Probar un auto no es una tarea fácil, incluso para quienes llevamos diez años o más en esto. Entre el encendido de incontables chapas, no solo queda la lucha interna entre lo racional y lo pasional, entre un consejo medido y uno más personal, sino que también juega un rol muy importante, el lugar donde te toca conducirlo. Y es que hay autos que están hechos para lograr distintas cosas, matices que solo se logran después de que hay un desarrollo estandarizado de calidad. Por eso es que hoy en dia la mayoría de los autos son buenos en general, pero pocos logran tener un carácter o una personalidad, por mínima que sea.
Es interesante saber el esfuerzo que hay detrás de las horas de tortura que pasan distintas unidades, como si se tratara de darle forma a una escultura. Porque en esto no hay recetas probadas, ni siquiera los clichés de la industria, como montar una base en Nurburgring o levantarles ingenieros a marcas con trayectoria.
China, siendo un país con una industria automotriz inagotable y con una percepción de calidad que ha ido mejorando vertiginosamente, se hace un interesante polo para evaluaciones, más aún con marcas que claramente van en alza y que no solo apuntan a un público local, sino que, a uno más global, donde reinan autos que llevan insignias que datan de bastante.
Durante nuestro viaje a Shanghái, invitados por la gente de SAIC (y en específico Morris Garages), se dio esa oportunidad de ir a conocer ese complejo donde van a sufrir las maquinas, un lugar que en parte se conserva con recelo, ya que es donde se le da forma a la calidad de un auto.
Casi todas las marcas tienen sus centros de prueba. La de SAIC es la más grande de la zona, al punto de que se la arriendan a otros grupos para que puedan hacer sus desarrollos. El circuito de pruebas de Guangde, ubicado en la provincia de Anhui, se inauguró el 2012 y cubre un área de 5.67 kilómetros cuadrados, con más de 60 kilómetros en caminos y comprendiendo cerca de 70 diferentes condiciones, suficientes para realizar pruebas que alcancen los 20 millones de kilómetros recorridos. Pendientes, un ovalo de alta velocidad, rectas, zonas de baja adherencia, secciones técnicas, caminos de tierra, calles como las de Chile, intersecciones y más, son parte de las pruebas a las que se someten autos nuevos, facelifts, revisiones regionales y más.
Al llegar, un guardia se sube al bus de prensa, con cara de pocos amigos y unas láminas con adhesivos, para tapar todas las cámaras de nuestros celulares. El recelo es parte del protocolo con el que se cuenta en muchas plantas y circuitos para que nada se filtre antes de tiempo. Es así en todos lados y en China igual.
Por las ventanas observamos como distintos autos, con camuflaje, giran en distintas partes del complejo, el que no solo contempla las zonas de evaluación, sino que también laboratorios, oficinas, un casino y hasta habitaciones para quienes prácticamente viven en turno; la pista está alejada de la ciudad.
Sin fotos, alcanzamos a ver un par de modelos que pudimos ver en el Salón de Shanghái, que no fueron debuts exactamente para China, pero que lo serán en otros países. Por ejemplo, el venidero Chevrolet Onix, fresquito de hace unos meses o el futuro Tracker que si recibió una World Premiere, así como varios autos de estética similar. Incluso, dos unidades del Polestar 1, nos abrían el apetito, al menos para los que nos gusta esto.
Pero nosotros no venimos por la alianza entre Chevrolet y SAIC, sino que derechamente por MG y Maxus, que son los autos que nos esperaban, incluyendo un par de modelos que deberían debutar en nuestras tierras.
Y así fue como en una gran explanada, con conos, simulando una pista tipo “Solo Race” le echamos mano a dos modelos de MG, como es el MG6 que ya conocemos en Chile, pero también al venidero MG5, que en China se comercializa como Roewe i5 y que debería reemplazar al olvidable MG 360, también de matriz Roewe, pero muy obsoleto. La pista contó con la presencia de pilotos profesionales que nos ayudaron a conocer la pista.
Al MG6 ya lo conocíamos en ruta, pero es muy distinto lo que se puede extraer de una experiencia de manejo más exigida y en un ambiente controlado. Veloz, pero no explosivo, cómodo, pero no blando, inmediatamente nos revela algo especial, que es lo que encuentras después de haber manejado un auto bueno: carácter.
Muerde las curvas a velocidades comedidas, perdona algunos errores, frena limpiamente y sin agotarse tras distintas sesiones, haciendo slaloms, curvas rápidas, curvas que se cierran, fintas y sectores trabados, balanceándose con gracia si no se le lleva al 100%. Y aunque exigido, no es un auto refinado, aguanta las balas de un piloto profesional que danza en los pedales y que le pide a la caja automática más de lo que cualquiera le pediría a un sedán del segmento C, porque yo no quise ponerlo tras las cuerdas, no lo necesitaba para sacarle al MG6 lo que quería obtener.
Con el MG5 fue un poco diferente, puesto que es un auto más lento. Equipa un motor 1.5 aspirado de 120 Hp y 150 Nm de torque, alejado de los 170 Hp y 250 Nm que eroga el 1.5 Turbo del MG6. Pero a conciencia de que el MG5 no es un auto de velocidad -incluyendo una transmisión CVT- su manejo fue muy neutral y agradable, sin falta de precisión en la dirección, aunque quizás con unos frenos más largos de lo que nos hubiese gustado. Lo bueno de la CVT, es que cuando lo requiere, emula la sensación de una caja automática, por lo que, en momentos, se acomodaba acorde a la orden de nuestro pie de manera satisfactoria.
La segunda prueba dinámica, consistía en una larga recta de baldosas, ubicada a un costado de la explanada, con regadores continuos, los que simulaban una pista de hielo. Aquí nos pusimos al mando de la van Maxus G50, equipada con el mismo motor del MG6 y ofreciendo un ambiente muy confortable para 7 ocupantes. El truco está en entrar suave a la pista y ver como actúa el control de tracción y estabilidad, en un vehículo de tracción delantera y alta masa. Pisar el acelerador, inmediatamente pone stress en la tracción, pero la van comienza a moverse a ritmo controlado. Soltamos el acelerador y el juego de inercia entre mucho y poco torque no le quita tracción a las ruedas manteniéndose a ritmo controlado en el hielo. Más adelante probamos los frenos y aquí claramente las limitantes físicas de un neumático de calle quedaron demostradas al “pararnos” en el freno, lo que provoco lo esperado: que la G50 no se detuviera, por mucho que el ABS atacara con fuerza los frenos. Al emular una frenada controlada, bien ejecutada, con suavidad, la cosa fue distinta y la G50 rápidamente se detuvo sin importar el agua. Y en situaciones límites es donde se nota realmente el esfuerzo del ESP y del TCS como recursos de seguridad fundamentales en un auto moderno.
Y la tercera prueba, la más extensa, consistió en un loop mixto que emula todas las calidades asfálticas y tipos de curvas que podríamos encontrar en una carretera, incluyendo un bache al cual le pusimos “Chile” por razones que te puedes imaginar. Zonas onduladas, calaminas, parches, grietas, concreto estriado y zonas de curvas a velocidades legales, fue prácticamente como resumir un viaje por autopista en apenas unos minutos. Y aquí fue donde apareció toda la gama de MG y Maxus, desde la conocida camioneta T60, pasando por la versión eléctrica del MG ZS (que, a la conversión, apenas cuesta 15 mil dólares), el gran SUV MG RX8 (de plataforma Roewe) más el Maxus D90, otro SUV de tres plazas y altísimo equipamiento, junto a un simpático furgón de reparto, el Maxus EV30, completamente eléctrico.
Pero nos vamos a detener en dos modelos puntuales que son la guinda de la torta en cuanto a materia de desarrollo del grupo SAIC como son el MG HS, futuro sucesor del MG GS y que se perfila rápidamente como un SUV de esos que te ponen a la pared, como fue el Chery Tiggo 7 hace dos años y el Haval H6 el año pasado, nuestros principales referentes en el segmento, y un segundo modelo, que ya lleva unos meses en el mercado asiático, pero para el que no estábamos preparados en lo absoluto: el Marvel X.
El HS, es prácticamente un MG6 hecho SUV, pero con un nivel de performance y calidad que logra justo ese punto perfecto entre lo bien resuelto del Tiggo 7, con las proporciones y la calidad del Haval H6, sin sobreactuar mucho.
Y al ponerlo tras las cuerdas, acelera con agilidad, navega de curva a curva con equilibrio y se las arregla de notable manera para contener sin rebotes parásitos la estabilidad en zonas onduladas o baches. Por si acaso, el MG HS presenta un motor Turbo de 2 litros con 230 Hp y 360 Nm, asociado a una caja automática de 6 velocidades, considerando una distancia entre ejes de 2.720 mm. Su interior es dominado por una pantalla multimedia de 10,1 pulgadas acompañado de un clúster virtual muy llamativo. Incluso, durante el Salón de Shanghái se exhibió una versión con frenos Brembo y llantas pulidas, así como faldones y parachoques completamente pintados en color carrocería, en lugar de las defensas con secciones plásticas del modelo estándar.
Pero lo que todos queríamos, era probar el Marvel X. Con un nombre que parece sacado directamente del mundo ficticio de Stan Lee y con muchos guiños a Porsche, en especial las tipografías utilizadas y el color del interior, el crossover eléctrico de SAIC deslumbraba por su presencia futurista. Su interior, por la elección de materiales, pone rápidamente en ridículo los esfuerzos de Tesla, a quien convengamos no es tan difícil de superar en materia de fit & finish, pero que aun así es un buen referente, en especial por el poderoso sistema multimedia que emplea el Marvel X, cortesía de AliBaba (los de AliExpress) llamado AliOS.
Tal como en el Tesla, desde la apertura de las puertas, hasta la dirección de los difusores de aire, los comandos por voz naturales y un sistema de navegación con realidad aumentada, se despliegan de una colosal pantalla central de 19,4 pulgadas. No hay botones, no hay perillas y quizás al sistema le falta la sensibilidad haptica de un Porsche o de un Audi para “simular” la sensación de un botón, pero no nos podemos quejar. Los asientos son maravillosos, en una mezcla de cuero con Alcántara y brindando amplio espacio en las plazas traseras.
Con modos de manejo muy marcados, no es difícil alcanzar altas velocidades en el Marvel X. Su dirección, aunque con asistencia sintética, es fácil de leer y el brutal torque de 665 Nm está bien modulado, porque te pega, pero no te patea. Eso sí, al pasar por zonas onduladas, el peso de las baterías hace que el tren trasero encuentre rápido su tope, golpeando en un par de ocasiones la suspensión, la que también muestra algo de sequedad en rutas dañadas.
Y esto nos lleva al inicio de nuestra jornada en Guangdu, junto al MG6. Es el carácter que MG le ha logrado imprimir a sus modelos, dando finalmente con una receta que, como programa de cocina, en los primeros episodios no fue la mejor. De muestra, la caja automática del GS y del GT fueron experiencias nefastas, así como los primeros interiores, con materiales durísimos. La propuesta de un auto de diseño moderno, autentico, con propulsores potentes, estaba verde.
Con los nuevos modelos de MG, la propuesta es clara; entregar la sensación de un gran turismo, a un precio accesible y con un espíritu joven; diseños elegantes con guiños deportivos, una suspensión equilibrada y un motor de empuje generoso. Nos gusta, pero nos asusta, lo rápido que una marca, en este caso MG, logró entender de que se trataba todo. Solo queda esperar a que no pierdan ritmo, porque los rivales a superar tienen calle y prestigio.
El MG5 está bastante cerca de lanzarse en el país. El HS no tiene fecha definida, pero se perfila como candidato absoluto a ser el segundo modelo en llegar. Por el lado del Marvel X, está alejado, pero dependerá de como se aterrice el producto para nuestro país. El MG EZS podría ser una interesante alternativa a considerar si es que llega a un precio accesible. Nos queda uno, que no estuvo presente para pruebas, el MG6 hibrido, que sabemos, hay mucho interés en que se sume a la oferta disponible en Chile.
MG se está moviendo rápido y debe hacerlo, porque desde Chery, Haval, Changan, JAC y Geely también se esperan novedades importantes. Quizás nos estamos acercando a aquel esperado punto de inflexión, donde te guste o no, los chinos comienzan a ser claros protagonistas.