El GLC es el SUV más importante en la gama de Mercedes-Benz. Nacido como GLK en 2008 y reemplazado por el GLC en 2015, a la fecha ha comercializado más de 1,5 millones de unidades en todo el mundo.
Desde 2016 que la marca ofrece una variante con carrocería coupé, respuesta natural al éxito que ha tenido BMW con sus Sport Activity Coupe. Y tanto el GLC SUV como el GLC Coupé recibieron a principios de 2019 un restyling de mitad de vida, que producto de la pandemia aterrizaron en Chile recién a mediados de 2020.
En Chile se ofrece en tres versiones que son espejo entre SUV y Coupé: el gasolinero GLC 200 como versión de entrada, el diésel GLC 220d 4Matic al medio y el poderoso GLC 300d 4Matic como tope de gama.
Esta última es nuestra unidad de prueba, con un precio al mes de diciembre de US$68.900. El Mercedes-Benz GLC 2021 parte en US$42.900.
Mercedes-Benz GLC: los cambios exteriores
Siendo un modelo tan exitoso y tan bien logrado, coherente y armónico, Mercedes no aplicó grandes cambios al exterior, sino que sólo aplicó un restyling ligero para ponerlo en línea con los últimos modelos de la marca.
Se rediseñaron los focos principales, que ahora son LED High Performance, y se retocaron tanto la parrilla (más ovalada) como los parachoques, que se ofrecerán con un diseño off-road.
Como una forma de diferenciación, la versión SUV luce una parrilla con dos barras horizontales, mientras que el Coupé utiliza una más deportiva barra única.
Las llantas son de 18 o 19 pulgadas dependiendo de la versión, y en la zaga observamos unas luces rediseñadas con una nueva gráfica luminosa más moderna.
Nuestra unidad de pruebas 300d incluye el paquete AMG, que incluye una parrilla de diseño diferenciado y con efecto diamante, un parachoques con grandes tomas de aire y llantas de diseño estrellado de 19”.
En definitiva, un diseño más moderno y juvenil, excesivamente atractivo a la vista, algo que en Mercedes-Benz siguen trabajando de manera impecable.
Al ser un restyling, el GLC mantiene las dimensiones anteriores, que son grandes considerando el segmento y los competidores (BMW X3 y X4, Audi Q5 y Q5 Sportback, Volvo XC60, Land Rover Evoque, Jaguar E-Type, Alfa Romeo Stelvio, entre otros).
Mide 4.731 mm de largo, 1.899 mm de ancho, 1.600 mm de alto y 2.870 mm entre los ejes. Todas las versiones vendrán con un kit de levante que eleva el despeje al piso en 20 mm.
Mercedes-Benz GLC: más tecnología en el interior
Mercedes quiso asemejar el habitáculo del GLC al de su padre natural, el actualizado Clase C. Y más allá de una calidad de construcción y materiales exquisita, lo más importante es la inclusión del sistema de infoentretenimiento MBUX (Mercedes-Benz User Experience), que debutara en la Clase A mucho después del lanzamiento de esta generación del GLC.
Por el diseño del tablero, en este modelo no ofrece la doble pantalla para marcador y multimedia que unidas lucen en formato panorámica, y que nos encanta de la Clase A.
La del clúster está metida en el tablero entre los marcadores analógicos, mide 7" pulgadas y se visualiza por dentro del volante, mientras que la pantalla multifunción de 10,25" está puesta en voladizo. Ambas tienen una resolución superlativa y una gráfica muy atractiva.
Ambas se controlan desde el nuevo volante multifunción que también se hereda de los modelos más nuevos. Cuenta con dos “touchpads” para el pulgar, una por lado, que controlan la configuración del clúster (mano izquierda) y la pantalla central (mano derecha).
Es por lejos el volante que más nos gusta por la usabilidad y la tecnología aplicada. Si bien puede parecer algo intimidante al inicio, dese unos minutos para entender la lógica y descubrirá mundos fantásticos en su MBUX.
Pero si no tiene paciencia, simplemente diga “Hey Mercedes” y pídale algo a su auto: cambio de radio, búsqueda de una canción, subir o bajar la temperatura del climatizador, llamar a alguien, encontrar alguna dirección. Su Mercedes no lo defraudará.
También hay control gestual, un mando central en la consola, conectividad a Apple CarPlay y Android Auto… La única crítica al sistema es que Mercedes optó por llenar el interior de puertos USB-C, poco comunes en Chile, por lo que habrá que comprar un cable nuevo para emparejar nuestro teléfono.
En nuestra unidad el sistema de sonido es Burmester, de 590w de salida, y con 13 parlantes. De más está decir que el sonido es extraordinario.
Como ha sido siempre, el confort de marcha es superlativo gracias a los asientos, que recogen el cuerpo de forma brillante. Tienen forma abutacada, son blandos y acogedores, y tienen un muy agradable tapiz de microfibra con cuero. Tienen ajuste eléctrico salvo en el desplazamiento horizontal, que debe hacerse manual. Raro, ¿no?
Otro detalle estupendo de este auto es la ergonomía, con pocos botones pero todos en su sitio, salvo por dos elementos que definitivamente no me gustan: freno de mano eléctrico puesto abajo a la izquierda (¿recuerda la caja de fusibles?) y palanca de cambios en forma de varilla en el lugar de limpiaparabrisas. Ok, es un clásico en Mercedes, pero sigue siendo molesto.
Respecto de la habitabilidad, dijimos que es un SUV grande, especialmente en su anchura. Está lleno de espacios para dejar cosas. Las plazas posteriores son amplias para tres ocupantes, todos muy bien sentados y con espacio sobrante en rodilla. Quizás el del medio, como siempre, irá menos cómodo ya que el respaldo esconde un apoyabrazos y porque la consola central llega hasta muy atrás. Pero por ancho, cabe.
Ojo con la caída del techo en el GLC Coupé, ya que se puede golpear la cabeza al ingresar, y una persona muy alta podría quedar apretado. Yo soy bajo, por lo que me sentí como rey en un trono. Y el maletero es muy grande, 550 litros y una altura perfecta para descargar cosas, pero además ofrece portalón con apertura eléctrica.
Mercedes-Benz GLC: mecánicas nuevas
Lo mejor de esta actualización, en todo caso, llega bajo el capó, ya que el GLC renueva toda su gama mecánica.
Como dijimos, hay un gasolinero 2.0 Turbo con 197 Hp (GLC 200) que incluye bun asistente EQ Boost de 48v, y dos turbodiésel 2.0, el primero con 194 Hp y 400 Nm de par (220d) y el segundo con 245 caballos y 500 Nm (300d). Todos estarán asociados a una caja automática de nueve cambios, y en el caso de los dos petroleros, con tracción total automática.
Otra novedad mecánica es que desde ahora, todos los Mercedes GLC llevarán de serie un diferencial autoblocante electrónico en el eje trasero. Asimismo, el GLC ofrece cinco modos de manejo preconfigurados: Comfort, Eco, Sport, Sport+ e Individual.
Si algo destaca a este modelo es su tremendo aplomo tanto en recta como en curvas, transmitiendo mucha seguridad conductiva para cualquier tipo de conductor. Cuenta con una suspensión que la marca define como “tren de rodaje deportivo” y ofrece en esta versión amortiguadores con control electrónico.
Si bien se percibe el mayor peso y el centro de gravedad más alto, hay momentos de aceleración en que el GLC Coupé nos da la sensación de que es más coupé que GLC, con escaso rolido de carrocería y una transferencia de pesos bastante neutra.
Y en la ciudad, olvídese de las incomodidades en los baches o lomos de toro, ya que el GLC amortigua todo, sin golpes en compresión, sin rebotes en extensión, todo controlado mágicamente para que el habitáculo apenas se mueva.
Respecto del motor, es extraordinaria la forma en que empuja. No hace falta mucho para sentir el poderío que imprime apenas se toca el acelerador. Es ágil y además muy elástico, casi no tiene turbolag y ofrece empuje en un amplio rango de revoluciones.
Y si bien no es tan refinado como un motor gasolinero, la cabina está tan bien aislada que no se percibe ni el ruido del motor ni las vibraciones propias de un motor petrolero.
Conclusión
No quise en esta prueba detallar la larga lista de equipamientos de confort y seguridad, pero ya podrán imaginar que es interminable.
Tampoco hemos entrado en detalle sobre los niveles de consumo, porque si bien es un diésel, está enfocado en entregar poder al conductor. Aún así el consumo fue sobresaliente, con alrededor de 13 km/litro.
Y he de reconocer que nunca he sido fan de Mercedes-Benz, pero eso ha ido cambiando drásticamente con los últimos modelos.
Me encantó la nueva Clase C, refinada, deportiva, hermosa. Y este GLC es un SUV que difícilmente podría no gustarle a alguien. Tiene un diseño muy moderno, un tamaño imponente, un habitáculo que es puro lujo, todo el equipamiento del mundo y un motor diésel extraordinario.
Tampoco es caro para quienes buscan un modelo así: un BMW X4 2.0d cuesta lo mismo que este GLC 300d, y tiene menos potencia.
Reconozco que hay poco que no me gustó: los USB-C, la posición del freno de mano, la falta de algún equipamiento de seguridad más sofisticado (tráfico cruzado, cámara en 360°, asistente de cambio de carril)…
Si quiere un buen SUV premium, acá está la opción, sin duda.
Probamos el Mercedes Benz GLC Coupé 2021