinavos. Destaca una pantalla táctil de nueve pulgadas en posición vertical, desde la que se gestionan, entre otras cosas, los sistemas de navegación y de audio Bowers & Wilkins, que tiene hasta 19 parlantes. 

Conclusión

¿Vale la pena ir por un V90 Cross Country en lugar de un SUV premium convencional? Dependerá de los gustos por los formatos y por el estilo de conducción.

Lo claro es que el V90 CC es muy confortable, elegante y, sin ánimo de equivocarme, mucho más equipado que alternativas alemanas de precio semejante. De todas maneras es el más seguro.

Anda muy bien. Es dinámico en carretera, confortable en ciudad, seguro en fuera de ruta. Ofrece modos de conducción más efectivas que facilitan el manejo en condiciones desiguales, motores eficientes y pujantes, y una base mecánica ligera y rígida. Diría que tiene un excelente compromiso entre ciudad, carretera y campo.

Es hermoso en su diseño, aunque se trate de algo subjetivo y sólo represente mi opinión. Es estilizado, proporcionado, elegante, muy diferente a las monstruosidades que representan los SUV, por muy bien diseñados que estén.

Sí, vale la pena. No es barato porque hay que tener sobre US$60.000, pero, nadie dijo que el lujo escandinavo era accesible.

 

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