Nunca antes en la historia del Mustang, misma que data de 1964, se había pagado más de un millón y medio de dólares, como sucedió en 2013 con un Shelby GT500 Super Snake 1967.
Desde ahí ningún otro pony car había superado esta cifra hasta que el enigmático Bullitt que al venderse en 3.4 millones de dólares obtuvo el título del Mustang más caro del mundo. Este gran valor viene por su participación en la película Bullitt, en donde se originó la mejor persecución que existe en la historia del cine.
Para la historia de este largometraje de 1969 esterilizado por Steve McQueen, Warner Bros. empleó un Ford Mustang GT 1968 en color Highland Green. Como suele suceder en las películas de acción, la producción de Bullitt requirió de dos unidades con el objetivo de facilitar las necesidades de la filmación.
Sin duda lo mejor de esta película se origina en la escena de persecución automovilística con una duración de 10 minutos, con McQueen como el teniente Frank Bullitt persiguiendo un Dodge Charger negro mientras estaba al volante del Ford Mustang GT 1968. A lo largo de la parte de esta historia se podían ver a toda velocidad a ambos muscle cars rodando en las bulliciosas y empinadas calles de San Francisco, California.
Debido a que los muscle cars serían sometidos a un duro desgaste durante el rodaje, McQueen eligió a Max Balchowsky para la modificación de la suspensión, motor, escape y la carrocería. Como McQueen consideraba que el automóvil en sí mismo era un personaje, no solo otro accesorio, se trabajó arduamente en el aspecto del automóvil.
De esta manera fueron eliminadas todas las insignias y las luces de respaldo, obtuvo elementos cromados pintados de negro o Highland Green, las llantas grises y una parrilla rediseñada. Asimismo, la pintura se raspó para darle un aspecto más auténtico.
Después de su debut en el cine, uno de los Mustangs quedó completamente en el olvido debido a que fue considerado irreparable y, según los informes, desechado hasta que apareció hace unos años en Baja California, México.
Por su parte, la segunda unidad fue vendida a Robert Ross, un empleado de Warner Bros. que lo usó como auto de diario. Luego, el automóvil llegó a Nueva Jersey y pasó a manos del detective Frank Marranca, quien compró el automóvil en 1970 con la confirmación de Warner Bros. de que que el Mustang había sido comprado para su uso en la película.
A medida que la familia de Marranca creció, puso el Mustang a la venta. Tras ser anunciado en el número de octubre de 1974 de "Road & Track", Robert Kiernan se interesó al leer la leyenda: "Mustang 'Bullitt' 1968 conducido por McQueen en la película... Mejor oferta."
Robert Kiernan de Madison, Nueva Jersey, siempre había querido un Mustang Fastback 1968, y después de ver el anuncio, no dudo en comprarlo por $6,000 dólares. Sin saber que el auto de la película estuvo a la venta, el propio McQueen hizo numerosos intentos de adquirir el vehículo de Robert, incluso ofreciéndole ayudarlo a encontrar un Mustang similar.
A pesar de las ofertas fue imposible la compra, debido a que Robert ya se había enamorado del Mustang. En sus primeros años con la familia Kiernan, el muscle car fue utilizado a diario por la esposa de Robert, hasta que en 1980 quedó varado en el garaje con 105.000 kilímetros debido a que el embrague del automóvil dejó de funcionar.
En los años siguientes, el automóvil cambiaría de residencia, primero a Cincinnati con la familia en 1984 y luego a la casa de un amigo en Kentucky cuando la familia se mudó a Florida en 1994. Fue en esa cochera donde quedó estacionado hasta 2001, cuando la introducción de una edición Bullitt del Mustang GT inspiró al entonces retirado Robert y su hijo, Sean Kiernan, a comenzar a reparar el automóvil.
Desafortunadamente para la familia, después de que se inició la compostura del Mustang, Robert fue diagnosticado de Parkinson, lo que motivo que la labor de traer al Bullitt original se detuviera. Cuando Ford presentó una segunda edición de Bullitt en 2008, padre e hijo se inspiraron nuevamente para reconstruir el motor, pero una vez más, la vida se interpuso. A medida que empeoraba la enfermedad de Robert, mantener la granja y los caballos se convirtió en una tarea más importante para Sean.
Por desgracia, Robert nunca vería rodar nuevamente a su Mustang, ya que falleció en 2014. Con la muerte de su padre, Sean encontró un propósito para que el pony car estuviera de vuelta junto con la tercera edición del Mustang Bullitt en el Auto Show de Detroit 2018.
Además de la pintura verde, el Bullitt Mustang conserva muchas de las huellas de su paso por el cine, incluidos los soportes para las cámaras soldadas a la carrocería, los parches soldados que cubren lo que solían ser las luces de reversa antes de que McQueen los retirara, el escape personalizado, los residuos de adhesivo en el tacómetro e incluso una de las puertas sufre aun los estragos de que se rompiera durante los últimos momentos de la escena de la persecución.