Tuvo que pasar una larga década para que Audi se animara a lanzar una segunda generación de su SUV de tres corridas de asientos Q7, originalmente presentado en el Salón de Frankfurt de 2005. Y 10 años son mucho tiempo en la industria automotora mundial, acostumbrada a ir a gran velocidad.
Sin considerar los avances vistos en otras marcas del mercado premium y los nuevos modelos que se sumaron a este segmento de SUV, es la propia marca de los anillos la que ha avanzado como pocas en desarrollos tecnológicos que, obviamente, no estaban disponibles en su modelo familiar.
Finalmente y tras privilegiar durante años el lanzamiento de otros modelos, Audi presentó finalmente la segunda generación de la Q7 en el Salón de Detroit de 2015, confirmado la importancia que este modelo tiene en su plan de crecimiento para Estados Unidos.
Y casi un año más tarde aterrizó en Chile, mostrando todos los adelantos de la firma alemana, la relevancia que los SUV tienen en su estrategia, y confirmando su aspiración de volver a alcanzar a los líderes del mercado premium, Mercedes Benz y BMW, o al revés, dependiendo del mes en que se los mida.
Mecánica
Quizás si el más relevante de esta segunda generación de la Q7 es el debut de la plataforma MLB Evo del Grupo Volkswagen, la misma que usa el SUV de súper lujo Bentley Bentayga, y que se caracteriza por el uso intensivo del aluminio en su construcción, que en este caso llega al 41%.
Eso, sumado al acero de alta resistencia utilizado en el chasis, rebaja significativamente el peso del modelo en 325 kilos hasta las dos toneladas, que no es poco, pero que está en el rango de los mejores del segmento.
El tamaño se reduce levemente hasta poco más de cinco metros de largo (5.052 mm) y casi dos de ancho (1.968 mm), con buenos 2.994 mm entre los ejes. Considerando que Audi logró rebajar el centro de gravedad en 50 mm, y que mejoró significativamente la rigidez estructural, tenemos un SUV de grandes dimensiones que se conduce como si fuera un coqueto sedán. Y eso es sobresaliente considerando que, como dijimos, sigue pesando dos mil kilos (2.070 kilos para ser exactos).
Del diseño hay poco que decir ya que la marca no se distingue precisamente por sorprender con propuestas arriesgadas entre una generación y otra. Pero la evolución en este caso se nota una brutalidad, precisamente porque, restyling más o menos, la Q7 mantenía un formato de mediados de la década pasada.
La nueva Q7 es a todas luces más moderna, más estilizada, menos redondeada y más angulosa, lo que en general le da un look más atractivo que su antecesora, lo que tampoco era tan difícil.
Destaca en el frontal la parrilla hexagonal de grandes dimensiones, los grupos ópticos horizontales con una firma distintiva en LED, y dos tomas de aire inferiores de gran tamaño. Lateralmente hay una cintura alta, nervaduras que recorren todo el contorno del auto y una superficie vidriada larga que aumenta la sensación de tamaño. En la zaga también destacan las líneas angulosas y la doble salida de escape inferior.
La marca destaca que se mejoró de manera importante la aerodinámica, lo que se traduce en menos consumo de combustible.
Bajo el capó hay dos opciones de motores, un gasolinero 2.0 TFSI con 252 Hp y un V6 3.0 turbodiésel con 249 caballos y 600 Nm de par, caja automática de ocho velocidades y tracción total quattro, un tren motriz sencillamente magnífico.
Con este bloque, el Audi Q7 acelera a placer, ya que el par máximo está a 2.250 rpm, la caja es veloz como una gacela y la tracción quattro elimina las pérdidas por adherencia.
Incluso, con sus dos toneladas de peso, hace el 0 a 100 km/h en 6,5 segundos, y ofrece un consumo real de alrededor de 10 km/litro en ciudad, y diésel más encima. Una joya en esta materia.
Confort
En el habitáculo hay un diseño horizontal del tablero que se ve en todos los nuevos modelos, con un estilo minimalista en el uso de mandos y perillas, y con grandes superficies digitales y de tacto, que resuelven el problema de la funcionalidad con mucha simpleza.
A simple vista, la Q7 es sencilla de utilizar, muy intuitiva para los ocupantes, y eleva sustancialmente la percepción de calidad, lo que es bueno considerando que sus rivales directos (Volvo XC90, Mercedes Benz GLS, Lexus LX570) lo están haciendo en grande, al menos en lo que a percepción de lujo se refiere.
La habitabilidad es un punto aparte, ya que si bien la marca indica que se aumentó el espacio para los ocupantes en anchura y altura, la sensación que da es que la tercera corrida de asientos se estrechó, y ahora es buena sólo para gente pequeña. Puede ser sólo la percepción. La maleta es cuento aparte, ya que se fue a 770 litros por detrás de la segunda fila, y 295 litros por detrás de la tercera. Y eso es un crecimiento impresionante.
En equipamiento destaca el sistema de infoentretenimiento MMI de nueva generación, compuesto por una pantalla táctil de 8,3 pulgadas, un mando central y un “touch pad”, una superficie táctil con reconocimiento de escritura, que hace que las búsquedas sean seguras, rápidas y efectivas. Este sistema incluye un navegador GPS en 3D con las que quizás sean las mejores gráficas para un mapa en Chile.
También hay sensores, cámara de retroceso, climatizador multizona y opciones de música por streaming, entre lo más destacado.
Lo que no tiene, al menos la versión testeada 3.0 TDI Design, es el tablero digital Virtual Cockpit y un techo de vidrio (ni sunroof, ni panorámico), algo bastante extraño considerando el precio (US$ 79.500 esta versión) y el segmento donde habita el Q7.
Manejo
Tal como explicábamos, quizás si el cambio más revolucionario de la nueva Q7 sea su reducción de peso y el menor centro de gravedad, ya que ambas cosas marcan a fuego el dinamismo conductivo de este SUV.
Si bien pesa dos toneladas, se siente ligero en aceleraciones y recuperaciones, y mucho más si se conduce con cierto empuje en zonas de curva. Siguen habiendo movimientos de carrocería, en cierto, pero hay que forzar mucho la cosa como para que se tenga la idea de que algo raro va a pasar.
El andar en términos generales es suave, silencioso y muy agradable, incluso sobre malos pavimentos. La suspensión copia de maravillas para gran seguridad, pero aísla con precisión los movimientos y ruidos provocados por la rodadura.
La dirección es muy rápida y precisa, haciendo que el cuerpo del Q7 siga con obediencia lo que dictan las ruedas delanteras, algo no tan común en modelos con batalla tan grande.
Respecto del motor, este V6 3.0 TDI debe ser de lo mejor que se ofrece en seis cilindros, con una respuesta contundente y progresiva gracias a un par abundante en un rango amplio de revoluciones. Esto hace que de la idea siempre de que habrá resto sin importar al régimen en que esté girando el motor.
Y el consumo, como dijimos más arriba, entre 9 y 10 km/litro en ciudad (16,9 km/litro homologa en régimen mixto), lo que es muy conveniente si se compara con opciones gasolineras similares.
Conclusión
El nuevo Audi Q7 2016 parece cualquier cosa menos la Q7 que conocimos por tanto tiempo. Es más moderna en su diseño, más compacta en su tamaño y, sin embargo, más amplia en su interior, y se ha puesto a dieta para eliminar 350 kilos de peso.
Con esto se conduce mucho mejor, casi como si no fuera un robusto SUV. Y se ofrece con un motor que no va a desagradar a nadie, sino todo lo contrario.
Puede que no sea la más equipada, o que haya que escalar mucho en la gama para encontrar cosas que en la competencia están de serie. Pero es un Audi y tiene lo mejor de la tecnología de la marca, lo que no es poco decir.