Como parte del desarrollo de un modelo, las marcas de autos trabajan en varios conceptos que visualizan al vehículo de producción que llegará a las calles. Mientras que algunos de estos prototipos exageran del diseño, otros se mantienen casi intactos cuando pasan a la fase de producción en serie.
Si bien este proceso de desarrollar un prototipo para su exhibición y luego dar a conocer la versión de producción es un mero trámite, algunos conceptos se quedan en el camino y no llegan a la fabricación.
Uno de los tantos concept cars que han quedado en el camino es el Aston Martin Bulldog desarrollado en la década de 1970.
Fue en 1976, cuando Aston Martin encomendó al diseñador William Towns la tarea de crear un superdeportivo con motor central, de ahí que se le ocurriera un impresionante diseño de cuña.
Por su parte, la misión del diseño de chasis y suspensión fue encomendada al director de ingeniería Mike Loasby, quien creó un bastidor de acero tubular para guardar a lo elementos del tren de rodaje, entre ellos el V8 de 5.3 litros. Sin embargo, después de varios meses de desarrollo, el proyecto se abandonó y Loasby se fue para unirse a DeLorean.
En 1979, el Bulldog se revivió, se entregó al director del proyecto Keith Martin y se aceleró rápidamente. A pesar de tener poco más que bocetos, un modelo de arcilla y un chasis incompleto, Aston Martin tenían el auto listo para las pruebas en escasos ocho meses.
Por medio de un par de turbos Garrett AiResearch y la inyección de combustible Bosch, el V8 de 700 Hp tenía objetivo de convertir a este auto de Aston Martin en el primer automóvil de carretera del mundo en superar los 320 km/h.
A pesar de los mejores esfuerzos, lo más rápido que el Bulldog pudo ir fue a 308 km/h, pero eso no fue lo que finalmente acabó con el proyecto, sino el dinero.
Curiosamente, Aston Martin no conservó el único prototipo del Bulldog, y lo vendió a un príncipe saudí después de que el sultán de Brunei cambiara de opinión. Durante los 40 años transcurridos desde entonces, el automóvil pasó un tiempo en Arizona, luego regresó al Medio Oriente, antes de reaparecer en Asia, donde fue rastreado por RM Sotheby's.
Hoy en día, esta rara pieza de colección es propiedad del coleccionista texano Philip Sarofim, quien lo ha sometido a una restauración total gracias a Classic Motor Cars de Bridgnorth en Shropshire, Reino Unido.
Habiendo tenido una variedad de modificaciones a lo largo de los años, incluidos intentos de mejorar el sistema de refrigeración, cambiar la pintura y hacer otras alteraciones, se decidió restáuralo a su especificación original -se necesitaron unas 6.000 horas hombre y más de 18 meses-, solo que con algunas mejoras sutiles para hacerlo más práctico.