Como ya te hemos contado en Autocosmos, la marca Geely dejará de ser representada en Chile por Inchcape a partir del mes de diciembre, y su lugar lo tomará una filial de la propia fábrica, siendo el tercer conglomerado chino que se instala directamente en el país, tras SAIC (MG Motor) y Chery Group (Omoda y Jaecoo).
El debut oficial de Geely como importador está programado para inicios de diciembre, cuando se lanzará en el país el Starray, un SUV mediano que en su país de origen es conocido como Boyue.
Pero como el Starray es uno de los candidatos a auto del año en los World Car Awards, viajamos hasta Los Angeles (California) para probarlo por adelantado. La unidad testeada es la versión tope de gama con motor 2.0 litros, y que oficialmehte se vende en México, por lo que podría ser idéntica a las que tengamos en Chile.
Geely Starray: características
A diferencia de los modelos que la marca comercializa en Chile (GX3 Pro, Coolray y Azkarra), el Starray es un Geely de nueva generación, construido sobre la plataforma modular CMA (Compact Modular Architecture) desarrollada por Volvo, y que de hecho se comparte con modelos como el C40 y XC40.
Esto significa que de base ya es un buen vehículo, con alta rigidez estructural, suspensión independiente en las cuatro ruedas (McPherson adelante y Multilink atrás) y fremos de discos ventilados adelante y sólidos atrás.
El Starray pertenece al segmento C de los SUV medianos. Mide 4.670 mm de largo, 1.900 mm de ancho, 1.705 mm de alto y tiene 2.777 mm entre los ejes, y estará disponible en dos motorizaciones de cuatro cilindros turboalimentadas, ambos asociadas a una transmisión automática DCT de doble embrague y siete marchas.
De entrada está el 1.5 litros con 172 Hp y 270 Nm (entre 2.000 y 3.5000 rpm), con un consumo mixto en Chile de 14,2 km/litro. La segunda opción es un 2.0L con 215 Hp y 325 Nm de torque, con un mixto de 12,7 km/l, y una aceleración de 0 a 100 km/h en 8.2 segundos.
En cuanto al diseño, tenemos un SUV clásico de los que nos están llegando desde China, con un diseño agresivo tipo coupé, parrilla muy grande y un particular diseño para la firma luminosa resaltando la anchura del frontal. Dependiendo de la versión ofrecerá llantas de aluminio de 20” con neumáticos Goodyear, luces delanteras y traseras full LED y carrocería bicolor.
Puertas adentro destaca su pantalla táctil vertical de 13,2” con Apple CarPlay y un panel de instrumentos TFT de 10.2”, que se complementa con sistema de audio de nueve parlantes. Ofrece luz ambiental con hasta 72 colores, techo panorámico, cargador inalámbrico de celulares, así como cámara de visión 540° con sensores delanteros y traseros, obviamente que dependiendo de la versión.
Los asientos están tapizados en cuero y tienen ajuste eléctrico, además de función de calefacción y refrigeración.
En el apartado de seguridad cuenta con un sistema que incluye 12 asistencias a la conducción, entre ellas, frenado autónomo de emergencia con detección de peatones, advertencia de salida de carril y mantenimiento de carril. Además, cuenta con seis airbags en todas las versiones.
Geely Starray: impresión de manejo
Hablemos primero del interior, porque es de lo que menos me gustó del Starray. Y es que como casi todos los modelos del origen, todo se basa en una enorme pantalla tácil que, en este caso, es de 13 pulgadas y tiene disposición vertical.
Y todo se controla de este ahí, ya que los botones físicos destacan por su ausencia. Sistema de infoentretenimiento, climatización, y hasta la posición de los espejos. Si bien la pantalla responde bien y es medianamente organizada (tiene widgets y una barra de acceso en la parte baja), resulta sumamente engorroso tener que estar tocando la pantalla para todo. No es el diseño más intuitivo y para las personas menos digitalizadas será una experiencia poco amistosa.
La tapicería es de primera categoría en términos de diseño. Los asientos de cuero sintético se sienten de calidad y el panel de las puertas también tienen un uso intensivo de este material. Obvioamente que hay plásticos de tacto más bien discreto, pero están escondidos en las zonas bajas. En terminos generales hay una muy correcta apreciación de calidad de materiales y de construcción.
El volante tiene un diseño achatado y el grosor es más que bueno para agarrarlo suavemente. Tiene controles al volante que fácilmente se entienden y ayudan a controlar el auto. Nuestra unidad contaba, además, con un audio Infinity de 9 parlantes que sonaba excelente.
Las plazas traseras con cómodas y tienen buen espacio para dos adultos, y un tercer ocupante que deberá sacrificar algo de su confort debido a la dureza del respaldo central.
El motor de 4 cilindros y 2.0 litros acoplado a una transmisión de doble embrague de 7 velocidades tiene buena potencia y mejor torque, tal como ocurre en casi todos los Geely. Y esa potencia se siente, pese a que hay un ligero turbolag de salida, que con este tipo de transmisión se percibe un poco más.
La aceleración inicial es buena y los cambios de marcha fueron bastante suaves y rápidos, tanto hacia arriba como hacia abajo, lo que permite tener mucha fluidez en la conducción normal de calles y carreteras.
Personalmente no me gustan las cajas DCT porque en manejo más agresivo, no comprenden con rapidez lo que necesita el conductor, y te pasan de marcha justo cuando necesitas lo contrario. Pero en manejo normal de ciudad andan perfecto.
El chasis es notable, ofreciendo mucha calidad de conducción. La suspensión está configurada para ser cómoda y absorber bien los baches e imperfecciones de la carretera, pero a contramano, nos dejan ver rápidamente que no tiene tacto deportivo. Al tomar algunas curvas con más velocidad tenemos un rolido más marcado de carrocería, y los neumáticos comienzan a chirriar temprano.
La cabina está bien insonorizada, pero a partir de los 100 km/h se siente algo del ruido del viento.
No pudimos probar todas las asistencias a la conducción, pero tanto el control de crucero adaptativo en autopista y el sistema de mantenimiento de carril del sistema G-Pilot de Geely funcionan bien y no nos enferman con tantas alertas auditivas.
En resumen, el Geely Starray será un buen competidor es uno de los segmentos más masivos del mercado chileno, aunque dependerá del precio de salida. Su competidor más directo debería ser los Changan UNI-K y UNI-T, el BAIC X55 y el Haval H6.
Buenos acabados, mucho equipamiento, motores de buena potencia y un andar sobresaliente. Lo único que me faltó es algo más de identidad, ya que el Starray lo percibí como muchos otros modelos del origen. Como si fueran clones.