Los grandes sedanes siempre han contado con motores potentes, pero últimamente el segmento se ha transformado para ofrecer todavía más prestaciones deportivas lo que significa que el antes transportado personaje en la parte trasera, le guste viajar adelante y manejar.
El primero que probamos, el Porsche Panamera Turbo, es el nuevo acercamiento a este segmento. Históricamente, la marca de Stuttgart se ha dedicado a hacer autos deportivos y aunque ha tenido algunos productos diferentes al 911 (léase, Cayenne, 928, 944, etc.), todos han preservado cierto carácter deportivo.
Su último escándalo, el Panamera, es un coupé de cuatro puertas con aspiraciones lujosas. Seguramente si Ferdinand Porsche lo viera, se retorcería. Porsche ahora es una compañía diferente a la que fundó y el Panamera es un producto que ya les comenzaba a hacer falta.
Lo primero que llama la atención es el inmenso tamaño que tiene. Tal vez en fotografías es difícil apreciarlo pero en vivo y sobre todo, ya que lo manejas y comparas en la calle, es cuando notas sus proporciones. El gran capó representa una parte considerable del largo, pero lo más impresionante es el ancho, ya que los 1.93m son difíciles de calcular, sobre todo desde una posición de manejo baja.
La estética es muy Porsche, de hecho, demasiado. Si no hubieran tratado de hacerlo lucir como un 911, tal vez se vería mejor. La parte de la cabina es como si a un 911 le pusieran una extensión en medio y la línea del toldo, cae demasiado rápido haciendo muy corta la “maletera”. Habrá a quien le parezca una belleza rara pero en general, las opiniones apuntan para el otro lado.
Afortunadamente, la mecánica no decepciona. Tiene un motor de ocho cilindros en V –poco común en la marca y que sólo comparte con Cayenne- pero en el caso de la versión que probamos, con dos turbo compresores que elevan la potencia hasta los 500Hp y el torque a 567lb-pie.
La aceleración es simplemente brutal y al seleccionar el modo Sport o Sport Plus, lo es todavía más. Por más cuatro puertas, grande y pesado (1,970Kg) que sea, debemos de reconocer que Porsche ha hecho un gran trabajo al darle esa sensación que todo producto de la marca transmite en la que las partes mecánicas están en perfecta sincronía y funcionan como deben.
Los 500Hp llegan a las cuatro llantas gracias a un sistema de tracción integral, lo que se traduce en un nivel de agarre que pareciera que va sobre rieles, imperturbable. Los frenos, dirección y suspensión están hechos para darle prestaciones de un auto deportivo y harán doler tus ojos con cada frenada o cambio de dirección.
Lo que resulta asombroso del Panamera es lo parecido que es su manejo con el resto de deportivos de la marca pero es capaz de alojar a cuatro personas cómodamente.
El interior también es muy del estilo como el que encontramos en un 911, Cayman y Boxster pero con más botones y detalles como la madera que bien podrían sobrar en un Porsche. La distribución 2+2 le permite tener un poco más de espacio a lo ancho pero te limita a transportara no más de cuatro personas.
Algo que encontramos incómodo al manejar el Panamera es el reflejo del tablero (que es de color claro) en el parabrisas, así que resulta prácticamente imposible ver algo del camino con el sol de frente. Esto y la calidad de algunos botones comparados con los del Bentley te hacen cuestionar los 220,000USD que cuesta con todo y extras el Panamera que probamos.
Por otro lado, el Bentley, que es una versión extendida y con maletera del Continental GT, luce mucho más natural. La parte extra para guardar el equipaje no luce agregada y de hecho, es bastante discreto en general gracias a esto.
El tamaño también es algo a considerar pues mide casi 5.3m de largo y 1.97m de ancho (sin espejos) pero gracias a una dirección y suspensión suaves, es fácil de olvidar en el tránsito.
El lujo interior y atención al detalle es impresionante y muy por encima de lo que encontramos en el Panamera. Los interruptores para bajar los cristales (que son dobles para aislar el ruido al igual que en el Porsche), la perilla para ajustar los espejos, las palancas de las direccionales, salidas del aire acondicionado, botones, etc. se sienten de materiales caros y de una calidad impresionante, aunque muchos de sus diseños están claramente basados en los que encontramos en Audi y Volkswagen.
Bajo el capó, encontramos también un motor biturbo pero en el caso del Bentley en lugar de ser un V8 como en el Panamera, utiliza un motor 12 cilindros en forma de W con 552Hp y 479lb-pie. En este caso, tanto la potencia como el torque, funcionan de manera distinta. En el Porsche la potencia y torque están arriba en el rango de revoluciones por lo que necesitas acelerar más para llegar a ellos pero en el producto de la marca inglesa, están disponibles desde la parte baja del tacómetro y se mantienen parejos hasta arriba lo que da una sensación muy diferente de manejo.
La aceleración de 0 a 100Km/h toma 5.2seg, considerablemente más que en el Panamera, pero el Bentley pesa casi tres toneladas (2,940Kg) y el torque parece nunca terminar.
La marcha es muy diferente entre uno y otro comenzando por la posición de manejo que en el Alemán es mucho más baja. La suspensión del inglés parece imperturbable por los baches e imperfecciones del pavimento mientras que en el Panamera, no es incómoda pero sí se nota un enfoque más deportivo. El espacio en la parte trasera del Bentley es mucho mayor, además de que puedes adquirirlo con la opción de asientos con masaje e inclusive una separación en medio para dejar espacio para sólo cuatro personas en total.
Tanto la altura como la dureza de la misma pueden ser reguladas en el Bentley y aunque carece de un modo deportivo como el que encontramos en el Panamera en el que la transmisión, motor y suspensión se ponen en alerta, el modo S de la transmisión automática del inglés ofrece cambios al tope de las revoluciones y cambios más rápidos que cuando la palanca está en posición D. Obviamente no son tan rápidos como los de la caja de doble embrague del Panamera (PDK) pero son suficientes para divertir un rato en carretera, sobre todo si los utilizas con las paletas montadas en el volante.
La elección al final del día es difícil pues por un lado tienes el tope de gama de la línea de Porsche con un precio de US$220.000 y por otro, el modelo “de entrada” de Bentley con un precio aproximado de US$250.000. El enfoque de cada uno es distinto pues mientras que el Porsche puede volverte loco (en un buen sentido de la palabra) en carretera o inclusive en pista, en las calles es incómodo, difícil de maniobrar y sumamente brusco. El Bentley es más sofisticado y civilizado pero cuando el camino lo permite, también llega a ser divertido aunque nunca a los estándares del alemán. Creemos que el balance lo tiene mejor acertado el Flying Spur, pero no podemos ignorar la impresionante potencia y manejo del Panamera así que tendremos que dejarlo al gusto del cliente.