Los vehículos eléctricos son la punta de lanza industrial para un nuevo tipo de movilidad más ecológica debido a que no generan emisiones cuando funcionan.
Si bien aún quedan por resolver aspectos como la generación de la electricidad (si es por combustibles contamina aún más que un auto de combustión), ahora aparece un nuevo factor en juego: las aseguradoras están dando como pérdida total a vehículos eléctricos con daños leves.
El problema no lo generan solo las compañías de seguros; según una investigación de Reuters, algunos fabricantes de vehículos eléctricos (como Tesla) ni siquiera permitirán desmontar sus baterías, ya que serán parte de la estructura propia del vehículo con lo que no puede accederse a los datos y reparación de los paquetes de baterías y ante una falla menor, se opta por darles pérdida total.
Existen casos de vehículos con roturas superficiales en el paquete de baterías pero que, al no poder acceder a la información de su estado para comprobar su correcto funcionamiento, no puede aprobarse su circulación.
Además del impacto ambiental de desperdiciar baterías y autos en buen estado general, el problema también eleva el precio del seguro en los modelos a baterías, que pueden costar hasta un 27% por ciento más que los de combustión.
La naturaleza modular de baterías como las Ultium permiten una mejor reparabilidad.
Fabricantes como GM, Ford y Nissan afirman que desarrollaron la manera de hacer posibles las reparaciones en las baterías de sus modelos. General Motors, en particular, señaló que sus baterías modulares Ultium fueron diseñadas para poder ser arregladas de manera independiente.
El reciclaje de las baterías no es una algo simple y tirar a la basura un vehículo eléctrico con pocos kilómetros es un desperdicio de energía y de recursos que directamente a contramano de su concepción.
La investigación de Reuters sobre los vehículos eléctricos dañados