El que tienes frente a tu pantalla es el Volkswagen EA 128, un prototipo que, de hecho, puedes admirar si tienes la fortuna de acceder al Stiftung AutoMuseum Volkswagen en Wolfsburg, Alemania. Es uno de tantos modelos que no llegó a producción, pero también es de esos autos que en teoría eran tan geniales, que uno se hace la pregunta ¿Qué hubiera pasado sí…? Bueno, conozcamos la historia este sedán de lujo que no fue.
Para conocer los detalles, hagamos un viaje en el tiempo, más en específico a principio de la década de 1960, época en la que Volkswagen gozaba de un enorme éxito global con el Type 1 (el Escarabajo). Más en específico, la firma alemana lograba un excelente resultado en Estados Unidos, donde obtuvo récord de ventas para un auto importado.
El éxito del Escarabajo, propició que los fabricantes estadounidenses comenzaran a adentrarse en el segmento de los autos pequeños. Claro está que este no era el fuerte de los fabricantes norteamericanos, y a excepción de unos cuantos ejemplares, seguían siendo mucho más grandes que el Beetle alemán.
Y justo, desde Volkswagen consideraron contraatacar adentrándose en segmentos superiores. El primer intento llega con el Type 3. Pero no era suficiente, así que Heinrich Nordhoff, presidente de Volkswagenwerk AG, dio inicio al proyecto “Entwicklungs Auftrag 128” (VW EA 128), cuyo desarrollo le fue encargado a Porsche.
Y como puedes suponer de un proyecto llevado a cabo por Porsche y Volkswagen en esa época, la fórmula es conocida: colocar un motor bóxer de dos litros y 90 Hp en la parte trasera, enfriado por aire.
Por cierto, este motor era un nuevo desarrollo de Porsche, el cual estaba listo para montarse en el proyecto 901, que como sabemos, es el nombre que originalmente tuvo un auto deportivo que hoy es un ícono cultural: el Porsche 911.
La transmisión era una caja manual de cinco velocidades y la suspensión era de barra de torsión. El peso estaría en torno a los 1.200 kg. Con todo ello, este auto, que estaba listo para convertirse en el primer Volkswagen de cuatro puertas de la historia, lograría alcanzar una velocidad máxima de 160 km/h.
El parentesco con el 911, no quedaba solo en el motor, ya que al interior los controles y botonería en general provenían directamente del Porsche. Incluso el velocímetro era virtualmente idéntico. Esto también aplica para las llantas que tal vez, era lo único que evidenciaba su parentesco, y es que este auto no contaba con logotipos de ningún tipo, más allá del volante. Al interior, había madera y cuero, lo que dejaba en claro sus intenciones como un auto de lujo.
¿Y por qué no llegó a producción este auto
Bueno, básicamente por un tema de costos y es que al ser básicamente una versión de cuatro puertas del 911, no es que precisamente fuera a ser un producto asequible, así que el riesgo para una marca que entonces era más conocida por fabricar autos como el Escarabajo era más que elevado.
Eso si, Porsche y Volkswagen se saldrían con la suya muchos años despues. Volkswagen tendría su sedán de lujo exclusivo, como fue el Phaeton y Porsche, casi 45 años despues, creó al Panamera. Eso si, ambos venian con el motor en el frente.