BMW suma una pieza más a su colección con la llegada del único 1600 GT Convertible. Su restauración demoró varios años y fue realizada por BMW Group Classic en la planta de Dingolfing (Alemania), para quedar como recién salido de fábrica hace más de 50 años.
En sí, este cuatro plazas pintado en plata con interior rojo, tiene una historia inusual lo que convierte en un representante revelador de la época en que la compañía BMW hizo la transición de ser un fabricante de automóviles de nicho a un fabricante de automóviles de producción en masa.
Algo que enriquece de manera impresionante el valor de este convertible, es que se trata del único ejemplar sobreviviente de dos prototipos que BMW encargó al diseñador italiano Pietro Frua. Fue en otoño de 1967 cuando ambos automóviles abandonaron la planta en Dingolfing; sin embargo, uno de ellos acabo en un violente accidente ocurrido en la fase de pruebas de manejo, que lo llevó a la perdida total.
Respecto a la segunda unidad, su historial menciona que el auto fue entregado al principal accionista de BMW AG en ese momento, Herbert Quandt. Durante muchos años permaneció en manos de la familia y luego se pasó a otros propietarios privados, hasta que fue dar a manos de un empresario de Fürth, en Franconia.
Al momento de restaurar el 1600 GT Convertible para conservarlo en su colección, los expertos de BWM Group Classic se dieron cuenta que se trataba del único ejemplar, por lo que decidieron realizar una oferta para acordar una adquisición.
Debido a que se trataba de un auto sumamente especial por su antigüedad y ser el único, el proyecto se vio en la necesidad de adquirir piezas originales y replicar numerosos componentes que ya no se podían obtener.