Bentley está celebrando el 60 aniversario de su emblemático V8, un motor originalmente instalado en su modelo S2 de 1959, y que actualmente, con actualizaciones importantes, se utiliza en el Mulsanne. A lo largo de la historia se han fabricado 35.958 unidades, que han sido portadas por 23 diferentes modelos de Bentley.
Desde sus inicios y hasta la actualidad, la fabricación y ensamble de estos motores se hace de forma artesanal en la planta de Crewe (Inglaterra), y la más reciente versión de este propulsor es un biturbo V8 de 6.750 cc, que requiere de 15 horas de trabajo manual para su construcción.
Es importante destacar que a pesar de que cada parte del motor S2 original ha evolucionado durante sus seis décadas de existencia, los principios básicos y las dimensiones que definieron para el motor original hace 60 años siguen siendo los mismos.
Orígenes del Bentley V8
El desarrollo del primer motor Bentley V8 comenzó poco después de que la compañía se mudara a su sede actual en Crewe. A principios de la década de 1950, le fue encomendada a Jack Phillips la tarea de diseñar el reemplazo del motor de seis cilindros utilizado en el Bentley Mark VI, R-Type y S1.
La misión fue construir un motor que fuera al menos 50% más potente que el seis cilindros que reemplazaría, ocupando el mismo espacio debajo del capó y sin aumentar el peso. La elección fue una configuración de ocho cilindros en V, y en 18 meses Phillips y su equipo presentaron el nuevo motor V8 de 6.2 litros, 14 kilos más ligero que el modelo de seis cilindros.
El nuevo propulsor hizo su debut en el Bentley S2 de 1959, un automóvil que presentaba innovaciones sorprendentes para la época, como sistemas de aire acondicionado, dirección asistida, control de manejo eléctrico y vidrios eléctricos con botones.
Evolución sin perder su esencia
El motor V8 original fue rediseñado para adaptarse a los nuevos autos T-Series presentados en 1965. El equipo de diseño del motor se enfocó en mejorar el rendimiento, mientras reducía las dimensiones generales para adaptarse al espacio disponible. La capacidad del motor aumentó a los 6¾ litros y entregó aún más torque.
La llegada del primer Bentley Mulsanne en 1980 requirió cambios importantes en el V8, entre otros, la necesidad de controles de emisiones más estrictos y una mayor seguridad de los pasajeros en caso de un impacto frontal. Incluía una bomba de agua plegable que acortaba el motor en 10 centímetros.
El mayor cambio en el motor fue el lanzamiento del Mulsanne Turbo. Con la instalación de un gran turbocompresor individual, el motor de 6 litros se convirtió en el primer Bentley de inducción forzada desde los Blower Bentleys de Tim Birkin de la década de 1920.
La configuración de un solo turbo fue reemplazada por un diseño de doble turbo. La inyección de combustible, la sincronización variable de las válvulas y la desactivación de los cilindros se incorporaron al motor desde entonces. La potencia subió lentamente a niveles superiores a los 500 Hp, mientras que las cifras de par aumentaron a más de 1.000 Nm. Durante un tiempo, el V8 de la serie L produjo más torque que cualquier otro motor automotriz del mundo.
El V8 moderno de 6 litros combina una gran potencia con economía de combustible, desarrollando 530 Hp y 1.100 Nm de torque en el Mulsanne Speed, logrando una velocidad máxima de 306 km/h y el 0 a 100 km/h en 4,8 segundos.
Bentley utiliza un motor V8 más pequeño de 4.0 litros en los modelos Continental GT y Bentayga. El doble turbo se distingue por un sonido de escape característico y desarrolla 542 Hp y 770 Nm de torque.
Larga vida al V8 de Bentley.