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Prueba de manejo: Mazda CX-3 2016

El crossover compacto japonés se posiciona como uno de los mejores en un segmento que sigue creciendo, por su diseño, tecnología y calidad de manejo.

Prueba de manejo: Mazda CX-3 2016

Fue en 2011 cuando Mazda lanzó su nueva estrategia de productos basada en las tecnologías SkyActiv y el diseño Kodo, Alma en Movimiento, y desde entonces que la marca nipona no deja de sorprender año a año con modelos espectaculares desde todo punto de vista.

El primero que hizo debutar esta estrategia fue el CX-5, un exitoso crossover que se posicionó como uno de los líderes del segmento mediano gracias a su diseño agresivo, amplitud interior, calidad constructiva y, especialmente, un manejo emocionante y seguro.

Vinieron luego los automóviles Mazda6, Mazda3, Mazda2 y MX-5, este último, ganador del premio al mejor auto del año a nivel mundial y otros múltiples galardones. Todos ellos han cautivado a los usuarios por su diseño de vanguardia y un notable placer de conducción, asociado a una manera inteligente de con seguir eficiencia.

Y el que llega ahora a Chile es un modelo totalmente nuevo para la marca, el CX-3, un crossover que aterriza en el cada día más popular segmento de los SUV compactos, ofreciendo la mejor síntesis de lo que es Mazda hoy: diseño, calidad, dinamismo y economía de combustible.

En este segmento competirá con modelos ultra posicionados como el Chevrolet Tracker y el Subaru XV (que si bien es algo más grande, compite por precio), pero también con recientes lanzamientos en el mercado, como el Suzuki New Vitara, el Jeep Renegade, el Honda HR-V y el Hyundai Creta, los dos primeros más de corte SUV, los segundos, muy crossovers, como el CX-3.

 

Tamaño y diseño

 

El nuevo modelo mide 4.275 mm de largo, que es la media de este nuevo segmento de SUV compactos. Tiene 1.765 mm de ancho y 1.535 mm de alto, lo que grafica el cuidado aerodinámico y un concepto más deportivo que funcional. Sin embargo, la clave está en los 2.570 mm de distancia entre ejes del CX-3, que define en buena medida el espacio interior del vehículo, y que en este caso está por encima de muchos de sus competidores.

Si nos remitimos a la habitabilidad, en este segmento es usual que quepan cuatro adultos cómodos, pudiéndose sumar una quinta persona más bien pequeña en la plaza central trasera, aún a costa de ir algo apretados de hombros. Esto corre exactamente igual para el Mazda, aunque la baja altura en la parte trasera repercute como para que personas muy altas se sientan algo estrechas en esas plazas.

Respecto del maletero, hay 240 litros disponibles, lo que es definitivamente poco si se piensa en un auto familiar. Hay modelos que ofrecen sobre 400 litros, lo que puede hacer una diferencia a la hora de elegir.

El diseño del CX-3 es muy reconocible en la marca, con la famosa parrilla con alas cromadas que se unen a los grupos ópticos estilizados y con su seña LED visible, y un capó con nervaduras marcadas que remarcan la aerodinámica trompa.

Lateralmente es donde más destacan las líneas deportivas de este crossover, con una silueta muy agresiva donde resalta un primer cuerpo largo y una cabina cargada hacia atrás. A eso se agregan unos pasos de rueda muy marcados, una cintura ascendente y muy alta, y un pilar C oscurecido que entrega la sensación de que el techo estuviera flotando.

La zaga ofrece dos focos horizontales muy delgados y una puerta de maletero pequeña, lo que permite aumentar el grosor del parachoques, para brindar una sensación de robustez que le queda muy bien al look general del auto.

 

Mecánica

 

La clave del CX-3, y de todos los nuevos modelos de Mazda, son las tecnologías SkyActiv, desarrolladas para obtener beneficios de todos los componentes del automóvil, en esta búsqueda de la marca por asociar dinamismo con eficiencia.

En este caso, se trata de la misma plataforma ultra liviana y de gran rigidez estructural que se utiliza para el Mazda 2, con una sofisticada arquitectura de la suspensión y una dirección de tacto exquisito, que le permite entregar a los usuarios una alta calidad conductiva, con tacto directo y alta precisión, un aplomo digno de un sedán, y la suficiente capacidad para enfrentar caminos de tierra y en mal estado. Mal que mal, el CX-3 sigue siendo un todoterreno con tracción total.

Si se compara con otros modelos del segmento, el nuevo CX-3 se siente mucho más firme en la forma como actúa la suspensión, pero no es duro para nada. Firmeza significa aplomo y una carrocería que rola menos, lo que ayuda a obtener una buena conducción, pero los amortiguadores actúan con eficacia para ofrecer un buen confort de marcha. Dureza, en cambio, significa golpes cuando se pasa por baches, y un mal rato general para el conductor.

Aquí se esconde lo mejor del CX-3, es su secreto mejor guardado. Porque en términos generales, los SUV tienden a ofrecer paquetes de suspensión enfocados en el confort, en amortiguar con eficiencia los malos caminos off-road aun a costa de sacrificar un mayor dinamismo conductivo sobre el asfalto, al generar rebotes excesivos y mucho rolido a alta velocidad.

El CX-3, con su paquete McPherson adelante y su barra de torsión trasera, logra mezclar lo mejor de ambos mundos, con una eficiente amortiguación sobre malas superficies (aunque menos capaz en el off-road) y una conducción segura incluso a una mayor velocidad.

Bajo el capó de este nuevo modelo hay un motor SkyActiv-G 2.0 litros con 146 caballos y 192 Nm de par a 2.800 rpm, asociado en nuestra unidad de prueba, a una caja automática de seis velocidades y al sistema AWD, que la marca ha denominado i-active AWD, que a través de múltiples sensores, es capaz de anticipar las condiciones del camino y de la conducción, para ofrecer mayor capacidad de tracción de manera automática.

Es un buen tren motriz, aunque su enfoque está puesto en el consumo más que en la agilidad, “culpa” de la caja más que del motor. El resultado, en todo caso, es satisfactorio ya que siempre habrá resto para una aceleración necesaria (se pueden utilizar las levas tras el volante), y las cifras reales de consumo llegan a 12 km/litro en ciudad, sumado al uso de gasolina de 93 octanos, significa un buen ahorro de dinero en combustible.

 

Confort

 

Por tamaño, el Mazda CX-3 está a tono con el resto de los competidores del segmento, pero no está dentro de los que ofrecen mayor habitabilidad, básicamente, porque su diseño castiga a quienes viajan en las plazas traseras.

No es pequeño, ya que caben con comodidad cuatro personas en el auto, y una quinta también si no se siente incómodo sentado en un cojinete central algo elevado y duro. Pero hay una sensación de justeza, tanto para las piernas como a la altura de la cabeza, y seis hombros uno junto al otro en la banqueta trasera terminan tocándose irremediablemente. Y si vemos el maletero, 230 litros parecen insuficientes, pero Mazda consiguió darle valor al hacer funcional y fácil de cargar.

En cuanto a comodidad, es un vehículo confortable incluso en viajes largos. La posición de manejo puede ajustarse, aunque como es un crossover siempre estará más elevada que, por ejemplo, en el Mazda 2 del cual deriva. Y el diseño intuitivo de la consola del Mazda CX-3 hace que todo sea muy visual y fácil de utilizar.

El equipamiento siempre ha sido abundante en Mazda, sobre todo si se le compara con la competencia, pero la duda con la marca sigue siendo la forma de distribuir los equipamientos a lo largo de su gama, ya que novedades tecnológicas tiene de sobra, pero no están disponibles en las versiones de entrada.

El nuevo Mazda Connect con pantalla táctil de 7” es de serie, lo que es una buena noticia para que la conectividad es fundamental para los clientes de hoy. El sistema incorpora un mando giratorio en la parte central junto al freno de mano, que lo hace muy sencillo de manipular, ya que incluye algunos botones de acceso directo a ciertas funciones primordiales, como la radio y el teléfono.

Como base, el CX-3 agrega pack eléctrico completo (vidrios, espejos y acceso), sistema start/stop, seis airbags, control de tracción y estabilidad, neblineros delanteros, cámara de retroceso, sensor de lluvia, control crucero, climatizador automático y llantas aro 16”, entre lo principal.

Ahora, la versión tope de gama GT es la que se lleva los premiados en lo que a equipamiento diferenciador se refiere. Incluye navegador GPS, un Head-Up Display con información frente a los ojos, luces full LED, sensor de punto ciego y el sistema de audio Bose, con un sonido exquisito. La duda es que Mazda también pone en esa versión en exclusiva elementos más comunes, como las luces diurnas y el sensor de retroceso.

 

Conclusión

 

El Mazda CX-3 es un gran crossover de corte urbano para quienes gustan de este tipo de configuraciones. Ofrece un diseño deportivo, un despeje suficiente como para salir del asfalto con tranquilidad, tracción en las cuatro ruedas muy eficiente, un motor económico y con buena potencia, un consumo respetable para este tipo de vehículos y una sensación de calidad indiscutible.

Lo mejor es la calidad conductiva, sin lugar a dudas. Por diversas razones, se comporta más como sedán que como SUV, lo que brinda placer conductivo y más seguridad frente a una maniobra de emergencia. Pero es efectivo sobre malos caminos y muy silencioso cuando se marcha en velocidad.

Lo que sí, si el equipamiento tecnológico es fundamental en su decisión, deberá escalar hasta los $ 17.690.000 para hacerse de una versión GT AWD, ya que las versiones de entrada R (4x2 y 4x4), disponibles desde $ 13.990.000, omiten elementos muy valorados por los clientes. Muy recomendable.

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