El momento que a todos nos gustaría vivir. Cuando los tres primeros suben al podio para ser premiados y quien se roba todas las miradas es el piloto ganador. Y allí no pueden hacer falta las botellas de champagne, una tradición que se remonta a 1950 en el GP de Francia y que no ha faltado nunca más.
En la Fórmula 1, la marca más emblemática y recordada en las celebraciones de los pilotos es G.H. Mumm, que al final de cada Gran Prix entregaba una botella de G.H. MUMM Cordon Rouge. Sin embargo, hoy la marca oficial es Champagne Carbon... cuyo nombre nos da una pista de lo que se trata.
La bodega se ha puesto acorde a la alta tecnología que existe en automovilismo, desarrollando botellas cubiertas con el mismo tipo de fibra de carbono empleado en la fabricación de los monoplazas. Un dato que nos habla que no se trata de una botella común y corriente es que el proceso de desarrollo tomó cuatro años, mientras que para su elaboración artesanal, cada botella requiere del trabajo de una semana completa.
Dentro de las originales botellas de fibra de carbono, espera un Vintage 2009 Blanc de Blanc Grand Cru Millesime, 100% Chardonnay, hecho con métodos de vinificación que se remontan hace doscientos años. Además, las celebraciones del podio cuentan con botellas de un color en específico, oro para el ganador, plata para el segundo lugar y bronce para el tercero.
¿Y cuánto sale todo esto? Bueno, te imaginarás que mucho. Cada botella de Champagne Carbon cuesta la módica suma de US$ 3.000 (unos dos millones de pesos). Considerando que son tres botellas por podio, y que la F1 este año tiene 20 fechas, la F1 gasta US$ 180.000 por año en esta maravillosa bebida.