En nuestra nueva serie "Pioneros Modernos", revisamos los orígenes de algunos avances tecnológicos modernos del mundo motor, en especial, algunos que damos por sentado y que hoy son parte integral de muchos modelos nuevos. En este reporte, vamos a revisar de donde salieron los cuadros de instrumentos digitales modernos, con gráficas interactivas y colores.
Digital, pero precario
La década de los ochenta nos dejó con algunos de los cuadros de instrumentos más originales y modernos de todos, los cuales comenzaron a hacer uso de displays LCD monocromáticos, iguales a los de una calculadora o un reloj digital. Con el tiempo se volvió a las agujas, pero el tiempo le dio una segunda oportunidad a los instrumentos digitales. El primer cuadro de instrumentos digital fue usado en el fastuoso Aston Martin Lagonda de 1976 y no era lo más atractivo: más bien parecían los marcadores numéricos de un flipper.
Los superdeportivos fueron primero
El primer auto en usar un clúster a color, de alta resolución y configurable fue el Lamborghini Reventón, un auto de edición limitada basado en la plataforma del Murciélago, inspirado en un avión de combate: de ahi la idea de los marcadores digitales. Luego fue el turno de Lexus con el LFA, quienes señalaron que solo la precisión electrónica podría efectivamente mostrar la velocidad con la cual el motor cambiaba sus revoluciones. Al día de hoy sigue siendo un cuadro de instrumentos espectacular. Pero finalmente fue el turno de Audi de llevar esta tecnología a las masas con el famoso Virtual Cockpit implementado en el Audi TT de tercera generación.
Hoy en día, la gran mayoría de los fabricantes están optando por grandes pantallas de 8 pulgadas o más para sus cuadros de instrumentos, relegando el uso de agujas analógicas a modelos muy económicos o derechamente al mercado de lujo, con mecanismos tan fantásticos como el sistema combinado de velocímetro y tacómetro del Bugatti Tourbillon, fabricado con el mismo esmero que un cronógrafo de alta gama.
