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BMW M3 E30, donde comenzó todo

Manejamos el primer BMW M3, ¿es tan especial como todos dicen?

BMW M3 E30, donde comenzó todo

En el marco del IAA 2017 (Auto Show de Frankfurt), Frank Van Meele cabeza de BMW Motorport aseguró ante los medios que la prestigiada filial a su cargo no desarrollará un motor de 4 cilindros en el futuro cercano, quizá con la misma seguridad que sus predecesores cuando aseguraron que no habría BMWs M con motor turbo o tracción integral.

¿Un BMW M de cuatro cilindros?... imposible ¿o no?

Y es que la idea de motores cuatro cilindros no resulta nada descabellada en estos tiempos de downsizing, más aun cuando competidores frontales como Mercedes ya lo están haciendo, como sucede con el A45 AMG, por si fuera poco con muy buena aceptación, hay que decir.

Meele declaró que en BMW Motorsport están muy contentos con sus motores de seis cilindros en línea, que encima representan una tradición que identifica a la filial, no olvidemos que el 3.0 CSL, primer vehículo preparado por BMW M, mismo que acabamos de probar era seis cilindros en línea, mismo caso del icónico M1 de motor central. Y que quede claro, no estoy discutiendo la importancia vital de los L6 para M, sin embargo, el ejecutivo teutón olvidó que el modelo más importante en la historia de BMW Motorsport y por el que es conocida en todos los rincones del globo, el M3, nació utilizando un cuatro cilindros. Se trata del M3 E30 que debutó en ese mismo Auto Show, pero en un ya lejano 1985.

Aquel coupé que presumía un teatral alerón posterior fue concebido con el objetivo de ser no solo un deportivo disfrutable para el uso diario, sino también una opción accesible para el mundo del deporte motor. Sobra decir que el M3 E30 se convirtió en uno de los autos más exitosos en las competencias de turismos.

Hoy en día el M3 E30 es un auto de culto, apreciado y muy buscado por coleccionistas, por lo que su valor ya se ha disparado a la estratósfera.

Perdiendo la cabeza

Tres años más tarde, en 1988 llegó al mercado europeo la variante convertible del M3 E30 y se mantuvo en producción hasta el 91, periodo en el que se fabricaron solamente 786 unidades. Ésta versión fue la que tuvimos oportunidad de manejar durante nuestra visita a BMW Classic en Munich.

Es importante saber que el convertible incrementa algunos kilos debido a la necesidad de refuerzos en el chasis para garantizar el nivel de rigidez que requería el M3, asimismo el aparatoso alerón trasero fue eliminado, con lo cual, la apariencia resulta bastante más sobria. Por último, tanto motor y transmisión son iguales, aunque los amortiguadores son más rígidos para soportar el peso extra.

Amor a primera vista

Mi primer contacto con un M3 fue con el E46, cuando se encontraba al final del ciclo de vida de esa generación, ese auto fue el responsable de la empatía que tengo hasta hoy con los BMW, aquel L6 de 3.2 litros atmosférico con 343 hp que subía hasta las 8 mil vueltas era simplemente magnífico.

Llegó el M3 de la generación E90/E92/E93 optando por un bestial V8 de 4.0 litros con 414 hp, que al superar las cinco mil rpm, tenía una respuesta totalmente distinta, violenta, el cambio era tan drástico que te hacía pensar que se le había metido el diablo. El rugido se volvía increíble, metálico y mucho más agudo en comparación con los típicos sonidos de los V8 norteamericanos, mientras que la respuesta te pegaba con fuerza al respaldo del asiento del conductor.

Las cada vez más estrictas regulaciones en materia de emisiones y consumo obligaron a BMW Motorsport a recurrir a un artilugio que habían jurado jamás utilizar, la sobrealimentación. Es así como la generación actual que ahora se maneja por separado; M3 para el Sedán o M4 para el Coupé regresaron al seis cilindros en línea de 3.0 litros, pero ahora auxiliado de un sistema de inducción twin turbo que permitió extraer 425 hp. Aunque en primera instancia los puristas entraron en pánico, te tranquilizará saber que el M3/M4 actual es más rápido que su predecesor y sigue ofreciendo ese manejo impecable, comunicativo y refinado que caracterizaba a sus predecesores, por lo menos con las últimas dos generaciones que yo podía constatar.

Altísimas expectativas

Con este preámbulo y gran expectativa es que me subí al M3 E30 Convertible que nos prestó BMW Classic, el M3 es uno de mis héroes y cada contacto que tuve con las últimas tres generaciones siempre fue una experiencia increíble y gratamente recordada.

Ahí estaba entonces, el primero de todos, ese que sentó las bases de la leyenda del M3 y un modelo que solo había podido ver en exhibiciones y reuniones de clubes.

¿habría preferido el coupé? Por supuesto, pero BMW Classic nos prestó un convertible, ni siquiera pregunté el porqué, ya que el pronóstico anunciaba lluvias, aunque la verdad es que tampoco pensaba hacerle el feo.

Manejo comunicativo y divertido

Bajo el cofre, el S14 de cuatro cilindros en línea y 2.3 litros que entregaba 215 hp a las ruedas traseras vía una robusta transmisión 265/5 Sport Getrag manual de cinco velocidades. Las aceleraciones no son en absoluto para espantar a nadie, de hecho para estándares actuales el M3 E30 se podría considerar lento, aunque eso sí, la forma progresiva de entregar la potencia al subir de revoluciones es una delicia, claramente se trata de un motor refinado y muy especial.

Sin embargo, lo que sí resulta impresionante es lo precisa que es la dirección y lo bien escalonada que está la transmisión, su hábitat natural son los caminos con curvas no muy cerradas. Ahí el M3 E30 brilla y genera una conexión con el conductor que es inmejorable, te deja saber todo lo que sucede entre pavimento y auto, la suspensión es cómoda, pero lo suficientemente dura para permitir un manejo a buenos ritmos. La frenada es firma y transmite confianza, por lo que, cuando te das cuenta ya vas rápido, aunque la aceleración no haya sido lo explosiva que es en los M3 de la actualidad.

El aislamiento acústico también me sorprendió, con mucha frecuencia se me olvidó que jamás dejó de llover, aunque he de aclarar que tampoco se trataba de un chaparrón.

Un gran punto de partida

Mi turno en el M3 E30 llegó a su fin más rápido de lo que esperaba, es cierto que no es ningún cohete en la arrancada, pero lo verdaderamente especial de este auto es la forma en que se planta en la carretera y la excelente retroalimentación que entregan, chasis, dirección y transmisión. No es necesario circular a velocidades muy elevadas para divertirse, de hecho, mientras conduces llevas una sonrisa dibujada en la cara en todo momento. El M3 E30 tiene una puesta a punto tan refinada que es muy disfrutable bajo casi cualquier circunstancia, tiene un nivel de simplicidad que lo hace brillante y especial y en ese sentido creo que en la actualidad solo el Mazda MX-5 transmite esa sensación.

Los M3 de la actualidad son mucho más extremos, al igual que las sensaciones que entregan, sin embargo mantienen esa capacidad característica de conectarse con el conductor y ofrecer mucha diversión, aunque eso sí, también te obligan a ir más rápido para lograrlo.

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