¿A quién no le gustaría tener un auto de lujo? Un Mercedes-Benz, McLaren, Bentley, o incluso un Porsche. ¿Y qué pasa si un día te despiertas y encuentras en tu garage (que por cierto, debería ser más un galpón que otra cosa) una veintena de máquinas de este tenor? Sería un sueño hecho realidad, sin dudas.
Resulta que en Filipinas se vivió una situación parecida pero que no terminó cómo nos hubiese gustado: el gobierno nacional incautó 21 vehículos, muchos de ellos de lujo, cuyo valor alcanzaba los 1.2 millones de dólares, para luego dejarlos hechos chatarra.
La acción tuvo lugar el pasado viernes y su fin fue demostrar la “mano dura” del gobierno contra el contrabando. Claro, pasa que, de acuerdo a la Oficina de Aduanas de la nación asiática, las máquinas fueron incautadas entre 2018 y 2020 luego de que se las tratase de ingresar al país por vías ilegales.
¿Cuáles fueron los autos destruidos?
En el lote de autos que pasaron a mejor vida se encontraban:
- McLaren 620 R nuevo
- Hyundai Genesis Coupé
- Bentley Flying Spur
- Porsche 911
- Mercedes-Benz SLK
- Lotus Elise
Un Toyota Solara (coupé producida entre 1999 y 2008) y 14 Jeep-Mitsubishi (la marca japonesa tuvo la licencia de la estadounidense para producir el CJ) completaron el listado.
El gobierno filipino toma medidas de este calibre desde 2017, año en el que un decreto presidencial dictaminó la “necesidad de destruir vehículos de contrabando para enviar un fuerte mensaje de que el gobierno está siendo serio en sus esfuerzos contra este tipo de acciones ilegales”, según afirma la Oficina de Aduanas local.
Estos videos se han hecho viral rápidamente y no ha sido la primera vez que aparecen en la prensa. Las oficinas de aduanas en Filipinas tienen el mismo procedimiento para todas estas "ceremonias de destrucción", las que incluso tienen un componente de "violencia psicológica", debido a que son transmitidas por Internet y musicalizadas con rock. El auto más exclusivo del lote, obviamente es el que se lleva la peor parte y el que recibe la mayor cantidad de daños. Estos autos perfectamente podrían haber sido dañados de manera programada (quizás solo el techo) y luego desarmados por piezas, pero para los filipinos, es mejor hacerlos tira de una sola vez. Y no son subastados, debido a que estos podrían volver a caer en manos de quienes los internaron al país de manera fraudulenta.