No es fácil para una firma como Jaguar lograr una diferenciación ventajosa frente a las todopoderosas marcas premium alemanas. Ellas compiten en todos los segmentos inimaginables del mercado, mientras que la firma británica recién comienza a hacer sus armas en segmentos más masivos como el de los sedanes compactos (con el XE) y de los SUV medianos (F-Pace).
Pero Jaguar siempre ha tenido dos atributos que la hacen distinta y especial frente a otras marcas premium: los diseños excepcionales y la conducción deportiva. Y son en estos dos apartados donde la segunda generación del XF pone especial énfasis.
Porque el sedán mediano de la marca sigue siendo un sedán confortable y lujoso, con mucho equipamiento y una conducción plenamente gratificante. Pero es con su look elegante y agresivo, distinto a lo cotidiano que se ofrece desde Alemania, donde el XF gana adeptos.
Vale recordar que el Jaguar XF fue presentado en 2007 como sustituto del muy británico S-Type, provocando una revolución por la propuesta de diseño del genial Ian Callum, marcando el inicio de la era post Ford de la marca. Cuatro años más tarde, el modelo recibió un restyling con cambios menores en el frontal y zaga, tomando elementos del conceptual C-XF original.
La segunda generación se presentó en el Salón de Nueva York del año pasado, con cambios mayúsculos en su construcción y motorizaciones, pero no en su diseño exterior. Y es que un auto tan bello no requería de una cosmética mayor.
Mecánica
La segunda generación del XF está construido sobre la nueva plataforma modular de aluminio de la marca, la misma que sirve para dar vida a los nuevos XE y F-Pace, lo que significa que el 83% de las piezas es totalmente nueva.
Gracias al uso intensivo del aluminio (75% del chasis y carrocería), la marca logró rebajar 190 kilos de peso respecto de su antecesor (11%), mientras que incrementó la rigidez en un 28%.
Asimismo, el auto es 7 mm más corto (4.954 mm de largo) y 3 mm más bajo (1.457 mm), aunque la distancia entre ejes fue alargada en 51 mm (2.960 mm), consiguiendo mejorar sustantivamente el espacio para los pasajeros y en el maletero (540 litros). La marca indica que hay 27 mm adicionales disponibles para las cabezas en las plazas posteriores.
Estéticamente, las modificaciones en el diseño apuntaron a mejorar la aerodinámica, consiguiendo rebajar el COx de 0,29 a 0,26, mejor que sus rivales BMW Serie 5 y Audi A6.
Lo más relevante es la incorporación de un nuevo parachoques con tomas de aire rediseñadas, luces diurnas LED, la extensión de la parrilla para dar a los grupos ópticos (bixenón) un aspecto más agresivo, nuevas llantas de 19”, una cintura que se eleva progresivamente para acrecentar la silueta de un coupé de cuatro puertas, y la ausencia de molduras y adornos que le dan un look más minimalista. A simple vista se ve espectacular.
Bajo el capó, el nuevo XF se ofrece en Chile con dos opciones de motor, un 2.0 litros turbo con 240 caballos y 340 Nm de par para las versiones Pure y R-Sport, y un V6 3.0 Supercargado con 380 caballos y 450 Nm de par (a 4.500 rpm) para el testeado XF-S. Asociado a una caja automática de ocho velocidades ZF que envía la fuerza al eje posterior, nuestra unidad de pruebas puede acelerar de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y alcanzar 250 km/h de velocidad máxima, con un consumo mixto homologado de 12 km/litro.
El chasis fue optimizado para que los 1.710 kilos de peso se repartan en partes iguales entre sus ejes. Tiene suspensiones de nueva arquitectura, con un paquete delantero de paralelogramo deformable similar al del F-Type, con espirales más livianos, mientras que en el eje posterior hay un multibrazo más avanzado que la marca denomina Integral Link.
Confort
El habitáculo del XF ya era lujoso en la primera generación, y sigue siéndolo más ahora, gracias al uso racional de los buenos materiales, asociado a un look tecnológico y un diseño muy intuitivo.
Destaca el panel de instrumentos con pantalla TFT de 12,3 pulgadas y el sistema de infoentretenimiento InControl Touch Pro con pantalla táctil de 10,2”, que incluye un sistema de sonido Meridian de 825 w. A través de este sistema incluso es posible conectarse a internet a través del 4G de los teléfonos o por una tarjeta.
El sistema, muy intuitivo de manejar, ofrece navegador GPS, reproductor de DVD (para el acompañante), conectividad bluetooth para teléfono y streaming, y un disco duro para almacenar música.
En la consola central destacan el Jaguar Drive Selector (selector circular de marchas) con el botón de encendido, el Jaguar Drive Control con los modos de manejo, y el freno de mano eléctrico.
Los asientos son muy confortables, pero tienen un claro diseño deportivo, evitando que el cuerpo se mueve a sus anchas en condiciones de manejo dinámico. El ajuste es eléctrico en seis posiciones. La banqueta traseras es refrigerada, muy confortable para dos personas, ya que el diseño no es apto para invitar a viajar a una tercera persona.
En materia tecnológica y de seguridad, el nuevo Jaguar XF-S 2016 ofrece frenos antibloqueo, airbags frontales, laterales delanteros y de cortina, control de estabilidad y tracción, sensores de proximidad con cámara de vista trasera, monitoreo de punto ciego, el sistema de detección de peatones (sensores de impacto que levantan el capó) y alerta de tráfico cruzado.
Manejo
Para entender el comportamiento del Jaguar XF 2016 vale decir que se ofrece con un tipo de suspensión que la marca denomina “pasiva”, un amortiguador hidráulico desarrollado por Bilstein que filtra las irregularidades del terreno en función de la frecuencia de las variaciones del terreno. No es una suspensión adaptativa, porque ella es opcional, pero lo más cercano a ella. Es una suspensión algo seca y menos confortable en zonas de baches, pero que es capaz de dar niveles de aplomo sobresalientes. Y eso explica la esencia del Jaguar XF-S.
En general, el auto dobla de manera decidida, mantiene la trayectoria con precisión y frena con determinación, tres características fundamentales para poder definirlo como un sedán deportivo. Se nota que XF ha heredado elementos dinámicos del F-Type, agrupados en un sistema llamado Active Dynamics, que analiza el tipo de superficie y de conducción hasta 500 veces por segundo, para luego ajustar los parámetros de la suspensión, dirección, transmisión y la aceleración.
También cuenta con Torque Vectoring para mejorar el reparto de par en curva, manteniendo la estabilidad y permitiendo girar con más efectividad. El auto, en un recorrido de curvas en velocidad, mostró un aplomo sobresaliente, casi sin rolido de carrocería y con mucho empuje desde el eje posterior. La dirección es rápida, muy responsiva y ofrece un tacto sobresaliente.
La transmisión automática no tiene la rapidez de una doble embrague, pero su funcionamiento es muy buen para el día a día y también para divertirse en una pista. Está muy bien asociada a este motor excepcional de Jaguar, asombrosamente reactivo ante la carga del pedal, con un sonido envolvente que sube las notas a medidas que eleva las revoluciones.
Conclusión
Pese a ser sólo un sedán premium, el Jaguar XF encanta por su diseño y su dinamismo conductivo. Ya desde la versión con motor 2.0 Turbo se siente el empuje y capacidad de aceleración, la que se exacerba en el XF-S supercargado con 380 caballos de fuerza.
Los puntos fuertes son la ligereza de su carrocería, el reparto de peso perfecto, el diseño de las partes del chasis y el enfoque en el aplomo conductivo por encima del confort, quizás si el punto débil en superficies rotas.
Se puede ir realmente rápido con este auto, con reacciones asombrosas considerando que se trata de un sedán de casi cinco metros de largo.
Por dentro es ahora más amplio, más lujoso y más tecnológico, con elementos diferenciadores como el sistema de infoentretenimiento InControl Touch.
El Jaguar XF 2016 se vende desde los US$ 54.900, mientras que nuestra versión XF-S sube a los US$ 84.900. La competencia es dura en este segmento, con modelos consolidados como el Mercedes Benz Clase E y el BMW serie 5. Pero atributos diferenciadores tiene de sobra. Mal que mal, se trata de un Jaguar.
Jaguar XF 2016