La séptima generación del Volkswagen Jetta apareció en los mercados en 2018 y regresó a Chile en gloria y majestad, pero luego despareció producto de la pandemia y decisiones comerciales locales. La actualización de mitad de vida presentada en 2021 le permitió volver a nuestro país a inicios de este año en versiones normales y la deportiva GLI.
Vale recordar que aunque parezca un nombre lejano para los chilenos, Jetta es un clásico dentro de la gama de Volkswagen y está vigente desde 1979. Y es que la marca, por razones obvias, utilizó en generaciones anteriores las denominaciones Bora y Vento en Latinoamérica, hasta que decidió concentrarse en un mismo nombre para este auto a partir de 2018.
Y GLI significa Grand Luxury Injection, un símil para el sedán de lo que GTI o Grand Turismo Injection significa para el hatchback Golf. Vale decir que ambos modelos son hermanos directos en casi todo.
Volkswagen Jetta GLI: el producto
Este nuevo Jetta mantiene la base modular MQB del Grupo Volkswagen, la misma silueta de tres cuerpos bien marcados y ese lenguaje de diseño más técnico y anguloso. Las dimensiones no cambian: 4,68 metros de largo y 2,68 metros entre ejes.
Es un sedán un poco más grande de lo típico del segmento C, pero además, su mismo diseño hace que se vea más grande y aerodinámico, con un estilo agazapado que lo vuelve más deportivo a la vista.
Esta actualización del Jetta estrena nuevo frontal, nueva máscara, nuevas ruedas y más equipamiento. La versión GLI que probamos incluye una serie de elementos especiales, como varios acentos en rojos, como los embellecedores del parachoques, los cálipers de freno, una línea que recorre el frontal, entre otros.
También hay un diseño tipo panal de abejas en la parrilla, llantas aro 18 exclusivas GLI, un pequeño spoiler, un difusor nuevo y un rediseño de la doble salida de escape.
El maletero es enorme: 510 litros de capacidad, muy amplia boca de carga, y debajo se esconde una rueda de repuesto de uso temporal.
Puertas adentro hay una mejora evidente en materialidad y calidad percibida, así como una actualización tecnológica importante. No es un auto lujoso, pero es un Volkswagen, con una sensación de auto bien construido.
Hay elementos estéticos propios de GLI, como unos paneles en tablero y puertas de un plástico tipo piano black pero tinteados en rojo, así como las butacas deportivas con costuras rojas, pedalera de aluminio y decoraciones rojas en volante y palanca de cambios.
El diseño del tablero es horizontal, aunque la pantalla de 10 pulgadas del sistema de infoentretenimiento queda levemente orientada hacia el conductor. Hay conectividad inalámbrica a Apple CarPlay y Android Auto, es rápido de operar, y tiene una interfaz bastante intuitiva, pero se extrañan mandos directos y, sobre todo, una perilla de volumen.
La marca nos ofrece un climatizador con botones físicos, que facilita su uso. La consola es baja y plana, y hay algunos mandos típicos ahí. Hay un gran lugar para dejar el teléfono que funciona como cargador inalámbrico, y todos los puertos USB son de tipo C.
El volante es bonito, con buen tacto y cuenta con paletas detrás para los cambios. Desde ahí se controlan los marcadores digitales, que son de 8 pulgadas para la versión de entrada y de 10 pulgadas para las demás.
Los detalles negativos: el asiento delantero del acompañante debería tener ajustes eléctricos, pero no lo tiene. Tampoco cuenta con asistencias a la conducción, que por este precio debería ofrecer.
Hay seis airbags de serie, techo panorámico, sistema keyless, climatizador, sensores con cámara de retroceso y todo lo anteriormente descrito.
Las plazas traseras son cómodas y ofrecen mucho espacio para piernas, aunque no tanto para la cabeza. Diría que personas muy altas rozarán arriba. La reclinación del respaldo es excelente para viajes largos.
La plaza trasera central no es buena. La consola central es larga y el túnel central es alto, lo que no deja mucho espacio para los pies. Además, el cojín es alto y duro, lo que no se siente como para hacer demasiados kilómetros. Es excelente para cuatro personas, no para cinco.
Volkswagen Jetta: el manejo
Lo que más destaca del auto es sin duda su calidad de conducción, algo a lo que el Grupo Volkswagen nos tiene acostumbrado en todos sus autos.
Este modelo es fabricado en México y desde ahí mismo se exporta al mercado de Estados Unidos, donde este modelo, el Jetta GLI, es icónico y exitoso a lo largo de los años. Un mercado donde los sedanes con tintes deportivos son grito y plata.
Está construido sobre la plataforma MQB, modular, rígida y ligera, y se mueve con un viejo conocido bajo el capó: el motor EA888 de tercera generación, que llega con muchas mejoras que agregan modernidad y ayudan a rebajar emisiones.
Este motor se caracteriza por tener mucho torque, 350 Nm entre 1.500 y 4.000, rango de empuje muy grande. Y su potencia es de 230 Hp, que es más que suficiente en este auto.
La gestión de la caja DSG de 7 marchas me parece excelente, mantiene llenito el régimen de marcha en la mejor parte de la curva, y permite tener esa respuesta que uno espera siempre.
La aceleración es bastante instantánea, no brutal para dejarte pegada la espalda en los respaldos, sino que es elegante, de un auténtico GTI (o GLI). Al igual que en un Golf GTI, su aceleración es elegante y no se siente agresivo. Es divertido, pero no abruma por su comportamiento.
La caja es super rápida y entiende bien el motor, con una gestión súper natural para ofrecer lo que busca el conductor. También hay mucho torque, y con ello la capacidad de recuperación es enorme. Y además hay un bonito sonido de motor que nos recuerda el tipo de auto que es.
El chasis es excelente, como suele serlo en los Volkswagen. La marca trabajó la suspensión para hacerla más firme que en el Jetta normal, y ofrece mucho más aplomo en velocidad y tranquilidad en curva, pero mantiene su extraordinario confort para el día a día. Y diría que esa es la clave de este Jetta GLI: su usabilidad en el día a día pero con un permanente espíritu deportivo.
El chasis se siente rígido, muy aplomado, y cuenta con suspensión que copia todo y transmite tranquilidad, eliminando las molestias que generan en la cabina las rugosidades y asperezas del asfalto, e incluso aguanta golpes de baches marcados.
La dirección es rápida de reacción, responsiva a lo que pide el volante y entrega mucho tacto al conductor. Agrega a eso que el Jetta GLI cuenta con una especie de diferencial delantero bloqueable eléctrico que hace que la trazada sea más segura.
¿Algo malo en la conducción? Sí, hay algo de ruido de rodadura debido especialmente por el perfil de la rueda.
Lo más importante es que no gasta mucho. Manejándolo fuerte, nos dio 10 km/litro, lo que es impresionante.
Conclusiones
El Volkswagen Jetta GLI es definitivamente un auto muy divertido y óptimo para el día a día. Digamos que me encantan los sedanes, y mucho más los que se manejan rápido y bien.
La plataforma es excelente, el motor espectacular, hay potencia y par suficiente, y una caja inteligente que sabe sacar provecho. Es cómodo, nada duro, muy confortable, pero dinámico, aplomado y estable.
Un sedán que sabe sacar sonrisas al que maneja.
Test drive VW Jetta GLI