Cada cierto tiempo aparecen modelos llamados a cambiar el rutero general de una marca. El DB11 es ese auto para Aston Martin, la flemática marca británica que desde su independencia de Ford ha buscado crear su propio destino con pocos recursos y muchas necesidades.
El DB11 es el primero de una nueva generación de modelos de Aston Martin. Y nueva generación no es una expresión gratuita, ya que con este modelo debuta una nueva arquitectura modular ultra ligera, un nuevo bloque de 12 cilindros y una estructura eléctrica que es fruto de la también nueva asociación con Mercedes-AMG, la división deportiva de la marca alemana que posee casi un 10% de la propiedad de la marca de Gaydon.
La marca se propone crear los “autos más hermosos del mundo”, según la expresión del propio CEO de Aston Martin, Andy Palmer. Una aspiración que al menos en este modelo se cumple plenamente, ya que el DB11 es sin duda hermoso. Como casi todos los Aston Martin de los últimos 50 años, pero más que algunos de los últimos Aston Martin, si es que se entiende la expresión.
Un diseño de infarto
Si bien todos los Aston Martin se parecen unos a otros, lo que denota un trabajo profundo de creación de marca a través del diseño, tenemos en este modelo una evolución importante que toma elementos que impactaron en el híper car Vulcan.
Lo primero que resalta a simple vista son las proporciones, hermosas y sumamente deportivas, con una trompa larga, una cabina instalada justo entre los ejes y una zaga corta, dejando en ambos extremos voladizos diminutos propios de todo quien se precie de ser un coupé de súper lujo.
Del Vulcan aparecen los denominadas “curliques”, unas branquias laterales caladas en extensión desde los pasos de rueda delanteros, y que hacen ver al DB11 moviéndose como un verdadero cohete.
El capó es una obra en sí misma, es la pieza de aluminio más grande de las que se usan en la industria, y que cuenta con cuatro aperturas que tienen dos funciones: meter aire para aumentar la carga aerodinámica, e introducir aire hacia el motor, que está posicionado por delante de la cabina. Es tan largo el capó, que cuenta con su propio mecanismo para minimizar las vibraciones.
El techo también es de aluminio y se puede solicitar del mismo color de la carrocería o en contraste.
Otro detalle de diseño maravilloso es la limpieza visual de la zaga, que tiene la expresión de una popa de yate y finaliza con unas elegantes luces LED en forma de búmeran.
La gente de diseño decidió no agregar el tradicional spoiler o alerón que suelen tener estos autos para no romper con la sinuosidad de las líneas, y con el equipo de ingeniería descubrieron que podían reemplaza la función de carga aerodinámica metiendo aire por las tomas instaladas en los pilares C y sacándolo por debajo del maletero. Así, con este “alerón virtual” se mantiene el mismo efecto aerodinámico sin descuidar el diseño.
La plataforma, como indicamos antes, es totalmente nueva, y para este auto se definió un tamaño propio de cualquier Gran Turismo deportivo del segmento, siendo 50 mm más largo que el DB9 (4.739 mm), 28 mm más ancho (1.941 mm) y con 65 mm más entre los ejes (2.804 mm).
Estas medidas se traducen en 10 mm más de espacio en la parte delantera, 54 mm más de espacio para la cabeza y 87 mm más de espacio para piernas en la parte trasera. Y sí, el DB11 es un coupé de 2+2 plazas, aunque en honor a la verdad, estas plazas traseras sirven para dejar bultos más que para meter personas.
Sin embargo, y pese a la nueva base y al uso más intensivo del aluminio, el DB11 es 135 kilos más pesado que el DB9, llegando a 1.900 kilos, con un reparto casi perfecto sobre los ejes (49/51). ¿Parece mucho, no? Sí, pero si dinamismo de este auto es sencillamente magnífico.
Corazón y cuerpo
El nuevo Aston Martin DB11 hace debutar un nuevo bloque biturbo de 12 cilindros y 5,2 litros, que eroga 600 caballos de fuerza a las 6.500 rpm y 700 Nm de par a las 1.500 vueltas, que se envían al eje posterior a través de una transmisión automática de ocho velocidades.
Con este paquete y a pesar de los 1.900 kilos, el DB11 acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y alcanza una velocidad máxima de 320 km/h, cifras normales para un gran turismo deportivo.
Diría que más que ofrecer sensaciones propias de un gran deportivo, al estilo Ferrari o McLaren, el Aston Martin DB11 está pensado para brindar un gran confort de marcha tras cientos de kilómetros de manejo. Pero como sigue siendo un auto muy ágil con 600 caballos a disposición, cuando toma ritmo logra sacar sonrisas incluso del más exigente.
El manejo es sobresaliente en todo tipo de condiciones. Si bien no lo llevamos al límite en un circuito, sí lo estiramos en las reviradas carreteras de montana de la costa central de California, y nos sentimos muy a gusto sobre él.
Pero vamos en orden. Nuestra unidad de pruebas era de un color denominado Morning Frost, un hermoso blanco perlado que hacía juego con un techo oscuro muy a tono, unas llantas bicolor adornadas por cálipers de freno color rojo furioso.
Nada más abrir la puerta de este hermoso coupé nos queda claro que Aston Martin sigue trabajando de manera perfecta la calidad constructiva y de materiales. Es lujoso, sí, pero nada ostentoso que nos haga arrugar la nariz. Todo lo contrario, el gusto es exquisito incluso con esos tapices claros en combinación con un azul marino, de los que no soy especialmente fan.
Hay muchos detalles que dan cuenta del trabajo artesanal en este auto. Las costuras alrededor del tablero, el tapiz de cuero en las puertas y el aluminio en pequeños insertos decorativos. Los marcadores son digitales, una novedad en una marca acostumbrada a ofrecer tradición.
Por cierto que ya hablamos de la asociación con Mercedes-Benz, que va más allá de lo meramente mecánico. Por ejemplo, el sistema de infoentretenimiento es de la marca de la estrella, incluyendo en mando sobre la consola central, la pantalla de 8” y el sistema mismo, que vale decir, no es el más intuitivo de todos. A nosotros nos constó un rato entenderlo, y como necesitábamos sí o sí del navegador, nos quedamos plantados hasta que pudimos hacerlo funcionar. Luego nos dimos cuenta de la sofisticación que ofrece, incluyendo una hermosa vista del auto en 360º.
Una vez sentado nos damos cuenta que la posición de manejo es baja, muy baja si se quiere, pero nunca se pierde visibilidad. Diría que es perfecta para todo tipo de conductores.
Un pequeño arreglo a los espejos y al volante (con ajuste eléctrico, por supuesto), y echamos a andar el motor, como siempre, con un botón instalado en el centro del tablero, aunque ahora no es necesario insertar la llave. El rugido del V12 pone los pelos de punta.
Magífica performance
Si bien suena hermoso, ronco como buen V12 británico, el ruido del motor va perdiendo fuerza cuando comienza a escalar el régimen de marcha, hasta el corte por allá arriba en las 7.000 vueltas.
Da igual, porque el manejo se vuelve excepcional precisamente a medida que se acelera más y más. Y con pocos kilómetros nos convencemos que la fórmula de motor delantero y tracción trasera del DB11 funciona perfecto.
Hay tres modos de conducción, GT, Sport y Sport+, siendo, desde mi punto de vista, el del medio el mejor para conducir en el día a día (con Sport+ el sonido de los escapes mejora ostensiblemente).
La fuerza de aceleración se siente muy directa, y casi no se percibe el turbolag (¿lo hay realmente?). Es capaz de subir a 100 km/h muy rápido y seguir acelerando hasta 200 km/h sin necesidad de respirar. Y si bien la transmisión ZF va rápido en general, siempre se pueden apurar las cosas utilizando las paletas detrás del volante.
En carreteras secundarias y con curvas entrelazadas por delante, pide más y más, esperando a que la siguiente marcha entre a plenitud.
La suspensión es de amortiguadores adaptativos y se endurecen según el modo de conducción escogido. En modo Sport va firme y muy aplomado, con algo de consistencia a la hora de amortguar; en Sport+ va pegado al piso y se sienten más las imperfecciones del camino.
La dirección también es sensible según el modo, pero siempre se percibe directa, rápida y con un tacto extraordinario para disfrutar del auto en calma o en el vértigo. Los frenos, alñ menos para lo que nosotros le exigimos, andan perfecto, pero leímos por ahí que tras un uso intenso en circuito se notaban algo fatigados.
En conclusión, es un auto fantástico que permite apurar mucho más de lo que parece. Hay límites en el DB11, sin duda, pero al menos nosotros no los sentimos porque están más allá de a donde nuestra prueba de manejo nos permitió llegar. Y pareciera que están muy, muy allá, y eso es una gran novedad en Aston Martin.
Conclusiones
El Aston Martin DB11 es un gran turismo deportivo fantástico, hermoso y elegante. No ofrece nada desproporcionado porque tampoco lo busca, pero se siente sólido en todas las líneas.
Es pesado en la balanza, pero se mueve como un bailarín de ballet, y esa es la clave de su comportamiento dinámico. Es cómodo de manejo para el día a día, demasiado cómodo y agradable como para pensar en dejarlo estacionado en la casa (si uno pudiera comprarlo).
En Chile ya está disponible en la misma configuración que manejamos en California, a la espera de que arribe a fin de año la nueva variante como motor V8 con 520 caballos, un motor de Mercedes-AMG que se instalará como entrada a la gama DB11.
Este modelo es el primero de siete nuevos modelos que lanzará la marca como parte de su plan para el siglo 21. Un muy buen inicio que nos hace aventurar un futuro esplendoroso para Aston Martin.