Las marcas de autos chinas tomaron al mundo por sorpresa, pues en tiempo récord pasaron de solamente ofrecer productos para su mercado local a convertirse en toda una amenaza para los intereses de conglomerados que llevaban décadas dominando a nivel global. Esto explica que tanto la CEO de General Motors, Mary Barra, cómo el de Ford, Jim Farley, hayan declarado que están abiertos a formar alianzas para resistir el golpe que las marcas chinas representan.
En una entrevista reciente, Mary Barra declaró: “Si hay alguna manera de aliarnos con otros, especialmente en tecnologías que nos permitan ser más eficientes en el proceso de investigación y desarrollo, así cómo en capital, entonces estamos dentro”.
Por su parte el CEO de Ford dijo en otra entrevista que ellos están abiertos a colaborar con más marcas automotrices con el fin de recortar el costo de las baterías y así ofrecer productos más accesibles.
Los gigantes americanos ven como principal amenaza a BYD, que ha expandido su capacidad de producción a un ritmo impresionante, y además, con el apoyo del gobierno chino subsidiando parte de los costos de producción, obtienen una ventaja aún más grande.
Ford ha analizado que esta año podría perder entre $5.000 y $5.500 millones de dólares en el mercado de autos eléctricos. Tal es su preocupación, que crearon un grupo de ingenieros especializados para diseñar un eléctrico pequeño accesible que les pueda ayudar a competir directamente con el BYD Dolphin.
En ese mismo sentido, la firma de investigación, Wolfe Research, dijo que se estima que las marcas chinas tienen un costo de producción hasta un 30% menor que el resto de las marcas del mundo. Especialmente por el apoyo del gobierno.
Ante todo lo que sucede no sorprende saber que marcas del tamaño de Ford y General Motors estén considerando alianzas con más marcas interesadas, e incluso entre ellas mismas para hacer frente a la ola de productos que de una u otra forma entrará en Estados Unidos muy pronto.