Cuando se sostiene que será un duro rival para el BMW M3 es porque sus datos están por encima del otro alemán en discordia. Como indica su nombre, bajo el capó lleva el motor V8 6.3 de 457 CV, que son entregados a 6.800 rpm.
Su par motor tampoco se queda atrás, con 600 Nm a 5.000 rpm, pero además, entre las 2.000 y las 6.250 rpm, el par motor se mantiene por encima de los 500 Nm, ideal para las recuperaciones casi desde cualquier rango de revoluciones.
Con cifras así, no es de extrañar que alcance el 0-100 km/h en asombrosos 4,5 segundos. Eso sí, como es costumbre en su país de origen, la velocidad máxima está limitada a 250 km/h.
Del trabajo de toda esta potencia a las ruedas se encarga la transmisión AMG Speedshift Plus 7-GTronic. Equipada con levas en el volante, esta caja de cambios de 7 relaciones cuenta con 3 modos de conducción: Sport, Comfort y Manual.
Los diferentes modos se activan con sólo presionar un botón y en el modo Sport, la transición de una marcha a otra es un 30% más rápida que en el modo C y casi un 50% más que en el modo M.
Según Mercedes-Benz, la suspensión delantera tiene «un diseño completamente nuevo de tres brazos»; hasta que la veamos, no sabremos si efectivamente hay un brazo adicional (actualmente hay dos) o si Mercedes-Benz entiende que la columna McPherson es un brazo y por eso cuenta tres.
Las diferencias funcionales y decorativas son notables en esta versión, que es más larga, tiene pasos de rueda más anchos, entradas de aire mayores (con rejilla de panal) y algunos elementos específicos como los escapes o los faros antiniebla).
En la pantalla de información hay tres funciones específicas llamadas «Warm up», «Set Up» y «Race». La primera muestra la temperatura del refrigerante y el lubricante; la segunda, la función elegida del ESP y del cambio; la tercera es un cronómetro con función de tiempo por vuelta.
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