De la crisis que viven los salones del automóvil en todo el mundo, quizás con la excepción de China, hemos escrito ha raudales desde antes de la pandemia. Y es que el gasto excesivo que representa una exhibición pública no se condice con el retorno que se obtiene de ellos y, sobre todo, con la crisis que vive la industria y la necesidad de cuidar los gastos.
Me ha tocado visitar el Autoshow de Los Angeles a lo largo del tiempo, desde la época en que era opacado por el Salón de Detroit pero era muy valorado por las marcas premium y de lujo (por el perfil de clientes que hay en Los Angeles), pasando por su etapa de nueva vitrina de las tecnologías ecológicas, hasta ahora, donde se levante como una muestra muy pensada en el público local más que en el la industria global.

Por lo mismo, prácticamente no hay estrenos mundiales, ni siquiera debuts nacionales. Sólo una buena muestra de autos para la ciudad que más los consume en Norteamérica.
Pero algo cambió este año, donde nuevamente se utiliza el rimbombante nombre de "Automobility L.A." y el eslogan "The future in Motion" o El futuro en movimiento. Y que vimos más marcas que nunca en el Los Angeles Convention Center.

Dos años atrás, fabricantes de renombre como Nissan, Honda y Volkswagen brillaron por su ausencia en este evento, y la fuerza la realizaron Ford, Subaru, Hyundai, Kia y Toyota, con stands que incluían pistas de pruebas indoor para sus modelos. Ya el año pasado se sumaron algunas más, y este año podríamos decir que estaban todas las marcas generalistas del mercado estadounidense, salvo Mazda y Mitsubishi.
Siguen ausentes las grandes marcas premium. No estaban las alemanas Audi, BMW y Mercedes-Benz, pero tampoco las japonesas Acura, Infiniti y Lexus, o las británicas como Land Rover. Ni hablar de súper marcas como Aston Martin, Bentley, Ferrari, McLaren y Rolls-Royce, pese a que a pocos kilómetros de distancia está Beverly Hills, el centro neurálgico de la venta de estos modelos.

De este segmento, sólo se hicieron presentes Maserati (de la mano del Grupo Stellantis, que estaba a pleno), Lincoln, Cadillac y Genesis, la marca premium del Grupo Hyundai, que tenía el stand más grande entre las firmas de alta gama. Sumenmos a Volvo, aunque no se le considere del mismo nivel que el resto.
Ahora, muchas marcas pero escasos destapes. Desde hace rato que las marcas coreanas buscan darle relevancia a su presencia en Los Angeles, y este año, Kia estrenó la nueva generación de Telluride y Genesis mostró el impresionante GV60 Magma, su primer modelo deportivo de producción.

Y sumemos a este grupo un conceptual impresionante: el Hyundai Crater, una especie de buggy eléctrico que podría adelantarnos muchas sorpresas en la marca, que está haciendo mucho énfasis en el mundo off-road con su gama XRT. Los tres fueron estrenos mundiales. Y si sumamos el Kia K4 HB GT-Line y el Hyundai IONIQ 6 N, que fueros debuts nacionales, claramente que los coreanos entienden este negocio mejor que el resto.
Para nosotros, que venimos de Chile, nos encontramos con muchas futuras novedades para nuestro mercado, o novedades sin apellido, porque muchas de ellas nunca pisarán nuestra tierra. La lista es larga:

- Chevrolet Bolt (facelift)
- Dodge Charger (combustión)
- Ford Mustang GTD
- Honda Prologue y Prelude
- Hyundai Palisade
- Jeep Cherokee y Recon
- Kia K4 Hatchback
- Nissan Leaf, Sentra, Pathfinde y Rogue (X-Trail) PHEV
- Subaru Outback, Trailseeker y Uncharted
- Toyota RAV4 y Crown Signia
- Volkswagen Taos (facelift)
Pareciera que en Salón de Los Angeles vuelve a la vida, pero sabemos que las marcas apuestan hoy por eventos que den retorno. Los Angeles es la ciudad donde más autos se venden en Norteamérica, y estar acá, en esta exhibición que congrega medio millón de visitantes en 10 días, parece una apuesta muy lógica.