La quinta generación del Impreza sigue recibiendo modificaciones y fuera de los mínimos detalles estéticos, en esta ocasión hablamos de la introducción de un propulsor híbrido, con el fin de completar el abanico de opciones de la marca. No es la primera vez que Subaru pone una etiqueta ecológica a alguno de sus ejemplares; actualmente Subaru XV y Forester ya cuentan con una opción de bajas emisiones para ofrecer a sus clientes.
Subaru deja atrás el motor 1.6 litros de 114 caballos para equipar al nuevo Impreza con el mismo tren motriz que sus hermanos híbridos, un motor 2.0 litros bóxer de cuatro cilindros, además de una unidad eléctrica de 12.3 kWh, que en conjunto son capaces de generar un total de 150 caballos de fuerza, enviando todo el poder a las cuatro ruedas (tracción Symmetrical AWD).
“Gracias a su mayor potencia y torque eléctrico inmediato, el nuevo conjunto propulsor ofrece como resultado una considerable mejora en la respuesta del Impreza, que aumenta más de un 40% respecto a la generación anterior”, según la marca.
Dentro de los ligeros cambios estéticos localizamos el emblema con denominación e-boxer, que hace alusión al tren motriz, nuevo diseño de parrilla, máscara delantera con toma de aire de mayores dimensiones, luces diurnas y neblineros, así como focos traseros oscurecidos y nuevas llantas. Estos cambios no son nuevos, sino que ya debutaron hace un tiempo en Japón, pero no se habian masificado internacionalmente.
Para salvaguardar la seguridad de los ocupantes este vehículo está montado sobre la plataforma global de la marca, que no solo ofrece un mejor comportamiento dinámico, sino también tiene una mejorada capacidad de absorción en caso de algún impacto. Además, tambén estará equipado con la tecnología EyeSight, que funge como un sistema pre-colisión que formará parte del conjunto de sistemas de seguridad preventiva de Subaru.