Prominence 2020. Así rezaba el plan maestro de Subaru para propulsar la marca aún más adelante de cómo estaba. Siendo una de las pocas compañías en tener números azules año a año y con una base de clientes muy leales, parece ser que la marca de las Pléyades tiene un buen secreto entre manos.
El XV, como tal es la consecuencia de una seguidilla de productos que han ido mejorando con el tiempo. Basada en la plataforma del Impreza, sus raíces capitalizan bastante en este hecho. Los primeros crossovers compactos de Subaru (después del Leone 4WD, el Loyale 4WD y obviando a Outback) nacieron en la forma del Impreza Gravel Express y el Impreza Sport, haciendo gala de molduras más robustas y la clásica pintura bicolor que se hacía cliché entre los SUV de esa época. El Impreza Sport fue evolucionando en el Impreza XV, modelo que finalmente -y tal como pasó con Outback- paso a llamarse XV a secas. Una suspensión más robusta, mejores defensas y claro, el inconfundible color naranja, un truco que viene a asemejarse al fenómeno que tuvo el color azul con el Impreza WRX, son parte de la receta que Subaru ha empleado en este modelo para diferenciarlo de sus rivales.
Y ya que hablamos de sus rivales, el XV también es un modelo atípico, puesto que mientras un Mazda CX-3 o un Hyundai Tucson son modelos mucho más cercanos a un SUV, el XV sigue siendo un Impreza levantado, que en el fondo es la fórmula tradicional que forjó el segmento de los crossovers, pero es también la que lo ha hecho más atractivo que a algunos de sus competidores.
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Más naranja que nunca
La nueva XV mide 4.465 mm de largo, 15 mm más que el XV al que reemplaza. También aumenta 20 mm en el ancho hasta los 1.800 mm, mientras que la altura se mantiene igual en 1.615 mm. Sin embargo, el mayor incremento de tamaño se produce en la distancia entre ejes, al llegar a 2.665 mm, esto es 30 mm más que en el viejo XV. Sus dimensiones son muy parecidas a las del Impreza Hatchback, pero no son las mismas, siendo el XV marginalmente más ancho, de plataforma insignificantemente más corta, voladizos escasamente más largos y una altura claramente más prominente. En comparación, un Mazda CX-3 es más corto, pero un Kia Sportage es apenas más grande en todas sus dimensiones. Ahora, donde están las diferencias son en el maletero, con 345 litros, similar capacidad a la del Impreza Hatchback, pero que no es suficiente aun para el segmento, considerando que un Kia Sportage puede colocar entre 466 y 491 litros en su maletero. Donde sí hay buenos números, es en el despeje, con 22 centímetros, lo que sumado a las probadas aptitudes del tren motriz Subaru, la hacen uno de los modelos modernos familiares más capaces para salir fuera de la ruta.
En cuanto a diseño, la fórmula es la misma que con el XV anterior, claro que, en esta generación, gracias a los cambios sufridos en el Impreza, el XV es un auto mucho más atractivo que el anterior y que no pierde absolutamente nada de lo que lo hace característico. Las defensas y molduras plásticas, así como una parrilla más prominente le otorgan robustez, que contrasta con una cabina más aerodinámica y el llamativo naranja de nuestra unidad. Claro que la paleta de colores es bastante diversa, incluyendo beige arena, un color celeste pastel, un tono de azul y un rojo intenso, entre otros. También, las vistosas llantas “corte diamante” de la generación anterior vuelven en dos tamaños y diseños (17 y 18 pulgadas), pero buscando conservar el acabado original. Entre los focos con tecnología LED, las barras en el techo y los nuevos cortes y pliegues en la carrocería, se refuerza el hecho de que el perfil campero, le juega mucho a favor al diseño.
Interior reformulado
Muchas de las cosas que le jugaron en contra a la XV anterior, reiteramos, son culpa de la plataforma del Impreza. Eso significa que el interior se heredaba por completo, y todos sabemos que no era el más fino de los lugares. Ahora, es todo lo contrario, si bien se toma prácticamente todos los elementos del nuevo Impreza, la propuesta en estilo y calidad es clarísima. Desde los polímeros utilizados, las costuras naranjas, el diseño de la tapicería, la elección de tipografías y botones renovados, así como la forma en que los paneles de las puertas se integran al torpedo, comunican intención y propuesta, ya que no por ser un auto practico y ergonómico, se va a dejar de lado el diseño y en Subaru aprendieron bien.
De serie, XV contempla 7 Airbags, control de tracción y estabilidad, freno de estacionamiento eléctrico con Hill Holder, computador a bordo, Smart Key, sistema Start/Stop, sistema multimedia con soporte para Smartphones, pack de cuero (pomo, volante), climatizador, cámara de retroceso y neblineros, por lo que ya inicialmente es una buena propuesta. En el modelo Dynamic ya aparecen mayores asistencias y lujos. Pero es la versión Limited la que deslumbra por la cantidad de seguridad que contempla, buena parte de ella gracias al galardonado sistema con cámaras estéreo EyeSight:
- Radar de punto ciego
- Espejo electrocromático
- Asistente de cambio de carril
- Alerta de trafico cruzado
- Sistema inteligente de luces altas
- Luces con función cornering (focos que giran con la dirección de la curva)
- Frenado autónomo en reversa
- Cámara de retroceso inteligente
- GPS (con construcciones relevantes modeladas en 3D)
- Frenado de emergencia pre colisión (EyeSight)
- Control crucero adaptativo (EyeSight)
- Gestión de acelerador pre colisión (EyeSight)
- Aviso de arranque del vehículo precedente (EyeSight)
- Advertencia de salida involuntaria del carril (EyeSight)
- Advertencia de vaivén en el carril (EyeSight)
La inteligencia del XV se traspasa al computador a bordo, con dos pantallas bastante completas. La primera, entre los relojes (4,2"), con todo lo referente a consumo, temperatura, tiempo de viaje y hora. Con el Start/Stop en funcionamiento, también te indica cuantos mililitros estas ahorrando de combustible, ideal para los más maniáticos con el consumo. Arriba, sobre la consola, aparece una nueva pantalla a color multifunción (6,3"), mejorada del XV y el Impreza anterior, donde podemos encontrar la pantalla del climatizador, gráficos de consumo, brújula, asistencias activadas, display de tracción, información de navegación, nivel de aceleración, temperatura del aceite, audio, etc. Finalmente, el sistema multimedia, con pantalla de 8" es fácil de usar, completo y con muy buen sonido (falencia histórica de los modelos de Subaru) con conexiones USB, Bluetooth y NFC. Con el GPS tenemos reparos, puesto que el mapa no tiene colores contrastantes y cuesta despegar las calles del fondo. Otra falencia es que los alzavidrios eléctricos solo son automáticos de un toque para las plazas delanteras.
La habitabilidad está mejorada, es un auto confortable y que precisamente, tiene mucho más de auto que de crossover como primera sensación, con las mismas ventajas que en el Impreza, ganando en visibilidad (más adelante que atrás, pero perdonable) y espacio para las piernas. Los hombros pueden ser un problema si los 3 pasajeros de atrás son muy grandes. El asiento del conductor es ajustable de manera eléctrica y así como los otros asientos, tiene mucha mejor sujeción lateral que el anterior modelo, logrando un punto ideal entre la postura más alta de un SUV, empoderante y la posición de un auto, más deportiva y relajada.
Neutralidad absoluta
El XV es motivado por dos motores, aunque obviaremos la opción 1.6 para pasar al 2 litros, que al igual que con el Impreza es una unidad FB20 de 2 litros con doble árbol de levas, 16 válvulas, acelerador electrónico, inyección directa secuencial y doble sistema de control de válvulas (DAVCS, para apertura y escape). Este entrega 154 Hp y 196 Nm de torque, acoplándose a una transmisión Lineartronic CVT de nueva generación y al tradicional sistema de tracción AWD simétrico de Subaru, que además cuenta con función X-Mode, que incluye control de descenso y control de tracción incrementado para baja adherencia. Asimismo, debuta el Active Torque Vectoring, un sistema de reparto de par entre las ruedas para mejorar el dinamismo conductivo.
Y como pueden suponer, es probablemente lo que más engolosina del XV, no tanto la entrega de su motor, sino que su performance dinámico, muy equilibrado, con mucho agarre en curvas, con una dirección que gracias a los refuerzos en la carrocería y a las revisiones hechas en su asistencia y desmultiplicación, muerde mucho más, se hace más sencilla de llevar y entrega un sabor mucho más directo y deportivo. Finalmente se consigue un auto que es fácil de manejar, pero que no aburre.
La suspensión también, con mayor recorrido que en el Impreza, otorga un buen equilibrio entre confort y firmeza, además claramente de un despeje que permite enfrentar varios obstáculos sin mayor problema. El XV en ese sentido es un auto que es más capaz y con el que nos atreveríamos más a salir fuera de la ruta que con cualquier otro SUV. Hay que recordar que Subaru en esta nueva generación, tiene una nueva plataforma modular, que hace ver a la estructura anterior como una jalea en cuanto a las mejoras de rigidez. Y como la suspensión ahora va montada sobre los puntos más rígidos del auto, también ayuda a que haya menos vibraciones y torsión. Al final se gana entre un 70% a un 100% en solidez, un 40% en firmeza ante cualquier impacto y al ser un chasis más eficiente, es más ligero.
Las cámaras y radares que son parte del sistema EyeSight
Volviendo al motor, la entrega de potencia es modulada por una transmisión CVT que es muy diligente y que, sumado a la inyección directa, la gestión electrónica del auto y el alzado de válvulas, hacen que se sienta diligente y ligero, muy por el contrario de lo que podría ser el motor 1.6.
Sobre el consumo, en carretera se puede lograr buenas cifras. Tranquilos y usando la inercia, fácilmente podemos encontrarnos entre los 18-20 km/l y 17 km/l si vamos un poco más constantes. En ciudad, nuestro promedio fue cercano a los 10 km/l. Si consideramos que el 3CV homologa entre 11 y 17 km/l, no nos podemos quejar. Supera al CX-5 marginalmente, con diferencias en que el CX-5 es más económico en ciudad, pero no tanto en carretera, que es donde el XV saca ventaja.
Conclusiones
XV estuvo este año a punto de ganarle al CX-5 en la categoría de SUV del Año, entre nuestros premiados por el Auto del Año 2018 de Chile. Y claramente, el CX-5 gana por su concepción de SUV, con mayor habitabilidad y con un equipamiento similar. Lamentablemente es lo que le pesa al XV, sobretodo que debe sostenerse en el segmento prácticamente sola, sabiendo que Forester ya tiene sus años y ha sido superada en tecnología.
Las ventajas de XV están en su tren motriz, en su posición al volante, en como su chasis resuelve las imperfecciones y las curvas. También están las credenciales en seguridad y la fiabilidad general de la marca. Y considerando que desde el modelo base viene con un buen nivel de equipamiento y con todos los elementos de seguridad importantes, se hace muy atractiva hacerse con una. Por otro lado, llegar al modelo Limited para gozar del excelente sistema EyeSight, con un funcionamiento tanto igual o mejor que otros semejantes con radar, es un tanto elevado y en ese precio, de seguro querrás subirte a algo más grande.
XV finalmente vuelve a transformarse en un modelo atractivo, más allá de su espíritu aventurero, de su color naranja o de las credenciales en seguridad. Ya no hay que hacer muchas concesiones en cuanto a consumo o a confort interior, además de que se ha puesto al día en materias de conectividad, asistencias y entretenimiento. Es una compra segura, de la cual no te vas a arrepentir.