Uno de los mayores placeres que tienen las personas cuando sacan su auto de la concesionaria es sentir ese característico “olor a nuevo” que emanan los plásticos y tejidos recién salidos de la fábrica. Quizás necesitemos una confirmación sensorial de estar estrenando nuestra compra, sentir esa pequeña conquista de ser pioneros, lograr el pequeño triunfo del humano común.
Tanto se valora ese perfume que hasta puedes encontrarlo en venta (sí, hay fragancia de “auto nuevo”) y seguramente es una de las primeras cosas que notes cuando vayas al concesionario y te subas a un auto nuevo. Pero bueno, lo que para algunos es un elíxir sensorial, para muchas personas del otro lado del mundo es una sensación desagradable. Estoy hablando del mercado chino, donde es tal el repudio a sentir estos olores, que la mismísima Ford está desarrollando una solución al respecto.
Según Brent Gruber, Senior Director de J.D Power, el “olor a auto nuevo” es la principal queja de los consumidores chinos. Como para darnos una idea, ejemplifica que esta queja supera en un 100% a la que se posiciona segunda en el ranking, el excesivo consumo de combustible.
El “olor a auto nuevo” se debe tanto a los compuestos orgánicos presentes en los cueros y plásticos, como así también al pegamento y selladores que unen las piezas del interior. Estos materiales “transpiran” y emanan un olor característico. Esto mismo pasa muchas veces con los libros nuevos, básicamente aspiramos el perfume del pegamento y a muchos nos encanta.
Para contrarrestar esto (al menos en China), Ford está tramitando una patente para eliminar estos olores. Mientras tanto, recomendó a los usuarios que estacionen el auto al sol, abran las ventanas, enciendan el motor y prendan la calefacción y los ventiladores al máximo para eliminar el olor. Básicamente un pequeño horneado del habitáculo. Ojalá hayan aclarado que debe hacerse sin nadie adentro.