En 2011, SSC (anteriormente conocidos como Shelby SuperCars, nada que ver con Carroll Shelby) anunció al exótico Tuatara, el sucesor del Ultimate Aero. Este último, se hizo muy famoso por batir en 2007 el récord Guinness para la velocidad máxima alcanzada por un vehículo de producción, 412 km/h. Como era de esperarse, Bugatti les quitó la marca el 2010 y de seguro eso los motivo a crear algo más ambicioso.
Volviendo al Tuatara, ha pasado harta agua bajo el puente en estos últimos ocho años. La última vez que escribí del Tuatara, yo ni siquiera existía en Autocosmos. Pero el año pasado, SSC apareció de la nada junto al exótico en cuestión, en una de las mejores tribunas para lucirse e imponerse: Pebble Beach. Y claro, con toda la ficha técnica del modelo, lo que solo podía significar una cosa, la producción era inminente.
Se tomaron su tiempo, pero el Tuatara hoy es una realidad. Por estos días, la primera unidad fabricada en Washington ya pasa sus pruebas finales, antes de ser entregada a su feliz dueño en el próximo cuatrimestre. En el momento que escribo estas líneas, ya deben estar fabricándose otras unidades para comenzar su entrega a finales de este año, con un precio no declarado, pero que puedes apostar, se empina bastante sobre el millón de dólares.
El hypercar norteamericano, de 4.42 metros de largo, es impulsado por un V8 de 5.9 litros biturbo, el que eroga 1.350 Hp. Ahora, si se te ocurre usar combustible E85 (etanol al 85%), el Tuatara puede aumentar su potencia hasta los 1.750 Hp; una cosa poca. Para domar a estos caballos, se le ha proporcionado una caja manual robotizada de siete velocidades, transmitiendo esta potencia a las ruedas traseras.
Tuatara es el nombre de un reptil australiano.
Su diseño, obra del ex-Pininfarina Jason Castriota (Ferrari 599, Maserati Birdcage) alcanza un bajísimo coeficiente aerodinámico de 0,279 Cx. Cortará el viento cual cuchillo caliente corta mantequilla. Y su peso, gracias a una dieta rica en fibra de carbono y titanio, apenas le hace cosquillas a la balanza, con 1.247 kilos de peso, una cifra que, como referencia, apenas es un poco mayor que la del McLaren Senna. De este peso, solo 196 kilos corresponden al motor.
Rápido y ligero, el Tuatara, debería alcanzar una velocidad final de 483 kilómetros por hora, cifra que solo entusiasma a los más valientes, entre ellos el tuner Hennessey y los mecánicos locos de Koenigsegg, que se saben, irán también por un nuevo record si alguien como SSC les golpea la mesa. Solo 100 unidades se fabricarán del Tuatara.