
La industria automotriz está en controversia. En cuestión de años, el rápido avance de la producción china ha sacudido el equilibrio del mercado global, poniendo en jaque a fabricantes del Viejo Continente que durante décadas compitieron en una relativa normalidad.
Hoy el conflicto se ha intensificado. Según el Global Times, las marcas chinas de autos están pidiendo a Beijing que suba los aranceles a las importaciones de vehículos europeos. Este movimiento podría ser la primera reacción contundente de China a los aranceles que Europa ha anunciado para los coches eléctricos provenientes del país asiático, los cuales entrarán en vigor el 2 de noviembre de 2024, con efecto retroactivo al 4 de julio.
Aunque este choque arancelario apenas comienza, las partes aún tienen tiempo para negociar y llegar a un acuerdo que pueda satisfacer a ambas necesidades. Europa acusa a China de prácticas desleales, como el dumping y subsidios excesivos a su industria automotriz. Y por su parte, China ha desestimado estas acusaciones y, en respuesta, podría elevar los aranceles sobre los autos europeos con motor de combustión interna hasta un 25%, un aumento del 10% respecto a los actuales.
Este conflicto promete abrir múltiples frentes y afectar a una variedad de industrias, creando un escenario de incertidumbre que podría tener repercusiones globales.