Hace bastante que en Chile ya no se fabrican autos. En realidad, no es mucho lo que se fabrica en Chile, por lo que estas historias, siempre son muy bien recibidas. Esta historia, llega justo en medio de las celebraciones por los 125 años de Skoda y narra la aventura de Bohuslav Čtvrtečka, un personaje que la misma marca checa define como “un hombre que lleva a Škoda en el alma y corazón” y que aún retirado, sigue trabajando en la fábrica de Kvasiny, como guía turístico.
Hace 50 años, Čtvrtečka viajó a Chile para aprender castellano. No es el mejor lugar para hacerlo, es sabido, pero terminó quedandose por dos años aqui, compartiendo su conocimiento y habilidades en el ensamblaje del que fuera el bestseller de Škoda en ese momento: el Škoda Octavia Estate, que para esa fecha ya llevaba 10 años saliendo de la línea de producción en el mundo.
Bohuslav Čtvrtečka, como encargado del control técnico del taller de soldadura, era un experto en la producción del Octavia Estate, por lo que se le ofreció hacerse cargo de la línea de ensamblaje en Chile y enseñarles a los locales como armar el modelo. “Previo a viajar a Chile a principios de los ’70, algunos modelos Škoda ya eran ensamblados allá. Cuando llegué, vi una antigua pick up 1201 en la carretera”, recordó Čtvrtečka junto con la historia de algunos modelos casi olvidados que la marca produjo en el extranjero.
Al principio, por razones de aduana, el proceso sólo involucraba completar modelos que estaban prácticamente listos. Desde Kvasiny, se enviaban las carrocerías pintadas y los interiores tapizados, juntos con dos chasis. El resto, se apernaba aqui mismo en Arica, de donde salian apenas un par de unidades por dia; si salian tres, era un buen dia.
“Llegó un momento en que el gobierno chileno demandó que se utilizaran más componentes producidos en Chile, por lo que comenzamos a averiguar proveedores que nos pudieran apoyar con elementos como baterías, neumáticos o llantas”, cuenta Čtvrtečka y da cuenta que, con el tiempo, comenzó a aumentar la cantidad de componentes locales que se comenzaron a utilizar.
Pero el uso de estos nuevos componentes significó un gran desafío ya que no existían las prensas o mecánicos calificados para ello. “Pero nos llegó la orden que debíamos producir componentes prensados, por lo que tuvimos que utilizar lo que teníamos a mano: en la planta había una tabla con unas gatas hidráulicas, y en esa tabla pusimos una especie de horma de madera y seis hombres comenzaron a bombear las gatas. Tomó un tiempo, pero finalmente logramos hacer una pieza moldeada”, comenta.
De manera paralela, aumentó la exigencia para que los ensambladores nacionales pudieran lograr las piezas acorde a las expectativas originales. “Recuerdo a un herrero, por ejemplo, que previamente hacía herraduras. No tenía sabía nada sobre autos, pero era realmente bueno con sus manos… hacía milagros con el equipamiento más básico. Él daba instrucciones al resto de las personas: uno sostenía el cilindro de gas, otro golpeaba con un martillo, y un corto tiempo no podías diferenciar entre una parte original o una hecha con nuestra prensa en las condiciones más básicas”.
El ensamblaje en Chile terminó en 1971.
La historia del Octavia Estate
En la década de los sesenta, Octavia Estate era un modelo de tres puertas, pero aún así tenía un cuerpo amplio de más de cuatro metros de largo e increíblemente espacioso. También era un auto muy robusto y resistente. Más de 54 mil unidades fueron producidas entre 1961 y 1971.
Con un motor montado en la parte delantera, tracción trasera y chasis tipo cajón, era un auto simple pero fuerte. La leyenda cuenta que con un saco de cemento en la parte de atras, el Octavia incluso podia mejorar su tracción en caminos más blandos. La policía islandesa solicitó una flota ya que era ideal para las duras condiciones locales, y también se exportó a Dinamarca, Noruega e incluso, Australia.
Tal como en Chile, muchos Octavias se ensamblaron bajo licencia, ya sea todo el automóvil o sólo el chasis, con una carrocería diferente montada en él. El auto se entregó en piezas para su montaje en Islandia, Pakistán, Indonesia y Turquía.
Un Octavia para América
En Chile, se fabricaron entre trescientos y cuatrocientos vehículos Octavia Estate en el transcurso de dos años. El montaje se realizó en condiciones muy básicas y casi en su totalidad a mano. Y fue Bohuslav Čtvrtečka quien supervisó el proceso en el lugar. En ese momento, era un empleado de 28 años de la planta de Kvasiny, que, a pesar de no hablar ni una palabra de español, no lo pensó dos veces y partió a Chile.