BMW trajo en abril del año pasado al X2, su incursión en un segmento bastante popular y que como hemos dicho en otras ocasiones, está lleno de clichés. Todas las marcas se jactan de tener un crossover único, diferente, juvenil, rupturista y rebelde, pero los terminas poniendo uno al lado del otro y son exactamente lo mismo. Así que, para destacar, salir del cliché, hay ser fiel a las premisas de la marca y ofrecer justamente lo que otros no pueden. En este caso, el X2 xDrive 20d que estuvo con nosotros durante una semana, nos demostró que, así como es muy "millenial", se maneja tal cual, como otro BMW, lo que es muy bueno.
Comenzando con sus dimensiones, el X2 se emplaza en una plataforma de 4.360 mm de largo, 1.824 mm de ancho, 1.526 mm de alto y una distancia entre ejes de 2.670 mm, además de un maletero de 470 litros de capacidad. Para darte una referencia, un modelo similar (aunque menos deportivo), el Volvo XC40 ofrece 4.425 mm de largo, 1.863 mm de ancho, 1.652 mm de alto y 2.702 mm entre ejes, con un maletero de 460 litros de capacidad; es más grande pero no por mucho y como lo conocemos, sabemos que su espacio interior esta aprovechado hasta el último milímetro. Otro auto similar es el Audi Q2, que con 4.1 metros de largo y casi 400 litros de maletero, es claramente más pequeño.
Volviendo al BMW, el espacio es bastante adecuado para cuatro ocupantes más que cinco, puesto que el respaldo del asiento del medio, oculta el apoyabrazos, lo que hace que sea muy duro. Estos asientos son reclinables, algo que preferirás si eres muy alto, puesto que el espacio para la cabeza es mayor en esa posición. El maletero es de doble fondo, cortesía de neumáticos run-flat que no requieren repuesto.
El estilo del X2 llama la atención, aparte claro de su color "jabón Popeye" (en BMW lo llaman Misano Blue). Esto se logra con sendas llantas bitono de 19", un kit de estilo llamado M Sport X, con detalles color grafito y una parrilla de riñones invertidos, con la parte baja más ancha que la superior. Los focos, de mirada agresiva, no se encuentran nunca con la parrilla, al contrario de los modelos más nuevos de la marca.
De líneas fibrosas en el capot y el perfil, llegamos a su pilar C, ancho y que luce con orgullo insignias BMW. A nosotros nos gusta, porque es un guiño retro a modelos del pasado, pero sabemos que también es para apelar a un tema aspiracional (mírenme, tengo un BMW). Ojo, que logra un coeficiente aerodinámico de 0.28 cx, de los mejores, lo que le permite cortar bien el viento, a pesar de ser un auto más voluminoso que un Serie 1 o un Serie 3. La zaga es minimalista y gracias a esta disposición que relega la patente al parachoques, le da un aspecto distintivo y diferente a otros BMW, salvo el X4. Abajo, dos salidas de escape de 90 mm asoman con carácter.
Pasando al interior, nos encontramos con un mundo que no le será desconocido a ningún fanático de BMW. Esto es bueno y malo a la vez, ya que delata un punto importante en el desarrollo del X2; que es un modelo de transición, a medio camino entre la generación de modelos BMW que se despide y la nueva camada de modelos, como el X5, el nuevo Serie 3 o el Z4. El interior es un mundo muy cercano a los primeros, más que a los segundos.
No vamos a negar que es un lugar muy agradable, en especial por sus butacas de Alcántara con costuras amarillas, sus alfombras y su iluminación ambiental. Y sabemos que, en otros mercados, incluso hay más opciones de colores. La riqueza de materiales en el interior, nos hace sentir muy bien y es algo que le alabamos mucho. Lo que no nos gusta mucho es el diseño de su clúster, muy pobre con apenas dos relojes y un computador a bordo muy pequeño y camuflado en el fondo. Y lo segundo, es lo obsoleto de su sistema multimedia, uno de los buenos en su tiempo, pero con una pantalla muy pequeña (de 6,5") y cero soporte para Apple CarPlay o Android Auto, al lado de la pantalla de 9" de Volvo en su XC40, con soporte completo. Y eso que BMW mostró en el lanzamiento, la pantalla horizontal completa que lleva el X2 en otros mercados.
Entre su equipamiento contamos con elementos como control crucero automático, encendido automático de luces, techo panorámico, climatizador electrónico, comandos al volante, frenos ABS con control dinámico de frenada, secado de frenos y compensación por fade, control dinámico y automático de tracción y estabilidad, diferencial de bloqueo electrónico, modos de manejo, control de estabilidad para remolque y suspensión ajustable, así como 6 airbags, 5 cinturones de 3 puntas y monitor de la presión en los neumáticos. Todo muy bien, pero con importantes falencias para el precio que pagamos. Nos faltan elementos como alerta de cambio de carril, radar de punto ciego, frenada de emergencia, sensores delanteros de estacionamiento, auto hold y un sistema de audio premium.
Yéndonos a lo dinámico, el X2 en esta versión emplea un motor Turbodiésel de 2 litros, 190 Hp y 400 Nm de torque, acoplado a un sistema de tracción a las cuatro ruedas y a una transmisión automática Steptronic (ZF) de 8 velocidades, con los clásicos modos de BMW (Eco Pro, Comfort, Sport, Sport+). Y es donde todo se pone interesante, puesto que es el punto más alto de este modelo. En un punto preciso entre la decisión y la explosión, este motor despega con potencia y torque inagotable desde las 1.500 RPM. Su dirección electromecánica de buen tacto (aunque su radio de giro podría ser más corto) y su bien regulada suspensión, hacen que ir de curva a curva sea una delicia, ofreciendo un manejo mucho más cercano al de un hatchback que al de un SUV. La tracción AWD xDrive, sabemos que no es de las mejores fuera del camino, pero si lo hace muy bien en asfalto, repartiendo la tracción según lo necesitamos, sin falta de grip.
Las llantas de 19" con neumáticos run-flat no son la mejor combinación en caminos parchados, por lo que el recorrido de la suspensión no logra aplacar la sequedad con la que ataca zonas más texturadas.
El consumo homologado es de 17,5 km/l en ciudad y hasta 21,3 km/l en carretera, aunque por lo bien que se conduce, probablemente nunca logres esas cifras, que son notables. Parafraseando un conocido spot de leche chocolatada "manejarlo despacio, ¡imposible!"
En resumen, el X2 xDrive 20d se encuentra a un precio de $34.290.000, con una gama que comienza en los $27.190.000. Es un precio elevado para un modelo que no se siente tan novedoso como debería y que solo sustenta su atractivo en su delicioso manejo y su atractivo estilo. No es para nada un mal auto, por el contrario, pero cuando miras a la competencia, en especial a modelos como el Volvo XC40, hay una sensación inevitable de sobrevalor.
BMW dio en el clavo con el X2 y creó con éxito su propia formula de crossover juvenil. El problema es más bien la configuración con la que se ofrece y su valor, accesible solo para unos pocos.