Debido a la gran escasez de chips en la manufactura de automóviles, Bosch anunció el aumento en la producción de este suministro, que se ha vuelto vital en la industria automovilística. Para lograr este incremento en la fabricación de semiconductores, Bosch ha inaugurado en Dresde (Alemania) una de las fábricas de chips más modernas del mundo.
Esta planta de 72 mil metros cuadrado de superficie tuvo un costo de 1.000 millones de euros, siendo la mayor inversión en la historia de la empresa. Totalmente conectada, basada en datos y autooptimizable desde el principio, la planta comenzará la producción en julio, seis meses antes de lo planeado.
A partir de ese momento, los semiconductores fabricados en la nueva planta se instalarán en las herramientas eléctricas de Bosch. Para los clientes de la industria automotriz, la producción de chips comenzará en septiembre, que es tres meses antes de lo planeado.
Por ahora, la planta inició operaciones con 250 personas, pero se espera que la fuerza laboral crezca a aproximadamente a 700 una vez que se hayan completado las obras de construcción.
En forma de microchips, los semiconductores se encuentran en casi todos los dispositivos electrónicos: en teléfonos inteligentes, televisiones, computadoras, entre otros incluidos los automóviles. Y sin semiconductores, los vehículos no funcionarían. En 2016, cada vehículo nuevo en todo el mundo tenía un promedio de nueve chips Bosch a bordo, en dispositivos como la unidad de control del airbag, el sistema de frenado y el sistema de asistencia de estacionamiento. En 2019, esta cifra ya era más de 17, incluyendo los sistemas de infoentretenimiento y paneles eléctricos.
En otras palabras, su número casi se había duplicado en media década. En los próximos años, los expertos esperan ver el mayor crecimiento en los sistemas de asistencia al conductor, información y entretenimiento y la electrificación del tren motriz.