Las grandes políticas empresariales por lo general son proyectadas de con muchos años de anticipación. Así también hay algunas determinaciones que se proyectan en varios años para ser aplicadas. Ese es el escenario del conglomerado Stellantis.
En ese escenario el 2016, la directiva del grupo dio un plazo de 10 año para que cada marca demostrara su valor y peso dentro del consorcio, sin embargo, Carlos Tavares, director ejecutivo de Stellantis, reciéntemente declaró que “el tiempo de gracia” de 10 años termina en 2026, que es la fecha límite para el bienestar financiero de la empresa, lo que en pocas palabras significa que será cuando se acabe el dinero.
Después de ese “dead line”, Stellantis únicamente estará conformado por marcas que generen ganancias reales, sin importar lo impresionantes que sean sus proyectos o productos venideros.
Desde el Salón del Automóvil de París, Tavares dio a conocer el plan a seguir llamado Dare Forward 2030, en el que revisarán el performance de cada marca, así que el resultado de esas decisiones podría llegar masomenos en dos o tres años.
La situación se condimenta con el próximo retiro de Tavares, cuyo contrato termina en 2026 obedeciendo al cambio generacional del consorcio, por lo que su salida podría darse en medio de una ola de cambios serios para la corporación, sumándose a las críticas y desencuentros con concesionarios y sindicatos norteamericanos que no están del todo de acuerdo con sus decisiones.
Recordemos que actualmente, Stellantis opera con 14 marcas: Abarth, Alfa Romeo, Chrysler , Citroën, Dodge, DS, Fiat, Jeep, Lancia, Maserati , Opel, Peugeot, Ram y Vauxhall, de la participación en la china con Leapmotor; muchísmos colaboradores y familias dependientes esta fuente de ingresos que se prepara a eliminar eslabones frágiles. Esperamos que las decisiones no sean tan severas y las consecuencias sean las menores.