
La carrera eléctrica de inicios de esta década hizo que muchas firmas automotrices actuaran lo más rápido posible, pensando que después de 2030 desaparecerían los autos que no fueran eléctricos. Y así fue que Porsche creó la división Cellforce, encargada de la investigación, desarrollo y producción de sus futuros paquetes de baterías de alto desempeño.
Desafortunadamente, las bajas ventas de modelos EV, más los problemas financieros de Porsche y el alza de los aranceles en Estados Unidos, han hecho que ese sueño se vaya a la basura, y la firma alemana confirmó que Cellforce dejará de ser una subsidiaria de la empresa.
Eso significa que se perderán hasta 300 empleos, algunos millones de euros y que los EV actuales, y futuros de Porsche seguirán dependiendo las baterías producidas por alguna empresa china, en un movimiento que sigue enterrando los deseos de Europa por tener el control de su industria automotriz.
Sin embargo, no todo parece perdido, pues Porsche afirmó que algunos trabajadores de Cellforce podrían pasar a PowerCo, la división de desarrollo de baterías de Volkswagen y a V4Smart, una compañía que fue adquirida este año por la empresa alemana de baterías Varta, aportando experiencia.
El plan original de Porsche con Cellforce era poder producir 1.000 paquetes de baterías de alto desempeño para sus modelos deportivos, que hoy incluyen al sedán Taycan y el SUV compacto Macan, sin embargo, en los próximos meses se les unirán la nueva generación de la Cayenne y del 718, que sería su primer coupé deportivo a baterías.
Actualmente, Contemporary Amperex Technology Limited (CATL) es uno de los proveedores de paquetes de baterías para los vehículos de Porsche, que son enviadas a la nueva línea que la marca construyó en la planta de Leipzig, para fabricar este modelo.