Uno de los grandes desafíos que plantea la creación de la ruta del Dakar es que tenga ese espíritu de descubrimiento que los organizadores quieren transmitir. Por eso desde que llegó a Sudamérica en 2009 siempre se diagramaron itinerarios diferentes, aunque es verdad que se mantuvieron ciertos lugares que ya son un clásico como las dunas de Fiambalá, en la provincia argentina de Catamarca; o el desierto de Atacama del lado chileno.
Aquella primera edición tras la cancelación de 2008 se largó y terminó en Buenos Aires con un día de descanso en Valparaíso, Chile. Con rumbo sur tras la partida, la caravana llegó hasta Puerto Madryn y luego se dirigió a territorio chileno. El árido desierto de Atacama fue todo un desafío, aunque los mayores escollos estuvieron del lado argentino. Primero antes de cruzar la cordillera con las dunas mendocinas del Nihüil y luego con las catamarqueñas de Fiambalá, ya en el regreso.
En 2010 el periplo comenzó hacia el norte, también con Buenos Aires como punto de largada y llegada. Mientras que la jornada de descanso fue en Antofagasta, del lado chileno. Fiambalá, Nihuil y Atacama estuvieron nuevamente en el itinerario, que agregó la espectacular bajada de Iquique: una pendiente de poco más de 2,3 kilómetros con un porcentaje promedio de desnivel del 32 % que terminaba a unos pocos metros del océano Pacífico.
En 2011 hubo nuevamente cambios: Ida y vuelta a Buenos Aires, pero emprendiendo el retorno desde Arica, en el extremo norte de Chile. Atacama, Iquique y Fiambalá siguieron como los principales atractivos de un recorrido que tuvo muchos sectores del tipo rally, es decir senderos demarcados bien veloces.
En 2012 hubo profundadas novedades con la llegada de Perú y un recorrido lineal. La largada, en Mar del Plata; el día de descanso en Copiapó (Chile) y la llegada en la capital peruana de Lima. Los lugares más complicados fueron Fiambalá y el desierto peruano, repleto de pequeñas dunas seguidas y lugares de mucho “fesh fesh” o polvo en suspenso.
En 2013 también llegó con más modificaciones. La largada en Lima, el descanso en Tucumán (Argentina) y el final en Santiago de Chile. Las primeras etapas, en pleno desierto peruano, fueron muy complejas; mientras que del lado Argentino hubo jornadas de muchos kilómetros, como la etapa Tucumán-Córdoba (fue la más extensa de la carrera con más de 850 km). Ya sobre el final, Fiambalá y Atacama le dieron otra dosis de arena a la competencia.
Para 2014 volvieron las novedades. Rosario se anotó como el punto de partida, Salta como el día de descanso y Valparaíso, cruzando Los Andes, como la llegada. En el medio, las motos y cuatriciclos disputaron una etapa maratón -sin asistencia de sus equipos- en la zona del Salar de Uyuni, en Bolivia. Las etapas del norte argentino, además, se realizaron a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar y a eso se sumaron varias jornadas con pruebas especiales que superaron los 600 kilómetros, una metodología heredada de aquellas ediciones africanas.
En 2015 Buenos Aires vuelve a ser protagonista central con la largada, que será frente a la Casa Rosada; y la llegada. El ecuador de la prueba se vivirá en la localidad chilena de Iquique, donde habrá días de descanso diferenciados para cada categoría; algo que permitirá que haya acción sin interrupción. A eso se suman las etapas maratón para todos los participantes y el paso por Uyuni para los autos.
El Dakar es más que una carrera, también propone descubrir nuevos lugares. Algo que se refleja desde que llegó a este continente.