Test drive

Prueba al Chevrolet Sonic Sedán 1.6 Automático: Reinvención

Su diseño es fiel reflejo de la evolución de la industria automotriz coreana

| 01-02-2012

Chevrolet Test Drive

Prueba al Chevrolet Sonic Sedán 1.6 Automático: Reinvención

Corría el año 2004 y General Motors Chile nos invitaba a conocer la nueva generación de modelos Chevrolet de origen coreano y procedentes de la denominada GM DAT (GM-Daewoo Auto Technologys). En esa ocasión descubrimos los sedanes Optra y Epica, y como modelo de acceso, el Chevrolet Aveo en versiones sedán y hatchback. Ocho años después tenemos la posibilidad de testear el Sonic -en versión sedán-, heredero histórico de aquel Aveo pero que nos confirmaría que muchas cosas han cambiado en tan poco tiempo.

Los primeros antecedentes del Sonic los tuvimos en enero de 2010, cuando en medio de las actividades del Salón de Detroit, Chevrolet presentaba el Aveo RS Concept. De él se decía "Nuestra intención con el prototipo de exhibición Aveo RS es poner de manifiesto la visión de Chevrolet y el potencial de diseño para un vehículo pequeño que creemos que encantará a los clientes". De ahí transcurriría más de un año, hasta que el 4 de octubre de 2011, asistimos a la presentación oficial en Chile del Sonic.

El Sonic, que hoy se ubica un peldaño arriba del Aveo, nos ofrece las líneas de un clásico sedán pero bajo una ultra cuidada aerodinámica. De hecho, mirado de costado, la carrocería es un verdadero deleite. Las líneas de las puertas parecieran decirnos que se trata de un hatchback, con un pilar trasero que termina proyectado en los focos, mientras que las puertas reciben acertadas aplicaciones que definen los surcos del viento.

El frontal es lo más distintivo del modelo y que lo diferencia absolutamente de su hermano menor. Las dos tomas de aire son más estrechas que en el Aveo, y lo acercan al nuevo Family look de la marca, con zonas más estrechas en los bordes, al igual que lo que sucede con el nuevo Captiva.

Un detalle novedoso y acertadamente retro es el estilo adoptado por los faros delanteros, independientes y en profundidad, lo que confirma que cosas simples y ya probadas, pueden ser muy atractivas. El parabrisas y el vidrios trasero son tema aparte, ya que gozan de dimensiones impensadas hace una década y dan la idea de querer unirse en el techo.

Dejado de lado el diseño exterior, hablemos de las dimensiones las que son mucho más amplias comparadas con su hermano Aveo. Tanto el conductor, como la habitabilidad del vehículo en la zona trasera, donde los pasajeros se han visto beneficiados de un mayor confort, unido a un amplísimo maletero de 502 litros (400 del Aveo), son elementos diferenciadores que se agradecen.

En el interior, lo primero que llama la atención es el panel de instrumentos, y que para quienes conocen el interior del nuevo Spark GT, confirma que más que un elemento diferenciador será parte de un nuevo estilo. La gran diferencia está en que en este caso la pantalla central indica la velocidad, y el tacómetro se ubica al costado izquierdo. En pantalla podemos identificar en cada momento el rendimiento y visualizar cuándo tendremos que cargar nuevamente combustible.

En su interior pueden viajar cuatro adultos cómodamente. El interior recuerda claramente al del Cruze, aunque más por diseño que por materiales, ya que algunos de éstos son de menor calidad. El techo corredizo -ofrecido en la versión- le otorga un adecuado plus extra.

El acceso al habitáculo es muy cómodo porque tanto las puertas delanteras como las traseras tienen un gran ángulo de apertura. Además, la altura y forma de la carrocería hacen que no sea necesario agachar la cabeza en exceso para sentarse.

El maletero tiene un acceso que favorece su aprovechamiento; además, es posible abatir los respaldos de las plazas traseras para aumentar el espacio de carga. Respecto a la seguridad, el modelo ofrece doble Airbag y Frenos ABS.

Una vez en marcha, la conducción del Sonic Sedán es cómoda, y tal como adelantábamos, con una amplia superficie acristalada que permite una buena visibilidad. Su motor, 1.6 litros que desarrolla una potencia de 115 CV, es fiel a su filosofía familiar, mostrándose más bien lento en las primeras marchas, y donde lo que se privilegia es la economía, la comodidad y el confort.

El motor está acoplado a una transmisión automática de seis cambios con la posibilidad de manejarlo manualmente. Aquí, la aceleración buscada o necesitada, sale a relucir. En carretera nos arrojó un rendimiento de 16,4 km/l; mientras que en ciudad fue de 10,8 km/l.

El habitáculo tiene un buen aislamiento acústico, aunque mejorable. El ruido de rodado es perceptible en el interior. Una cualidad destacable es que gira en poco espacio, dadas sus medidas exteriores. Por ejemplo, esto supone ahorrarse ciertas maniobras a la hora de estacionar.

Tiene una suspensión que filtra bien las irregularidades del camino. El comportamiento en curvas, incluso en las muy cerradas es bueno, aunque muestra en los mayores esfuerzos un balanceo de la carrocería consecuencia de una suspensión que otorga al confort la mayoría de sus bondades.