Fabricar “una unidad menos de lo que pide el mercado” ha sido desde siempre la consigna de Ferrari, lo que le ha permitido controlar la demanda (y las expectativas) y mantener los precios altos, no sólo de sus autos nuevos, sino también de sus modelos ya descontinuados.
Pues esta política de control es la que pretende aplicar ahora Lamborghini, según lo anunció su presidente, Stefano Domenicali, CEO de la marca desde 2016, aunque con casi 25 años metido en el seno directivo de la Scudería Ferrari.
El crecimiento de Lamborghini ha sido exponencial desde principios de la década. Si en 2010 comercializó 1.302 unidades (contra 6.400 de Ferrari), Lamborghini llegó en 2018 a las 5.750 unidades. Y lo ha hecho con sólo dos unidades en su catálogo (contra cuatro de Ferrari): el Huracán, sustituto del Gallardo, y el Aventador.
Con el Urus, el espectacular SUV de la marca puesto en venta en diciembre pasado, las expectativas son muy grandes, y es por esto que Domenicali decide poner techo a la producción de la marca a partir de 2020.
Lamborghini ya tiene 3.500 pedidos a firme del Urus, que es el total presupuestado para fabricar durante 2019. Eso significa que la marca aspira a crecer un 40% en este año sólo con su SUV, hasta alcanzar las 8.000 unidades, que es el techo puesto por su CEO.
De ellas, la mitad serán Urus (4.000 unidades), mientras que de la otra mitad, dos tercios serán Huracán (2.700) y el otro tercio Aventador (1.300). Así se mantendría la demanda y exclusividad, elevando el valor residual de los modelos ya vendidos.
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