Hubo una época en que había cinco grandes salones del automóvil a nivel global: Detroit, Ginebra, Tokio y la pareja compuesta por París y Frankfurt, que se turnaban año por medio para representar a la industria europea. Eran los tiempos en que la industria china prácticamente no existía, salvo quizás en Chile.
Con el correr de los años, el Dragón Asiático sacó sus garras y hoy nadie discute que los salones más grandes e importantes del mundo son los de Beijing y Shanghai, que se realizan intercaladamente. Incluso los fabricantes globales, especialmente los de gama alta, develan ahí algunos de sus modelos más importantes del año.
Y tampoco se discute que eventos paralelos como el Consumer Electronic Show (CES) de Las Vegas, la Semana del Automóvil de Monterey en California, o el Festival of Speed de Goodwood (Inglaterra) han dado casi un golpe casi mortal a los salones tradicionales, justo cuando algunos de ellos que estaban en una segunda línea comenzaban a ganarse su espacio en el calendario.
Uno de los más afectados fue el Salón de Los Angeles, sin duda. El principal autoshow del mayor consumidor de automóviles fuera de China (California) iba ganando prestigio a costa de la decadencia de Detroit, convenciendo a más marcas de que develaran ahí sus nuevos modelos para Estados Unidos y el mundo.
Pero vino la pandemia primero, sumado al mencionado descredito de los autoshow como herramienta de marketing, y Los Angeles perdió fuelle, al punto de que dos años atrás casi no tuvo presencia oficial de los fabricantes, aunque sí la exhibición de concesionarios locales, quienes asumieron el desafío de representar a las marcas ante su público.
Eso ha ido cambiando lentamente, y Los Angeles comienza a erigirse como un buen autoshow. Este año, el LA Autoshow 2024 contó con la presencia de los cuatro principales grupos estadounidenses: Ford, General Motors, Stellantis y Tesla. Y también estuvieron las seis grandes marcas asiáticas presentes en ese mercado (Honda, Hyundai, Kia, Nissan, Subaru y Toyota), así como algunas marcas premium de gran presencia local: Acura, Cadillac, GMC y Genesis.
La gran deuda sigue estando con los fabricantes europeos. No había ninguno salvo Volkswagen. Y Porsche, aunque en una exhibición de uno de sus concesionarios. Sorpresivamente tampoco estaba Lexus, siendo California su mayor mercado global. Pero sí se presentó Ineos, el fabricante británico que llevó varias versiones de su exuberante Grenadier.
Este año en Los Angeles hubo sólo un debut global, el Hyundai IONIQ 9, y algunos locales, como el Volkswagen Tiguan, y los Kia Sportage y EV6. Pero también se mostró por primera vez una plataforma para autos eléctricos y de los otros: la SLTA Frame de Stellantis. Puede impactar poco a los asistentes, pero para la industria es muy relevante.
También tuvieron su primera exhibición ante el público varios modelos que habían sido develados a través de la web: Honda Passport, Ford Expedition, Nissan Armada y Murano, Acura ADX, Hyundai Initium Concept, y Genesis GV70, sin contar con ediciones especiales nuevas como el Jeep Wrangler Willys '41 4xe, Ford Bronco Stroppe Special y el Hyundai IONIQ 5 XRT.
Otro elemento a favor de este salón es la existencia de la llamada Electric Avenue, un especio donde están disponibles una serie de autos eléctricos para manejar por las calles de la ciudad. No es un circuito cerrado, sino que se maneja por las calles del mismísimo centro. Todo un punto.
Queda trabajo por hacer para Los Angeles, sin duda, pero en tiempos en que la inmediatez manda y la web no perdona, conseguir que haya destapes en un evento presencial ya es un una victoria.