
Durante estos días estamos enfrentando una sucesión de frentes de mal tiempo, y algo a lo que prestamos atención tardíamente es al estado de las escobillas o gomas de los limpiaparabrisas. Es de primordial importancia contar estos elementos en óptimas condiciones al momento de tener que enfrentar condiciones climáticas adversas, y así tener una visibilidad óptima, ya sea por el parabrisas delantero o la luneta trasera.
Con estos simples consejos, usted puede identificar cuándo llega el momento adecuado para sustituir las escobillas del limpiaparabrisas a través del sonido y las marcas que se producen durante su funcionamiento. Se recomienda sustituirlas si se observan algunas de estas cuatro señales:
- Rayado: Debido a la exposición a la intemperie o a la suciedad, las gomas de las escobillas se han endurecido o agrietado, dejando bandas de agua sin barrer
- Rastros de agua: El borde de la goma se ha curvado o presenta grietas debidas al paso del tiempo o a daños físicos, lo que provoca que queden rastros de agua en el parabrisas que causan un efecto de emborronamiento en zonas empañadas o no cubiertas
- Vibración: La goma pierde elasticidad y presenta una curvatura permanente debido a la exposición a temperaturas extremas, lo que hace que el limpiaparabrisas vibre o barra “a saltos”
- Chirrido: El envejecimiento de la goma o un desgaste prematuro debido a la baja calidad de la misma hace que la escobilla no deslice de forma silenciosa por el cristal del parabrisas.