Desde hace años que se trabaja en la industria automotora en sistemas by wire, que prescinden de conexión física entre el los dispositivos y sus controles.
Los ejemplos más conocidos están en la dirección o en los circuitos de frenos. Si bien esto funciona en varios ámbitos, en los autos tiene sus limitaciones y problemas, pero BYD parece haber obrado el milagro.
Dos IA, superprocesadores, láser y más
La solución del fabricante chino no es simple y requiere mucha, pero mucha tecnología, incluyendo dos inteligencias artificiales, una embarcada en el vehículo y otra en la nube, y de un superprocesador para controlarlo todo.
Bautizado Xuanji (inmediato en chino), este sistema utiliza las redes 5G para comunicarse, pero también una batería de radares LIDAR y de cámaras en todo el perímetro que le permiten “escanear” virtualmente todo lo que rodee al vehículo.
Si bien ya hay modelos que no necesitan de la columna de dirección o del circuito hidráulico de frenos unido al pedal, todos conservan esos enlaces físicos “en caso de que algo falle”. Resulta que el sistema Xuanji tiene tantas redundancias, que la marca dice que puede prescindir de ellos.
Demostrado en un Yangwang U8 despojado de gran parte de los paneles de carrocería, el SUV dispone de volante y pedal de frenos, pero en lugar de discos y calipers, utiliza sus cuatro motores eléctricos, uno por rueda con capacidad para generar hasta 1G negativo, y con eso, actuar como método de frenado.
¿Algo más que pueda hacer? Si, la misma tecnología permite un sistema de reconocimiento de voz cuya respuesta no solo es inmediata (300 milisegundos), sino que puede reconocer cuatro voces distintas dentro del auto.
Solo me queda un deseo y es que alguien le enseñe rápido a estos autos las tres leyes de la robótica:
- Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.
- Segunda Ley: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
- Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.