
Chile puede no ser un país protagonista del mundo motor. Sin embargo, tenemos importantes pasajes y personajes que han trascendido nuestras fronteras. Desde jóvenes héroes como Nico Pino, leyendas contemporáneas como Carlo De Gavardo y reconocidos pilotos en dos y cuatro ruedas, aparte -claro- de Eliseo Salazar, el único chileno en participar de la F1.
Esta semana, DK Engineering, reconocida empresa destinada a la restauración, colección y venta de algunos de los autos más exclusivos del mundo, nos sorprendió con un auto histórico y muy especial en la historia automovilística chilena. De seguro te han contado la historia de un Mercedes-Benz 300 SL (si, el "alas de gaviota") volcado en Arica y que era propiedad del histórico piloto Eduardo Kovacs. Es ese mismo auto el que resurge completamente restaurado y acompañado de toda su bitácora de carreras y anécdotas. El auto es tan valioso, que ni siquiera su precio es público, no tan solo por ser un verdadero auto de carreras con pedigree histórico, sino porque también involucra a Juan Manuel Fangio.
El rol del "chueco" en el SL de Kovacs
El modelo incluso lleva montadas las placas patentes antiguas que se usaban en Chile, en este caso de Viña del Mar. También está el logo de Kovacs en la luneta.
En 1955, un violento accidente en la vuelta 35 de las 24 Horas de Le Mans, provocado por el impacto de un Mercedes-Benz SLR sobre un Austin-Healy, sentenció la salida de la marca alemana del mundo de las carreras. Si bien la decisión estaba tomada, el accidente claramente fue un mayor incentivo. Pierre Levegh, piloto francés, murió en la pista al salir eyectado del SLR. Más de 80 espectadores fallecieron mutilados por el terrorífico impacto de la flecha plateada hacia la zona del público, la que recorría la recta a 200 km/h.
Sin embargo, gracias a Eduardo Kovacs, Mercedes-Benz volvió a aparecer en una de las fechas del campeonato de autos deportivos (el World Sportcar Championship). El mismo año de la tragedia, Juan Manuel Fangio, íntimo de Kovacs, lo convence de disputar la fecha de los 1000 kilómetros de Buenos Aires de 1956. En preparación para ir a correr con su amigo, Kovacs decide comprar un Mercedes-Benz 300 SL completamente nuevo, desde fábrica.
Al modelo se le podían sacar los parachoques y también cubrir los focos para no romperlos en carreras diurnas. Dicen que solo cuatro SL se fabricaron en este color.
El "alas de gaviota" fue personalizado con una exclusiva pintura de alto brillo en color BlauGrau DB166 (gris azulado), tapiz de cuero azul (StahlBlau), ruedas con pernos Rudge de fácil desmontaje, limpiaparabrisas, un set de maletas y un sistema de audio Becker con adaptador Reims y antena Hirschmann, todos opcionales oficiales. Además pidió 10 ruedas de repuesto y un segundo motor, en caso de problemas.
Kovacs partió desde Valparaíso hasta Buenos Aires en el mismísimo 300 SL junto a su compañero de recambio, el histórico Raúl "Papin" Jaras. Mercedes-Benz llevaría un equipo de técnicos considerando esta proeza: no iban a abandonar a uno de sus autos a la suerte. Incluso, llevaron una línea de escape deportiva, la cual Kovacs no quiso usar, para "poder escuchar la radio mientras conducía". En años posteriores, al Mercedes se le vió con dos escapes, por lo que puede ser que haya modificado el auto más tarde.
La carrera comienza, con Fangio en la Pole a bordo de un Ferrari 410S. Sin embargo, no podría sostener la punta por mucho tiempo. Además, su compañero Castellotti chocó un perro, lo que lo dejaría fuera de combate momentaneamente, relegándolo a la septima plaza. La carrera fue ganada por Maserati y Sir Stirling Moss. Phil Hill, Alessandro de Tomaso y Olivier Gendebien fueron otros importantes nombres en la lista de pilotos. Kovacs resultó sexto con el único Mercedes-Benz de la competencia, lo que le valió a la marca alemana el único punto obtenido en todo el campeonato de 1956, hito reconocido con una carta escrita a puño y letra de Alfred Neubauer, el Director Deportivo de la marca.
Después de Buenos Aires
La foto: (Rugen Los Motores, Rodrigo Velasco)
Kovacs seguiría corriendo los años siguientes en importantes carreras de Chile y Perú, como Campo de Marte, Playa Ancha, Barrancas, Limache, Santiago-Arica, entre otras.
En 1964, con su hijo de copiloto, perdieron el control en un accidente durante una carrera en el Circuito El Morro, volcando el 300 SL, el cual ahora llevaba color blanco. Kovacs envió el auto a Alemania para reparaciones. A su regreso, Kovacs mantuvo el auto por 18 años para uso particular, hasta que en 1979, el famoso Mercedes encontró un nuevo dueño en Arizona. El auto fue enviado por barco a Estados Unidos, donde fue restaurado y conservado hasta 1998. Luego, el auto cruzaría el charco y participaría de un par de colecciones en Alemania e Inglaterra.
Hoy, el famoso 300 SL de Eduardo Kovacs, restaurado completamente en su especificación original, está en las manos de DK Engineering, con su documentación intacta y con una historia única que lo hace realmente coleccionable. Además fue un auto disfrutado y corrido como corresponde. Sabemos que encontrará un buen hogar.