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Toma de Contacto: Toyota Aygo 2019

Durante las evaluaciones a los finalistas del premio al auto del año en Chile, nos encontramos con el recientemente estrenado Toyota Aygo, un auto que sorprende en el papel, pero no mucho a la hora de conducir.

Toma de Contacto: Toyota Aygo 2019

Toyota nos pilló volando bajo con la llegada de su primer citycar como tal, el Aygo de segunda generación. Y llegó con ruido, especialmente por varios atributos muy interesantes, que pesaron a la hora de que entrara como finalista a la evaluación de Los Mejores 2019 (o el premio al auto del año en Chile, para los amigos). Primero, es un auto tremendamente económico, rindiendo 18,1 km/l en ciudad, 25,6 km/l en carretera y 22,2 en promedio, rápidamente siendo el mejor de su segmento. Y lo segundo, es su nivel de seguridad, un ejemplo a seguir para muchas marcas, puesto que desde el modelo base, el Aygo ofrece anclajes ISOFIX, 6 Airbags, control de tracción y estabilidad, frenos ABS con EBD y asistente de frenado en emergencia, inmovilizador anti robo, hill holder y cámara de retroceso.

Hasta aquí todo bien, incluso considerando algunos colores audaces, la inédita opción de carrocería tres puertas y un diseño de frontal que resalta al lado de los modelos actuales que la marca vende en nuestro país.

Y claro, hasta que no nos podamos hacer con una unidad de prueba (algo muy difícil, dado que Toyota en Chile no colabora mucho con la prensa), no podremos contar en detalle que tal resulta el auto en el día a día. Pero, como el Aygo iba a estar participando de la premiación, aprovechamos la instancia para contarte un poco que tal se siente conducirlo.

Así que, con casco en mano, le dimos 3 giros al circuito de Codegua, una con más velocidad y otras dos más técnicas para ver qué tal se movía. Lo primero, es el buen radio de giro que presenta, lo que le viene bien a la hora de tomar curvas y lo segundo es el generoso empuje que tiene de salida... y nada más. Porque, inmediatamente al poner la segunda, el Aygo perdió la alegría y mostró su lado más aburrido y progresivo, lo que claro, le viene bien a la hora de ahorrar (la razón de porqué gasta tan poco) pero que no entusiasma nada. En ese sentido, los propulsores del Kia Morning y del Hyundai Grand i10 son más vivaces, aunque si son un poco más grandes y gastadores que el Aygo.

La suspensión y su nivel de frenada son correctos para su cometido, si pensamos en un manejo de ciudad, tranquilo. En Codegua, claramente, cualquier citycar sufre y el Aygo aún más, perdiendo aplomo y agarre.

Su interior es para dos adultos, mientras que los asientos posteriores son más bien pequeños y no los aconsejaríamos para tramos muy largos. Además, las ventanas traseras son batientes (como las del C4 Cactus), algo a considerar. Su maletero es muy pequeño, pero profundo, lo que lo hace más o menos adecuado para dos personas.

El interior, eso sí, parece de hace 10 años atrás, tanto en materiales como en su diseño. El clúster es resumido, y cuenta con un velocímetro análogo y un tacómetro digital en color naranja, junto a un pequeño display circular que imita un poco al que tenía el primer Auris hace unos buenos años atrás, en medio del velocímetro. El sistema multimedia no es de fábrica, pero al menos lo parece, con soporte completo para Smartphones, que es lo que importa.

Y el problema es que todo esto es por un precio que va desde los 7.5 a los 9.3 millones de pesos, considerando bonos de lanzamiento, por lo que no es barato. Y un citycar de 9.3 millones de pesos, con tapas de rueda, sin comandos al volante, con una motorización limitada a uso urbano, pequeño y austero, si es un problema. Más aun, que por menos de 9.3 millones, hay un Fiat 500, igual de pequeño, pero con mucho más equipamiento y mejor calidad de manejo y el mismo nivel de seguridad, obviando que por 9.3 millones de pesos, también llegamos a un segmento B con otras opciones. 

Queda al debe una prueba de manejo más acabada y aunque le alabamos a Toyota el riesgo de jugársela en un segmento de citycars, no sabemos si el peso de la marca sea suficiente para atraer a su target, un público joven, pudiente, exigente y lleno de otras opciones.

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