La legendaria marca Russo-Baltique, herida de muerte en 1917 por la revolución bolchevique tras haberse paseado por Europa como vehículo oficial de la corte del zar Nicolás II, ha vuelto a resucitar justo un siglo después de su nacimiento.
El salón del automóvil de Ginebra 2007 exhibió el espectacular remake de esta reliquia del imperio zarista, rescatada del pasado en el 2003 por el diseñador ruso Ivan Chichkin y materializada en el 2005 por la firma Germana Gerg GmbH, de Munich.
El impresionante prototipo, que se inspira en los deportivos de los años treinta, cuesta la impresionante suma de 1,5 millones de euros (poco más de $1.075 millones chilenos).
Hasta ahora el modelo más caro de "producción en serie", si puede llamarse así, era el Bugatti Veyron, que sólo vale 1,3 millones de euros.
Fiel a sus orígenes aristocráticos y a su vocación deportiva, el modelo Impression equipa un poderoso motor Mercedes V12 bi-turbo de 555 caballos, capaz de mover a este despampanante coupé de cuatro plazas de 5,18 metros de largo y 1,85 de ancho, que exhibe sin complejo alguno en la calandra como imagen de marca el águila bicéfala de los viejos zares.
El stand oficial de Russo-Baltique en Ginebra no duda en acompañar la presentación del vehículo con la difusión de imágenes de la familia imperial paseando frente a su lujosa flota de vehículos.
Es la única concesión a la nostalgia, ya que el Impression está construido a mano pieza por pieza con la más moderna tecnología y los más sofisticados materiales de la industria automovilística, en su mayor parte fibra de carbono.
Del exterior del vehículo llama poderosamente la atención su imponente silueta que evoca al súper auto de Batman, así como su agresivo frontal y sus descomunales puertas en forma de alas de gaviota invertidas.
En el interior destaca la abundancia de cuero natural y un deslumbrante tablero a base de zebrano, una madera exótica procedente de África central.
"Hace falta una forma extravagante para llamar la atención", declaró Ivan Chichkin, quien no esconde su deseo de que su criatura sea adoptada por el actual inquilino del Kremlin.
Con un inconfundible aire retro y una imponente mecánica, el nuevo Russo-Baltique sólo podrá ser un capricho de excéntricos millonarios aficionados al lujo y los vehículos exclusivos.
El flamante Impression sólo será fabricado en una reducidísima serie de 10 a 15 unidades, a razón de dos o tres al año.
Construir esta pequeña obra de arte exige entre 12 y 18 meses, según el propio diseñador ruso, quien afirma haber rodado con un prototipo por carreteras rusas y alemanas a algo más de 300 kilómetros por hora, velocidad de crucero de los ferrocarriles de alta velocidad.
"Queremos levantar una suerte de puente entre Rusia y Europa y demostrar que los rusos somos capaces de llevar a término un proyecto como éste con los europeos", prosigue Chuckkin al aludir a la potente motorización aportada por Mercedes Benz.
Finalmente, agregar que la marca fue ganadora del Rally de Montecarlo de 1912 y del de San Sebastián un año después.
El Russo Baltique Impression ¿Una obra de ingeniería extrema, o un culto a la opulencia? Opinar
Fondos de Pantalla: Russo-Baltique Impression
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