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Test drive Opel Grandland: es buen punto intermedio

El modelo alemán mezcla tecnología con confort, diseño con usabilidad, para ser una buena alternativa entre quienes buscan un SUV de este segmento.

Test drive Opel Grandland: es buen punto intermedio

Este 2025 llegó a Chile la segunda generación del SUV mediano de Opel, el Grandland, que desembarcó en tres versiones, con tres niveles de equipamiento y una única motorización microhíbrida a gasolina.

El modelo es un primo hermano directo del Peugeot 3008 y del Citroën C5 Aircross, aunque tiene una puesta a punto intermedia que, personalmente, me gusta mucho: no es tan vanguardista como el SUV del León, ni tan cómodo y práctico como el del Doble Chevrón.

Es un buen punto intermedio, aunque por su origen alemán (se fabrica en Eisenach), debe pagar un sobre precio. Entre $32.390.000 (GS) y $36.390.000 (GS Plus), esto es un par millones de pesos sobre el 3008 y algunos más aún sobre el C5 Aircross.

Opel Grandland: lo nuevo

El Grandland tiene el honor de ser el primer modelo de la marca en utilizar la plataforma STLA Medium de Stellantis, una base que no sólo le permite ofrecer electrificación, sino que comporta una calidad de rodado sobresaliente.

También estrena el nuevo lenguaje de diseño Compass, evolucionado del Opel Vizor que naciera con el Mokka años atrás. Y que se caracteriza, principalmente, por el nuevo frontal, donde el pliegue vertical del capó y el Vizor horizontal convergen con el emblema "electrificado" de Opel Blitz en el centro.

De costado no juega con la silueta como el 3008, sino que apela a la sensatez, con una generosa superficie acristalada, llantas de aleación, carrocería bitono con el techo y la carcasa de los espejos en color negro brillante, y generosos revestimientos plásticos laterales, para darle su impronta SUV. 

En la zaga, es el primer Opel que integra las letras Opel iluminadas inspiradas en el conceptual Experimental y se reemplazan los cromados por un estampado directamente en la chapa.

El Grandland mide 4.650 mm de largo, 1.934 mm de ancho y tiene 2.784 mm entre ejes, con un maletero de 550 litros. Si lo comparamos con su primo francés es definitivamente más grande y habitable: es 10 cm más largo, 4 cm más ancho, tiene 4,5 cm de mayor distancia entre ejes y 30 litros más en el maletero.

En cuanto a la mecánica, para esta generación se eliminaron las ofertas anteriores y la marca se decantó por un tren motriz microhíbrido de 1.2 litros turbo, tricilíndrico, que entrega 136 Hp de potencia y 230 Nm de par, gestionado por una caja automática de seis marchas. Ojo, no es el motor con la nefasta correa de distribución bañada en aceite, sino que incorpora cadena.

Al estar apoyado por un bloque eléctrico con 28 Hp de potencia generado por una batería de 48 voltios, la potencia combinada del tren motriz es de 145 Hp. Los rendimientos homologados por el 3CV dan cuenta de: 23,3 km/l; 18,9 km/l en carretera y un mixto de 20,4 km/l. 

Opel Granland: impresión del interior

El habitáculo del Grandland sorprende por su buen nivel de equipamiento, su alta percepción de calidad y su amplio espacio interior.

Con una disposición horizontal, el diseño no es para nada aburrido, pero está muy lejos de la propuesta futurista de su primo 3008. Está la parte digital bien presente, pero tanto el clúster de 10”  como la pantalla central de 16” tienen una interfaz que debería verse mejor. En este punto, Stellantis aún está lejos de los líderes en la materia.

Pero funciona, que es lo importante. Orientación hacia el conductor, conectividad sin cables que conecta rápido, accesos directos y botones para el climatizador, y nada demasiado escondido de una simple búsqueda.

Incluso, cuenta con detalles de diseño que elevan la sensación de calidad, como la consola central alta, las líneas que atraviesan el tablero hasta las puertas, las salidas de aire laterales integradas en la puerta, y los dos acabados con que está diseñado el tablero.

El confort de los asientos delanteros (con tecnología AGR) es extraordinario, lo mejor del modelo sin duda. Podrían dormirte manejando, o llegar hasta Punta Arenas sin sentir fatiga. Y las plazas traseras son muy buenas también, con espacio para rodillas y pies, y para la cabeza, aunque dos personas irán mejor que tres.

Respecto del equipamiento, desde la versión GS hay mucho contenido tecnológico (conectividad, cargador inalámbrico, freno de mano eléctrico, head-up display), de confort (asientos delanteros calefaccionados, climatizador bizona, luz ambiente) y de seguridad (6 airbags, cámara de 180° con sensores, control crucero adaptativo y una suite con las principales asistencias). Según versión puede agregar mucho más.

Opel Grandland: impresión de manejo

El Opel Grandland es un auto con enfoque práctico y familiar, aunque su concepción alemana y su dinámica de manejo nos pueda hacer pensar que estamos frente a un SUV bastante más deportivo de lo que aparenta.

Y es que el manejo es de lo mejor que sentirás en este auto. No tan directo y aplomado como el Peugeot 3008, ni tan blando como el Citroën C5 Aircross. Es muy cómodo y suave de conducir, pero la suspensión y el chasis están tan bien trabajados, ofrece tal nivel de estabilidad en curva, que te invita a sacarle algo más de punch.

El problema podría ser el motor. Y es que 136 Hp de potencia no parece ser mucho para un SUV de este tamaño y peso (alrededor de 1.600 kilos). Pero engaña.

Vale decir que es más que suficiente para el uso diario, aquel donde se acelera poco, se cuidan los consumos y no se sienten emociones tras el volante. Pero cuenta con un modo Sport que mejora mucho esa experiencia, intenta sonsacar más empuje, alarga los pasos de marcha y te invita a acelerarlo con convicción.

Se obtiene así una respuesta más ágil y una mejor capacidad de aceleración, aunque se sacrifica el rendimiento, que andará en torno a los 12 km/litro en un ciclo urbano moderno (con autopistas) y alrededor de 15 en carretera.

En cualquier caso, el Grandland es silencioso, bien aislado, con buena filtración de baches, ofreciendo una experiencia de manejo de alto nivel.

Pese a su masa, no se siente pesado o torpe. Tiene una buena base, con un centro de gravedad bajo, que impide un exceso de balanceo o de cabeceos demasiado. En general, es un SUV cómodo y fácil de conducir.

Conclusiones

El Opel Grandland es un SUV bien pensado, cómodo, silencioso, agradable de manejar y bien equipado. No es el más emocionante de manejar, pero su motor microhíbrido invita a disfrutar su alta calidad de rodado.

El diseño exterior es moderno y llamativo, pero no cansa por su vanguardia. El interior, en tanto, está bien resuelto para funcionar, con asientos ergonómicos, mandos a la mano, y una apreciación de calidad a tono con el precio.

Cuenta con buena tecnología y alta seguridad, pero además, de buenas plazas traseras y amplio espacio en el maletero.

Es una opción equilibrada para quien busque un SUV práctico y de buena calidad constructiva.

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