A diferencia Argentina, Brasil y México, nuestro país no ha tenido una historia automotriz tan rica, por lo que cuesta creer que alguna vez Chile haya sido parte de la fabricación de vehículos, pero lo fué, cuando a partir de la segunda mitad del siglo pasado, diversas marcas comenzaron a instalar plantas de montaje en diferentes ciudades, siendo Arica la que se convirtió en el epicentro de la industria local.
Fabricantes como Ford, Fiat, Peugeot, Renault, entre mucho otros se instalaron en Chile, y fueron en total unos 80 modelos los que se construyeron en el país durante un período que se extendió por largos años, el más reciente en 2008, cuando GM decidió cerrar un centro de ensamblaje de camionetas. Sin embargo, solo uno fue diseñado y fabricado exclusivamente para Chile: el Citroën Yagán.
Su historia partió en 1970, cuando el Ministro de Economía de la época, Pedro Vuskovic, recibió la dificil misión de fabricar dentro del territorio nacional un vehículo pensado para los trabajadores, con un precio accesible y que pudiera servir para todo. El proyecto fué desarrollado por una alianza entre la filial local de Citröen y la Corfo (Corporación de Fomento de la Producción), y tuvo una corta pero recordada vida: el primer auto salió de la ensambladora en el norte en 1972 y en 1974, hace justo 50 años, se comunicó su fin.
“¡No hay nada prohibido para un Yagán! Lleva a su dueño al trabajo, al campo, a la mina, a la construcción, a la obra ¡Todo lo puede! Porque fue creado para ser útil. Yagán: juventud y audacia de un nuevo modelo con la experiencia de Citroën”, era el concepto utilizado para promocionarlo entonces.
La base del diseño estuvo en dos modelos de la marca francesa: el Mehari, un especie de buggy descapotable de carrocería de fibra de vidrio que se había presentado en 1968, y el famoso 2CV, más conocido por estos lares como "Citroneta". Algunos historiadores de la casa del Doble Chevrón también añaden como inspiración al Baby Brousse, un modelo construido en Costa de Marfil. Como sea, seguía la línea conceptual Citroën FAF (Facile à fabriquer, facile à financer; o en español Fácil de fabricar, fácil de financiar).
El plan era conseguir el motor y la carrocería en Argentina y Uruguay. Fué entonces que surgieron los primeros inconvenientes, dado que los recursos dispuestos para su elaboración - unos 250 dólares de la época - eran insuficientes para cubrir los costos de importar partes desde esos países, lo que obligó a adaptarse. Los trabajadores que estuvieron involucrados en el proceso cuentan que el Yagán - nombre que recibió para homenajear al extinto pueblo originario del extremo sur - nunca tuvo dos modelos iguales, pues era un vehículo prácticamente hecho a mano, utilizando una máquina plegadora semi artesanal, moldeando las piezas para lograr que encajaran.
Sus características principales eran un motor de 602 cc y 33 caballos de fuerza, la palanca de cambios frontal de la Citroneta, una capacidad de carga de 400 kilos, líneas rectas gracias al poco presupuesto para diseñar algo más elaborado, y tenía la peculiaridad de carecer de puertas laterales y techo. Se estima que durante su breve período de producción salieron de la fábrica entre 600 y 1.200 autos, los cuales se vendían solo en tres colores: naranja, café y verde, siendo precisamente esa llamativa pintura la que los volvió inconfundibles en las calles.
Los convulsionados tiempos que vivía Chile en ese período terminaron afectando el proyecto Yagán. El Golpe de Estado en septiembre de 1973 y posterior dictadura generó que muchas unidades se quedaran sin vender, lo que motivó la idea por parte de La Junta, de que estos vehículos fueran utilizados por el Ejército para labores de patrullaje, especialmente en la frontera norte y también en Santiago.
El corto recorrido del Citroën Yagán no ha pasado inadvertido para las generaciones más recientes. En 2003, Patricio Díaz y Enrique Díaz hicieron un documental titulado “En la Huella del Yagán”, que incluyó un viaje manejando una unidadd del vehículo - que no estuvo exento de contratiempos mecánicos - desde la capital hasta Arica, ciudad donde nació. Además, en la década del 2000, uno de los pocos modelos aún en existencia fue utilizado en la serie “31 minutos”, en la que aparece conducido por los personajes Guaripolo y Juan Carlos Bodoque.
Sin importar su rendimiento, los problemas que tuvo o su corta vida, su curioso diseño, historia y origen, todo esto le ha permitido al Citroën Yagán ganarse un lugar imborrable en la industria automotriz nacional y también del mundo.