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Grandes Leyendas de la Industria: el Mercedes-Benz 300 SL cumple 70 años

Nació en base a un auto de carreras, y se convirtió en uno de los modelos más recordados de la marca, y te contamos su historia.

Grandes Leyendas de la Industria: el Mercedes-Benz 300 SL cumple 70 años

En 1954, Mercedes-Benz sorprendió en el Salón de Nueva York con un modelo impresionante que perduró en la historia: el 300 SL, que cautivaba con su diseño, puertas tipo alas de gaviota y sus características generales, pero su historia es mucho más que eso, y la repasamos a continuación.

Mercedes-Benz 300 SL: origen

El nacimiento del 300 SL no hay que agradecérselo a Mercedes en sí, sino a Maximilian E. Hoffman, el importador de la marca en Estados Unidos por ese entonces, quien creyó que sería una buena idea crear una variante de calle del 300 SL (W194) ganador de tres de las competencias más importantes de esa época:

  • Carrera Eifelrennen de Nürburgring
  • 24 Horas de Le Mans
  • Carrera Panamericana de México

Mercedes-Benz escuchó la propuesta de Hoffman y aceptó, y así nació una leyenda: el 300 SL (W198).

Cómo era el 300 SL de calle

Estéticamente, el 300 SL seguía varios de los lineamientos generales del modelo de carreras, aunque contaba con algunos retoques estéticos que le daban un aspecto más elegante y refinado, como los guardabarros delanteros abultados y con dos líneas de musculatura, el capot largo, o el remate trasero redondeado.

La principal característica de los 300 SL fueron sus puertas con apertura tipo alas de gaviota, que si bien eran una solución interesante, tenían que ser así por el chasis tubular ligero y resistente a la torsión, que era muy ancho en la zona del habitáculo (era otra de las virtudes del vehículo).

Entre las otras “novedades” que tenía el 300 SL, se pueden mencionar la inyección directa, que no se había visto en ningún auto de producción con motor de cuatro tiempos hasta ese entonces.

El motor era un seis cilindros en línea de tres litros (de ahí el 300 del nombre) que entregaba 212 Hp y 275 Nm, y la transmisión era manual de cuatro cambios. También se podía pedir una opción potenciada del motor, que producía 237 Hp y 294 Nm.

Solo se construyeron 1.400 unidades del 300 SL Gullwing (alas de gaviota), y más de la mitad fueron exportadas a EE.UU. Los precios nunca fueron bajos, ni cuando se vendió oficialmente, ni hoy.

El 300 SL Roadster

En 1957, Mercedes lanzó el reemplazo del 300 SL Gullwing, pero en carrocería Roadster con techo de lona, y si bien mantenía los lineamientos generales, eliminaba el aspecto más destacado del modelo: las puertas tipo alas de gaviota.

Si bien el modelo fue un éxito, Mercedes dudó mucho si incorporar esta variante, y para estar seguros, en 1956 le pidieron al fotógrafo David Douglas Duncan que le tomara unas imágenes y las publicara en la revista estadounidense Colliers en la que trabajaba.

La recepción fue tan buena que Mercedes tuvo que desarrollar este modelo a contrarreloj y lo terminó presentando en el Salón de Ginebra de 1957, y resultó ser un éxito, con más unidades producidas que el “Gullwing”, llegando a una cifra de 1.858 ejemplares hasta 1963, cuando se dejó de fabricar.

El motor era el mismo que el del 300 SL Gullwing, es decir, el 3.0 de seis cilindros en línea con inyección directa, que podía ser de 212 Hp y 275 Nm, o 237 Hp y 294 Nm.

Sin dudas, se trata de uno de los vehículos más emblemáticos de la historia, considerado por muchos como “el auto más hermoso del mundo”, pero ¿coincides?

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