
¿Qué harías tu por mantenerte en carrera? Estamos claros que con el avance de la tecnología y competencias cada vez más normadas en temas de especificaciones o reglas, todo se ha vuelto más predecible y constante. Pero ante la desesperación, la adrenalina y la pasión, hay pilotos que han protagonizado anécdotas muy sabrosas. Hay historias épicas y casi sobrehumanas, pero también hay otras ingeniosas y curiosas. Por supuesto, no es azar que la mayoría de estas sean de tiempos pasados.
Cuando un piloto va al límite, su auto también. Entre más al límite vas, más existe el riesgo de que algo falle, en especial en condiciones menos predecibles como es el Rally. Caminos de tierra, barro y nieve, caminos sinuosos, saltos y mucho derrape, torturan mucho a los autos. Es fácil salirse, es fácil pegarle a algo y también es fácil que algo se suelte o se estropee. Cuando eso ocurre y estas en la mitad de la etapa, peleando el campeonato o una posición, sin asistencia a la vista, no te queda otra que resolver con lo que tienes a la mano o con lo que tu ingenio o desesperación te permita. Las soluciones menos ortodoxas son fruto de estos momentos y solo queda a la suerte su efectividad. Hay quienes lograron salvarse del abandono, hay otros que pudieron ganar y hay otros a quienes no les resultó, pero nadie te dirá que no lo diste todo.
Voy a partir con una de mis anécdotas preferidas, la cual fue protagonizada por Colin McRae en el Rally de Argentina, allá por 1998. McRae, siendo McRae, golpeó su auto, doblando uno de los brazos de la suspensión y trabando la rueda trasera contra el paso de rueda. Como la rueda estaba atorada y no podía ser retirada rápidamente, se le ocurrió la brillante idea de usar un enlace de asfalto para deslizar la rueda trabada hasta que esta se reventó, lo que permitió sacarla para así arreglar el brazo de la suspensión. Y no, no esperó a llegar a la asistencia para hacerlo, sino que la golpeó violentamente con una piedra, la enderezo, la volvió a calzar en el auto, montó una rueda de repuesto y siguió su camino. El escocés llevo su Subaru a la quinta plaza, mientras Tommi Makinen ganaba el Rally, pero mejor llegar quinto a abandonar.
Ojo, que McRae ya tenía experiencia "arreglando" la suspensión de sus autos; en 1995, le puso un tronco a la suspensión de su Subaru para poder enderezar una suspensión colapsada y lograr llegar al parque de servicio, el mismo Rally de Gran Bretaña donde se coronó campeón del mundo.
Otra increíble historia fue protagonizada por Juha Kankkunen y su copiloto Juha Piironen en el Rally de Finlandia, por entonces llamado el Rally de los 1000 Lagos y que además celebraba 40 años de historia. Era 1990 y el "KKK" corría con los colores de Martini en Lancia. Hoy en día muchos están acostumbrados a los aceleradores by-wire, pero en tiempos pasados y en autos más económicos, aun se usa un cable y una piola. Y ese cable se trabó. ¿Cómo arreglas un cable de aceleración? Es difícil. Y como es difícil, la solución fue accionarla a mano, una maniobra que hoy de seguro estaría castigada por la FIA. Juha Kankkunen saltó al capot del Lancia y como pudo, accionó a pulso el mecanismo de aceleración, mientras Piironen recibía instrucciones por intercom. Finalmente, esa fecha fue ganada por Carlos Sainz en un Toyota Celica. Kankkunen tendría que esperar al año siguiente para ganar por primera vez en casa.
El mismo problema tuvo Armin Schwarz en 1997 durante el durísimo Rally Safari. Denis Giraudet, su copiloto, tuvo que sacarse los cordones de sus zapatillas para así hacer un largo cordel desde el acelerador hasta el habitáculo de su Ford Escort. Schwarz y Giraudet terminaron cuartos en dicha fecha, ganada por Colin McRae en su Subaru Impreza WRC.
Algo que siempre falla es la refrigeración y ante el calor, no importa lo que uses con tal de que el auto sobreviva. Le pasó a Richard Burns y Robert Reid cuando competían por el equipo Peugeot en el Rally de Chipre en 2003. Se gastaron sus dos botellas de agua para calmar la sed de su Peugeot 206. Pero cuando el agua ya se había acabado, tuvieron que recurrir a otra fuente liquida: la orina. Robert Reid se bajó el cierre y aprovechó la emergencia. Lamentablemente no fue suficiente y abandonaron.
En 2014, Thierry Neuville se salvó de lo mismo gracias a una cerveza Corona, la cual fue entregada a todas las tripulaciones tras la etapa final, una suerte de auspicio que le vino más bien a su Hyundai que a ellos.
Estas son algunas de muchas historias heroicas que hay en el mundo motor. En este caso tomamos al WRC como punto de partida, pero de seguro te recuerdas varias más en otros campeonatos de la FIA y también categorías amateur locales. Hoy todo se resuelve políticamente, pero hubo un tiempo donde la voluntad propia podía hacer la diferencia entre ganar o perder.