Al DS7 Crossback se le ha denominado “el primer modelo de la nueva era de DS Automobiles”, una apreciación que se apega fielmente a la verdad. Y es que después de nacer como una especie de gama premium de Citroën, y de reconvertirse en marca independiente, pero con los mismos productos anteriores, la firma del Grupo PSA lanzó en 2017 este SUV mediano, el primer modelo diseñado desde cero para ser un DS y competir en el segmento de vehículos de gama alta.
Y esto de ser un modelo diseñado y desarrollado para ser un DS y no un Citroën reconvertido, se nota en cada uno de los detalles. Es cierto, la base mecánica y los motores se comparten con Peugeot, Citroën y ahora Opel, pero DS ha metido mano para ofrecer un tacto conductivo distinto. Algo parecido a lo que hace Audi para no ser lo mismo que un Skoda.
¿Le resulta? Diría que sí en muchos aspectos, aunque queda camino por recorrer. A Audi le tomó 20 años y varios miles de millones de dólares en inversión para ser considerado una alternativa válida a un BMW y un Mercedes-Benz. A DS le tomará seguramente menos, pero el camino hay que recorrerlo curva a curva.
El DS7 Crossback es un SUV mediano, obvio, el modelo más demandado en prácticamente todos los mercados relevantes a donde la marca quiere apuntar. Una apuesta lógica para ser el primero de la marca.
Si bien debería competir con un Audi Q5, BMW X3 y Mercedes-Benz GLC, diría que por precio y tamaño está más cerca de un Q3, X1 y un Land Rover Discovery Sport.
En Chile se develó en enero de 2018, en el marco de la visita de la Fórmula E a Santiago, y se puso en venta en agosto pasado (puedes leer la nota de lanzamiento aquí). Llega en cinco versiones, con tres opciones de motorización y tres paquetes de acabados, con precios entre los $22.990.000 y los $34.990.000.
Nuestra unidad de pruebas fue un Performance Line HDi 180 EAT6, con precio de $24.990.000.
El diseño como máxima
Nadie puede desconocer los aportes que ha hecho Citroën en el diseño automotriz desde su fundación hace 100 años, siendo el DS de 1955 quizás si la máxima expresión de esto.
Si bien DS Automobiles tiene una estética propia y ya no se mezcla en nada con la firma de los chevrones, hay algo que une inexorablemente a ambas marcas: el diseño innovador como elemento característico y diferenciador.
Y es que si bien los volúmenes y la silueta del DS7 Crossback se asemejan a cualquier otro SUV del segmento, aquí se partió de un papel en blanco para perfilar no sólo el diseño de este modelo, sino la imagen corporativa que acompañará a toda la gama.
Y eso explica el riesgo que se tomaron en perfilar los detalles ofrecidos en el frontal y en la zaga, como una forma de perder la impersonalidad que campea en el mercado de autos premium y marcar diferencias con sutileza.
Las luces delanteras y traseras, la parrilla con diseño diamantado, los parachoques, la firma lumínica, los escapes, el cuidado uso de las decoraciones cromadas. Todo nos habla de un auto especial que intenta no verse como el resto. Es cierto, el diseño es uno de los pocos puntos subjetivos en la evaluación de un auto, pero en este caso, hay bastante unanimidad en que el look que ofrece el DS7 Crossback es bien impresionante.
Nuestra unidad de pruebas Performance Line ofrece llantas de aleación de 18 pulgadas, barras longitudinales en el techo y salidas de escape cromadas.
Ahora, lo que se ve por fuera se replica por dentro, y aquí hablamos de la innovación en las líneas, el refinamiento en los acabados y materiales, el buen gusto. Básicamente, la percepción de que estamos en un auto de alta gama.
Esto es algo que en DS Automobiles definen como “savoir-faire” o “saber hacer”, en definitiva, años de experiencia de la industria del lujo francesa, y que permiten perfilar a la primera marca de autos de este origen que después de décadas intenta entrar en este mundo de la alta gama.
Con las formas triangulares como punto de partida de todos los diseños, el DS7 Crossback ofrece una atmósfera interior “muy francesa”, llena de detalles estilísticos, mezcla de ángulos rectos y afilados con líneas curvas, y elementos finamente labrados, quizás de manera exagerada. Un contraste evidente con la simpleza, solidez y discreción de los habitáculos alemanes.
Un ejemplo de esto es el reloj analógico BRM que emerge de la consola central, y que no está disponible en nuestra versión Performance Line, pero sí en las otras. Sorprende porque en medio de un despliegue tecnológico lleno de pantallas, este pequeño reloj cuadrado ofrece información de la manera más simple posible.
Bien equipado
La habitabilidad en el DS7 Crossback es muy buena considerando que es un SUV de menor tamaño que muchos competidores: 4.570 mm de largo, 1.620 mm de ancho, 1.895 mm de alto y 2.738 mm entre ejes.
La banqueta trasera es muy cómoda y hay espacio suficiente para las piernas y cabeza (sin túnel central que moleste en los pies), aunque la plaza central es algo dura para nuestro gusto. Lo que nos sorprende es que pese a ofrecer respaldo reclinable, no cuenta con movimiento longitudinal de la banqueta, un punto que no deja de ser relevante para generar más espacio. En el maletero hay doble fondo y permite llevar hasta 555 litros, algo normal para el segmento.
El interior de la variante Performance Line está tapizado en Alcantara negro con doble prespunte, asientos delanteros con ajuste eléctrico y soporte lumbar, y volante de cuero perforado.
Como en todas las versiones, el cuadro de instrumentos es digital de 12”, mientras que el sistema DS Connect (con conectividad a Apple CarPlay y Android Auto) se sostiene en esta versión en una pantalla táctil de 8” (de 12 en las más altas).
Este sistema es básicamente el mismo que ocupan Peugeot y Citroën, y como ocurre en ambas, aquí también se muestra poco sofisticado y nada muy amigable con los usuarios. Si bien la interfaz es moderna y con una gráfica muy elegante, es lenta y poco intuitiva. Ahora, la conexión a los teléfonos es fácil y rápida. Al menos.
Sistema keyless con botón de encendido, sensores traseros con cámara, climatización bizona y freno de mano eléctrico destacan en su equipamiento, mientras que en seguridad incluye airbags frontales, laterales y de cortina, ayuda a la salida en pendiente, frenado de emergencia automático, encendido automático de luces, controles de tracción y estabilidad, detector de neumáticos poco inflados, luces delanteras de xenón, anclajes isofix, aviso de cambio involuntario de carril y neblineros LED con función cornering.
Al volante
Nuestra unidad de pruebas monta un fantástico motor de cuatro cilindros 2.0 litros turbodiésel de la familia BlueHDi, que eroga 180 caballos y 400 Nm de par, y que está asociado a una transmisión automática de 8 velocidades.
Nada más ingresar al DS7 Crossback y ponerse tras el volante se nota un ambiente premium distinto. Sorprende lo cómodos que son los asientos, con mucho soporte para las piernas y ajuste para la espalda. Estos pueden ser calefaccionados, refrigerados y con masaje, aunque no en nuestra versión de entrada.
A la vista, el tablero luce muy tecnológico, con un cluster digital y configurable, su volante lleno de mandos, y una consola central muy llamativa gracias a su palanca aerodinámica y los mandos con diseño de diamante.
El motor arranca presionando un botón instalado justo por encima de la pantalla de 8” y de inmediato notamos un aspecto que es clave en un auto premium: la gran aislación e insonorización del habitáculo. Sin esto, no sería realmente premium.
Como buen diésel, se percibe un turbolag en la salida, aunque rápidamente pasa al olvido, digamos a las 1.200 rpm, un régimen apenas por encima del ralentí. La respuesta real con todo el torque disponible se produce a las 2.000 rpm, donde aumenta un poco el ruido del motor. Una vez, pisando el acelerador a fondo, hasta sentí un patinazo cuando llegamos a este régimen, lo que habla del inmenso par disponible.
El motor es suave y muy progresivo, elevando rápidamente el velocímetro, aunque sobre las 4.000 vueltas comienza a perder fuelle. El régimen en carretera a 120 km/h, en todo caso, está justo por debajo las dos mil, perfecto por ruido y necesidad de respuesta.
Nuestra unidad ya cuenta con la sofisticada Active Scan Suspension, una suspensión que se adapta la dureza de los amortiguadores según lo que va monitoreando una cámara frontal y sensores de la dirección y aceleración.
Este sistema trabaja de manera increíble absorbiendo las ondulaciones del camino, con el confort de marcha como su horizonte definido, anticipando las necesidades de amortiguación en baches y asperezas. Diría que es casi tan suave como un Mercedes-Benz y, quizás, algo mayor que un BMW o Audi.
Hay un modo Sport para ganar aplomo y destreza en zonas de curvas, pero en esto, el DS7 Crossback tiene trabajo que hacer, principalmente por el peso y las inercias que se generan al ir girando de lado a lado. No es que sea inestable, y dehecho, una vez que apoya transmite mucha confianza. Pero no se puede llevar tan ágil como uno de los SUV alemanes.
Con la transmisión ocurre algo parecido: cuando el foco es confort de marcha actúa de manera increíble, con mucha suavidad y sin hacer notar los cambios hacia arriba o abajo. Perfecta para la ciudad o autopista.
Pero esta caja de ocho marchas de la japonesa Aisin es algo lenta en sus transiciones, si se le compara con las de BMW y Audi. De hecho, en modo secuencial no responde como a uno le gustaría y demora una eternidad entre accionamiento de la leva y el cambio real.
¿Lo mejor? El consumo de combustible, que en nuestra unidad Performance Line BlueHDi 180 rondó los 13 km/litro en ciudad y casi 20 en carretera. Notable.
Conclusiones
Nos encantó el DS7 Crossback, una apuesta distinta en el segmento premium dominado por los alemanes. Si Volvo apuesta por el diseño minimalista, DS lo hace con todo el exceso francés, y hay muchos a quienes les gusta.
Nos gustó el diseño exterior, el confort interior y la gran carga tecnológica, a precios mucho más acotados. Nuestra unidad de pruebas tiene un precio de $24.990.000, y eso que es diésel. Las versiones más caras están en $34.990.000, cuando un producto equivalente supera los $40 millones.
La mecánica también es para resaltar, con un motor sobresaliente y una gran transmisión, aunque son las mismas que también usa Peugeot y Citroën. En esto, a DS le hace falta darle un toque propio, como Audi hace con la transmisión S-Tronic, por ejemplo, que no es otra cosa que la misma DSG de Volkswagen y Audi, pero ajustada específicamente. Y el tacto es diferente.
La nueva suspensión activa funciona increíble para generar confort, pero no es tan efectiva cuando se busca dinamismo. Eso perfila al DS7 Crossback como un competidor más cercano a Mercedes-Benz que a Audi y BMW.
Es una apuesta atractiva, sin duda, especial para quienes buscan sentirse únicos y salir de la manada. A DS le queda trabajo de años para igualar a las firmas alemanas, pero este primer paso sin lugar a dudas está bien dado.