Skoda es una marca originaria de República Checa actualmente propiedad del Grupo Volkswagen pero con muchísima historia, ya que su fundación data de 1895. En sus comienzos se dedicaron a las motos, pero ya para 1905 estaban fabricando automóviles. Durante el siglo XX esta marca se destacó por la fabricación de vehículos accesibles, aunque también se dio algunos “lujos” con la construcción de vehículos deportivos.
Uno de esos vehículos fue el 1100 OHC Coupe, que fue desarrollado como una evolución del 1100 OHC descapotable y construido alrededor de un monocasco tubular, con paneles de carrocería en aluminio. Durante 1960 y 1962 este vehículo compitió en carreras regionales, pero quedaron en desuso y en 1966 fueron vendidos a compradores particulares.
El tamaño que tiene lo hace adorable.
Encontrar ejemplares restaurables fue una tarea muy ardua para Škoda, ya que algunas unidades se incendiaron, otras simplemente se arruinaron y lo que pudieron hacer fue armar una nueva por partes. Muchas de las piezas recuperables estuvieron guardadas de forma segura durante décadas, como el motor original del primer 1100 OHC que se exhibió en una escuela técnica de República Checa y el diferencial de otra unidad que pasó muchos años exhibido en el Museo Técnico Nacional de Praga antes de ser donado al museo Škoda hace 25 años.
Para completar el rompecabezas, Škoda también compró un chasis original que había sido cortado en tres partes, un eje delantero y otras cosas pequeñas de un coleccionista privado en 2014. Fue a partir de estos restos que comenzó el proyecto de reconstrucción, usando una gran cantidad de documentación de la época y con la ayuda de personal de la fábrica de la división de creación de prototipos y museos, quienes renovaron el monocasco y construyeron partes como el radiador y el tanque de combustible desde cero.
La resurrección del Škoda 1100 OHC Coupé
Después de años de restauración, el 1100 OHC Coupé finalmente está listo para correr. Su motor de cuatro cilindros con sí, adivinaste, apenas 1.100 cc pero con doble carburador, está montado en la parte delantera central y desarrolla unos nada despreciables 92 Hp a 7.700 rpm, potencia que va hacia las ruedas traseras a través de una transmisión manual de cinco velocidades.
No parecen cifras propias de un deportivo, pero para un vehículo que ronda los 550 Kg es más que suficiente, por eso este coupé alcanza los 200 Km/h, que en la antigua Checoslovaquia, donde fue concebido, era una cifra astral.
A veces la mejor manera de celebrar un aniversario es recordando tu historia, y Škoda tiene mucho para recordar. Quizás para el año que viene puedan hacer algo con el Ferat Vampir RSR, un auto vampiro que tuvo su propia película.
Skoda 1100 OHC vuelve a la vida