Pareciera que la electrificación comienza a llegar a Chile. La Asociación Nacional Automotriz (ANAC) nos estrega unas cifras esperanzadoras, que indican que la venta de estos modelos se duplicó en 2018 y, si se compara con 2015, se ha multiplicado por 5.
Una de las marcas que se sumó a esta tendencia recientemente fue Kia, que lanzó durante el año el Niro, un SUV compacto equipado con un sistema híbrido, que realmente hace más eficiente la conducción.
¿Un éxito de ventas? No realmente, ya que por el valor de un Niro ($21.990.000, con bonos de hasta $3.000.000), se podría adquirir hasta tres versiones de Sportage (gasolina 4x4, diésel 4x2 y gasolina GT-Line), o un hermoso y muy grande Sorento gasolinero automático 4x2.
Pero Kia no anda en busca de grandes números, sino que busca plantar una semilla con la introducción de una tecnología que más temprano que tarde será la que dominará el mercado. Y lo hace en el segmento de mayor crecimiento del mercado: el de los SUV compactos.
Para saber más del Niro, puedes leer nuestra nota de lanzamiento aquí.
¿Qué tipo de híbrido es el Niro?
El primer modelo híbrido de la marca es lo que se denomina híbrido en paralelo, y está emparentado tecnológicamente con el Hyundai Ioniq. En otros mercados, Kia ya vende un Niro híbrido enchufable y otro 100% eléctrico.
El sistema está compuesto por un propulsor de combustión de 1.6 litros GDI (gasolinero con inyección directa), que eroga 104 Hp y 147 Nm de par, asociado a un motor eléctrico de 32 kW (43 Hp), que funciona ya sea moviendo el auto por sí mismo, asistiendo al bloque de combustión con potencia extra o cargando la batería.
El sistema en conjunto genera 146 caballos de fuerza y 263 Nm de par, y está asociado a una caja automática de doble embrague muy suave, y a una batería de iones de litio de 1,56 kWh.
Como dato, en muchos autos híbridos como el Toyota Prius, el conductor puede elegir qué motor usar en cada momento, aunque sea por una cierta cantidad de kilómetros, e incluso algunos cuentan con un botón para activar sólo el motor eléctrico.
En el Niro no está esa posibilidad, ya que es el sistema el que decide cómo funcionar. Siempre parte en modo eléctrico (cuando la carga de la batería lo permite), pero rápidamente entra en funcionamiento el motor de combustión.
Los conductores tenemos un pequeño margen al poner menos presión sobre el acelerador, pero en términos generales, el modo eléctrico del Kia es relativamente corto en tiempo y el motor de combustión entra muy rápido en funcionamiento, ya sea para asistir o recargar la batería. De hecho, en nuestra prueba no pudimos mantener este modo por encima de los 80 km/h.
Ahora, en términos generales, el Kia Niro es sumamente grato de manejar, especialmente en la ciudad. El encendido constante de los motores apenas se percibe, hay pocas vibraciones y casi nada de ruido, lo que habla muy bien, además, de la insonorización del habitáculo.
Ahora, la gracia de estos vehículos es su eficiencia, y el Niro es una grata revelación. En nuestra prueba de una semana, con uso mixto entre calles atestadas y carreteras urbanas, nos entregó un rendimiento de 17,8 km/litro, con días en que estábamos por encima de los 20 y otros, más intensos y citadinos, en que rondábamos los 16.
Como dato, la marca homologa 19,8 km/litro en ciclo mixto y 18,4 en ciudad, así que no está tan lejos en la vida real.
He manejado en condiciones similares dos de los vehículos diésel más eficientes del segmento (Citroën C4 Cactus, Renault Captur) y los consumos son levemente inferiores en ciudad, aunque son mucho mejores en carretera.
Con estas cifras de eficiencia, nada importa que el Niro nos ofrezca una máxima de apenas 162 km/h y un 0-100 en 11,5 segundos. Seguramente el peso extra y la entrega de la potencia afectan ambos resultados.
Pero vale la pena abrir los sentidos, porque la alta satisfacción que nos dejó la conducción del Niro no la habíamos tenido con casi ningún SUV compacto. Vamos viendo.
Amplio y equipado
El Niro, como decíamos antes, es un SUV compacto que mide 4.35 metros de largo, 1.80 m de ancho, 1.55 m de alto y 2.70 m entre los ejes. Por tamaño es levemente más grande que los compactos tradicionales (Chevrolet Tracker, Nissan Kicks, Jeep Renegade) y levemente más pequeño que los medianos (Toyota Rav4, Hyundai Tucson, Mazda CX-5).
Lo que sorprende es la excelente habitabilidad que ofrece. Y claro, mide 125 mm menos que un Sportage, ofreciendo la misma distancia entre ejes, y ahí está la clave.
Además, las baterías van alojadas debajo del asiento posterior, por lo que no resta espacio destinado a los pasajeros o la carga. Ahí, en el maletero, anota 335 litros, muy en línea con varios competidores, considerando que cuenta con neumático de repuesto completo.
Sentado atrás te encuentras con buena altura gracias a un respaldo que va bien reclinado, y generoso espacio entre las puertas y para las piernas. El asiento central al algo firme como para un viaje largo, pero es la tónica en el mercado. A mi hijo pequeño le pareció fenomenal, y eso me dice mucho.
Adelante se va muy cómodo también porque la carrocería no es tan baja como la silueta del Niro nos sugiere. La postura es la de un SUV, relativamente alta en comparación a un sedán, con asientos cómodos que afirman bien el cuerpo.
En este caso, Kia ofrece tapiz de cuero en todas las butacas, y el asiento del conductor tiene ajuste eléctrico y apoyo lumbar. Además, los dos delanteros son climatizados (frío y calor), y los traseros son calefaccionados. Esto no es nada común en ningún SUV, ni de este segmento ni del mediano.
El volante es multifunción (y calefaccionado), y desde ahí se controlan muchas funciones, incluyendo el sistema de infoentretenimiento, apoyado en una pantalla táctil de 7”, con Apple CarPlay y Android Auto, y también el control del sistema híbrido.
Hay cargador inalámbrico de celulares, bluetooth con mandos por voz, monitor de presión de neumáticos, smart key con botón de encendido, detección de punto ciego, asistente de tráfico cruzado, hill assist, sensores y cámara de retroceso, entre lo principal en tecnología.
Y si sumamos los siete airbags (siete, y en un Kia), control de tracción y estabilidad, climatizador bizona, luces Full LED, sunroof, llantas aro 18, barras de techo, pisaderas, neblineros y modos de manejo Eco y Sport, tenemos una extraordinaria relación de precio/equipamiento, sin si quiera considerar su eficiencia.
En cuanto a materialidad, el interior del Niro es bitono y nos encanta su propuesta de modernidad. Hay plásticos blandos al tacto en las zonas de toque, hay otro que es decorativo en negro brillante e incluso aluminio. Bien.
Qué bien anda
Con esto cerramos nuestro test: qué bien se maneja el Kia Niro, ni comparación con otros SUV de la marca.
Utiliza un chasis que podríamos definir como ligero, ya que pesa 1.400 kilos y eso que hay mucha masa del sistema híbrido. Aún así, a pesar de esto, se mueve con bastante agilidad.
No nos vamos a ir de rally con él, pero es capaz de llevarte con suficiente aplomo en exigencias algo mayores, copia bien, se siente bastante aplomado y, como tiene caja de doble embrague con modo secuencial en lugar de esos bodrios que son las CVT de casi todos los híbridos, es posible exigirla un poco ya que cambia a modo Sport.
Extrañamos las paletas detrás del volante eso sí, pero será para la otra.
Ahora, como lo dijimos antes, lo mejor es la insonorización y la suavidad de manejo. No se notan los cambios de marcha, apenas se siente el funcionamiento del motor de gasolina, y la suspensión amortigua con mucha calidad.
Así llegamos a la conclusión: ¿vale la pena invertir más en un Niro? Dependerá de muchos factores, pero vamos viendo.
Si le gusta el ahorro en el consumo, no hay mejor SUV que éste. Si le gusta el equipamiento, el de confort, seguridad y tecnología, no hay mejor SUV que éste. Si le gusta cuidar el medio ambiente, no hay mejor SUV que éste. Si necesita mucho espacio interior y de carga, podría buscarse algo mejor. Si no quiere gastar 20 millones de pesos en un SUV, hay varias opciones mejores.