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Automovilismo

Fórmula E: cómo funciona y cómo se carga un auto de carreras

Esta tecnología comienza a llegar lentamente a los autos de calle.

Fórmula E: cómo funciona y cómo se carga un auto de carreras

Al igual que la Fórmula 1 y otras categorías del automovilismo, la Fórmula E sirve como un laboratorio de pruebas para los fabricantes de automóviles, proveedores o de cualquier empresa involucrada en la industria de la movilidad eléctrica.

Este campeonato, que surgió en 2014, ha aportado un conocimiento inigualable sobre el comportamiento de los automóviles eléctricos en diferentes escenarios, condiciones climáticas y a altas velocidades, en el demandante entorno de la máxima competición.

¿Cómo funciona un auto de Fórmula E?

Para su funcionamiento, los autos de la Fórmula E equipan baterías de 800 volts y 52 kWh de capacidad, diseñadas y fabricadas por McLaren Technologies. Cada paquete de baterías pesa 385 kilos, más de un tercio del total del vehículo, y son el componente clave en la evolución de los monoplazas y, por ende, del campeonato.

Hasta la llegada del chasis actual, el Gen2 que se introdujo en la temporada 2018/2019, las baterías tenían una capacidad de 28 kWh, por lo que prácticamente se ha doblado su capacidad después de cuatro años de evolución.

Además de aumentar la potencia del motor y las prestaciones de los del monoplaza de la Fórmula E, la llegada de las nuevas baterías ha permitido que se puedan disputar carreras completas de 45 minutos sin que los pilotos tengan que pasar por pits para realizar un cambio de auto, como sucedía en las cuatro primeras temporadas.

Eso sí, la labor del piloto es clave para administrar la energía disponible y poder alcanzar la meta en cada carrera. Manejando al máximo todo el tiempo y exprimiendo los 200 kW (270 Hp) que el monoplaza entrega en carrera (250 kW, 335 Hp, en clasificación), podría colocarse en cabeza y distanciarse del resto de rivales, pero la energía de su batería se consumiría antes de cruzar la bandera de cuadros.

Asimismo, mientras compite en los estrechos circuitos urbanos de la Fórmula E, el piloto debe tener un ojo puesto en la energía y tratar de ahorrar y recuperar tanta electricidad como sea posible, siempre asesorado por el equipo de ingenieros y sus decisiones estratégicas y simulaciones.

Para hacerlo, el piloto debe levantar el pie del acelerador, pero solo al final de las rectas, justo antes de la frenada, y accionar una palanca para activar la regeneración de la batería.

¿Cómo se recarga un auto de Fórmula E?

De acuerdo con las reglas, las baterías de los Fórmula E solo se pueden recargar fuera de la sesión de clasificación y carrera, o mientras el auto esté en parque cerrado, periodo en el que los equipos no pueden ni siquiera tocar el vehículo.

Una vez el monoplaza está en los pits, los técnicos del equipo se encargan de desconectar la batería, siempre con un equipamiento de seguridad que les proteja de cualquier tipo de descarga eléctrica, y la conectan a un cargador. Antes de acceder a la batería deben cerciorarse de que es seguro extraerla, lo que advierten a través de unos indicadores situados en el propio vehículo.

En el caso de los cargadores a los que se conecta la batería son proporcionados por Enel X, socio oficial de carga inteligente del campeonato. Para cada competencia se ocupa el X JuicePump80 FE, un cargador diseñado específicamente, que cuenta con una capacidad de 80 kW y es capaz de cargar un Fórmula E en aproximadamente 75 minutos, aunque el tiempo exacto depende de la temperatura a la que se encuentre la batería.

Durante cada carrera del campeonato, cada equipo cuenta con dos cargadores para conectar sus baterías y monitorear su recarga. Cumpliendo con los estándares de la Fórmula E, los cargadores reciben la energía eléctrica de unos enormes generadores que han sido adaptados por la empresa AquaFuel para ser alimentados con glicerina.

Este alcohol, presente en aceites, grasas animales y vegetales, se emplea habitualmente para la elaboración de cosméticos, jarabes, lubricante de máquinas productoras de alimentos o en la industria textil. Su combustión no tiene emisiones y el líquido no es tóxico, incluso se puede beber.

Con todo esto queda claro que la Fórmula E ha dado una visibilidad inigualable al automovilismo eléctrico y todas sus posibilidades, y además está sirviendo de campo de pruebas para todas las empresas y marcas involucradas.

Al igual que sucede en la Fórmula 1, el campeonato de monoplazas eléctricos aporta una experiencia clave para la evolución de la industria del automóvil electrificado en lo que respecta a prestaciones, capacidades de batería y procesos de carga.

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